Nacionales

17 diciembre, 2019

Carolina Francia: “Hay que construir un espacio que no resigne el horizonte antisistémico”

En esta entrevista la concejala de Luján da cuenta del rol de la izquierda popular en el marco del Frente de Todes enfatizando la necesidad de no perder nunca de vista “la brújula” y “el termómetro” del movimiento social.

Santiago Mayor

@SantiMayor

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Continuando con las entrevistas a representantes de la izquierda popular en el marco del Frente de Todes, la concejala Carolina Francia, militante de Vamos (parte del Frente Patria Grande) repasa las tareas de este espacio político que supone una novedad en la política institucional nacional. Cómo debe ser el vínculo con los movimientos populares, la transversalidad del feminismo, los acuerdos y diferencias dentro del gobierno de Alberto Fernández y los peligros de la burocratización.

Con la legisladora porteña Ofelia Fernández y la ministra de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, como principales exponentes, estos sectores de izquierda tendrán la difícil tarea de congeniar su proyecto emancipatorio con un gobierno que estará atravesado por distintas tensiones internas y externas difíciles de sortear.

– ¿Qués es la izquierda popular y cuáles son sus principales desafíos ante esta primera experiencia de inserción institucional en cargos legislativos?

– Creo que es fundamental plantear que la izquierda popular se trata de un proyecto, una búsqueda, más que algo consolidado.

Hoy por hoy la gente asocia a la izquierda con los partidos trotskistas y lo popular con el peronismo. Desde nuestro espacio nos entendemos como una generación que es muy crítica de esa izquierda y a la vez tenemos una mirada del peronismo donde lo entendemos como parte de una de las tradiciones fundamentales de nuestro pueblo argentino. No renegamos de esto, pero consideramos que esas identidades políticas deben actualizarse y renovarse.

Cada época habla con un lenguaje propio y en la actual, lo popular es también lo diverso. Hay que animarse a crear en esa diversidad de una manera no ortodoxa.

Por eso mismo es que como fuerza hemos buscado generar esos primeros pasos para que exista un espacio político que aspire a una transformación profunda, estructural. Realmente creemos que si en nuestra sociedad sigue existiendo hambre, derechos que no se cumplen, miseria, es porque hay definiciones políticas que lo han provocado.

En ese sentido es necesario un espacio que no resigne el horizonte antisistémico y emancipatorio. Pero que al mismo tiempo entienda que para lograr esos objetivos hay que construir, con otros sectores e identidades, procesos populares masivos que van a tener una dinámica propia.

Nuestra experiencia como Frente Patria Grande refleja esa búsqueda desde esta mirada.

Para hacer esto hay que conectar y estar bien cerca de las agendas sociales y políticas. Fortalecer los procesos organizativos de los sectores sociales que han sido los más castigados por este sistema. A esta estrategia no la pensamos sin sujeto. 

Por eso creemos que el principal desafío es consolidarnos como izquierda popular. Para lograr eso tenemos que hacer las cosas bien tanto dentro de las instituciones como afuera.

Adentro hay que generar políticas públicas que den respuestas a esas demandas históricas de los sectores populares y a la vez hay que disputar la construcción de una política más plural. Trabajar para ser instrumento de las demandas de los movimientos sociales y populares que tienen proyectos políticos institucionales.

De alguna manera, los compañeros y compañeras que ocupamos espacios legislativos somos instrumento y síntesis de esos aprendizajes del movimiento social.

– A partir de este planteo y de la necesidad de consolidar la izquierda popular ¿qué lugar debería ocupar este espacio en el marco del gobierno de Alberto Fernández y el Frente de Todes?

– En primer lugar es necesario destacar que este frente es un espacio político plural donde lo que nos une, lo que hemos tenido y seguimos teniendo en común, es el rechazo a las políticas del macrismo en muchos aspectos, no sólo en lo económico.

Argentina es un país difícil para hacer ajustes y eso la verdad que nos alegra muchísimo. También es un país que tiene muy buenos reflejos antirrepresivos, altos niveles de solidaridad de clase y altos niveles de solidaridad entre las generaciones jóvenes y las adultas mayores.

Por eso la política de Macri, tan agresiva, logró conformar un bloque antimacrista tan amplio que ganó en primera vuelta. Y lo hizo sin el poder del Estado, sin gran parte de los otros poderes reales de nuestra sociedad como son la Justicia, los medios de comunicación y los capitales concentrados.

Pero al mismo tiempo, es una realidad que hacia adentro del Frente de Todes no hay mucho acuerdo en muchas cosas. Ahí no hay que dramatizar ni pensar que en cada debate se nos juega la vida. Desde nuestro espacio político vamos a dar nuestras opiniones y puntos de vista, con humildad y con firmeza.

Nuestro horizonte va para ese lado. Es decir que entendemos que es un momento para realizar transformaciones que mejoren las condiciones de vida en términos económicos, sociales, culturales, políticos y civiles de la mayoría de los habitantes de nuestro país. Necesitamos un Estado que tenga capacidad de planificación de la economía y que la política sea entendida, pensada y construida como la mejor forma para resolver conflictos y mejorar la sociedad.

