Glifosato y arsénico: una combinación peligrosa presente en el agro argentino

Ocho investigadores e investigadoras de universidades nacionales y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) publicaron un un estudio titulado «Primera evaluación de nuevos efectos sinérgicos potenciales del glifosato y mezcla de arsénico». El mismo fue dado a conocer en la revista científica Eliyon, del Reino Unido, luego de seis meses de trabajo.

Si bien son varias las publicaciones que han dado cuenta del carácter contaminante y nocivo para los seres humanos del glifosato (herbicida utilizado en la mayor parte de la producción agrícola argentina), este trabajo profundiza en cómo esos efectos se profundizan al entrar en contacto con el arsénico.

«No tengo dudas de las consecuencias del glifosato. Es tóxico y causa efectos muy nocivos. Hay más de 1000 trabajos científicos que lo confirman», afirmó Rafael Lajmanovich, científico a cargo de la investigación, a Página/12. «Los resultados presentados aquí deberían ser motivo de preocupación para los sistemas (responsables) de la salud humana y de la vida silvestre», añadió.

El investigador del CONICET trabaja sobre estos temas desde 1998 y actualmente es profesor en la Universidad Nacional del Litoral. Este estudio lo realizó en conjunto con Paola Peltzer, Andrés Attademo, Candela Martinuzzi, María Fernanda Simioniello, Carlina Colussi, Ana Paula Cuzziol Boccioni y Mirna Sigrist.

El equipo confirmó que la mezcla de glifosato y arsénico puede producir disrupción hormonal (aumento en la concentración de hormonas tiroideas), mayor proliferación celular (aumentan su tasa normal de división celular) y genotoxicidad (daño en el material genético). 

Lajmanovich detalló que «estos tres marcadores son fuertes indicadores de mayor riesgo ecotóxicológico de procesos de daño en el ADN y/o de los mecanismos de regulación del mismo (llamado daño epigenético), que resultan en una proliferación celular incontrolada».

Para llevar a cabo el estudio las y los investigadores desarrollaron dos etapas. La primera se trabajó sobre ambos elementos para descubrir que tenían una “sinergia”. Es decir que “si la toxicidad del glifosato es 100 y la del arsénico es 100. Juntos tienen una toxicidad de 300 o más”, apuntó el científico. 

En la segunda etapa midieron su efecto sobre anfibios en dosis sub