Como Frente Patria Grande elaboramos un programa que va en ese sentido. Lo venimos planteando y trabajando.

Entendemos que para que se hagan realidad estas cuestiones, hay un sector muy reducido de nuestra sociedad que indefectiblemente va a perder privilegios. Y eso va a generar conflictos. Hay que tenerlo claro y es una base de la cual hay que partir.

En la historia las cosas no se dan de manera mágica ni inmediata. Por eso en este contexto la tarea es juntar fuerzas y volumen para estas ideas y dar los debates necesarios.

– La izquierda popular es un espacio relativamente nuevo, al menos en el plano institucional, que viene a intentar renovar los espacios políticos e incorporar una agenda de los movimientos sociales ¿Qué peligros se corren al intentar articular dos dinámicas -la social y la política- que suelen ir por caminos separados? ¿Cómo se puede evitar esa división y generar un vínculo productivo entre ambas?

– Considero que en primer lugar hay que partir del reconocimiento que, uno de los principales problemas, siempre latente, es el peligro de la burocratización y la cooptación por parte del sistema.

Sin embargo desde nuestra fuerza entendemos que la trayectoria en la militancia popular tiene un potencial muy grande para desarrollar prácticas renovadoras en la política institucional. Existe en nuestras trayectorias políticas y en los territorios la producción, la construcción de un conocimiento de experiencias válidas, plurales y concretas en donde la organización fue la respuesta.

Si nosotras y nosotros logramos que esas experiencias impregnen el diseño de las nuevas políticas públicas, entonces nuestra militancia va a haber enriquecido sin lugar a dudas ese trabajo institucional.

Para transformar la realidad hay que trabajar desde adentro y desde afuera del Estado. El movimiento marca una agenda político-social que opera, de alguna manera, como una brújula y un termómetro. 

Nuestra concepción nos marca que no hay estrategia de cambio posible sin la fuerza política que significa que en nuestra sociedad haya sectores masivos del pueblo que se movilicen, que estén activos y se sientan interpelados. Esta es nuestra estrategia pero con tareas de gestión del Estado, de construcción de movimientos y de debates de ideas y trabajo sobre el sentido común.

– Sin duda uno de los movimientos que mayor dinamismo y masividad a alcanzado los últimos años ha sido el feminismo ¿Cómo atraviesa la ola verde y los avances de las mujeres y disidencias esta nueva etapa política?

– Me parece central señalar que el feminismo y el feminismo popular y disidente, que es el que nosotras construimos todos los días, es transversal a todas nuestras luchas. No es posible pensar una agenda de mujeres y disidencias escindida del proyecto político porque entenderlo de manera integral implica entender que ese proyecto ha de ser feminista si quiere ser transformador de las estructuras de desigualdad de nuestra sociedad.

Esas transformaciones que nuestra sociedad necesita para construir el buen vivir necesariamente van abrazadas a las reivindicaciones de las mujeres y las disidencias. Por eso es fundamental que se concreten en políticas públicas y se materialicen en derechos.

En nuestra sociedad el feminismo puso en cuestión núcleos ideológicos neoliberales que están profundamente instalados. Esto se dio especialmente a partir de la explosión de la ola verde y la masificación sin precedentes del movimiento.

Uno de estos núcleos tiene que ver con el individualismo, que lo combatimos con el método feminista de la sororidad y la solidaridad. También entendiendo que hay una interseccionalidad de las opresiones donde la clase social, el género y la etnia se conjugan de una manera muy perversa reproduciendo la desigualdad y haciéndocela sufrir de manera doble o triple a mujeres y disidencias.

También es un hecho que hay una solidaridad entre jóvenes y adultas que vienen hace muchas décadas construyendo feminismo.

Con esta masificación que comentábamos lo que se llegó a hacer fue poner a debatir a toda nuestra sociedad sobre estas desigualdades. Hemos alcanzado niveles de conciencia antipatriarcal y antineoliberal que nos han generado muchísima alegría y expectativa. El feminismo ha permeado en la economía popular, en el sindicalismo, en la educación.

Lo podemos ver también en relación a la cantidad de niñes y adolescentes que están dando el ejemplo pudiendo pensar la realidad desde un comienzo de su formación como personas con una mirada profundamente transformadora. Tenemos muchísimo para aprender de elles.

En los Concejos Deliberantes de por sí es una renovación política el hecho de que tengamos presencia mujeres feministas. El Frente de Todes y esa diversidad de la que hablábamos ha tenido que ver con esto, con la fuerte presencia de compañeras que venimos militando y construyendo el feminismo en distintas trincheras.

Que ahora estemos ocupando estos lugares es fundamental porque aportan a la democratización en clave de género, a la renovación política y a que todas las reivindicaciones de mujeres y disidencias estén presentes en esos espacios.

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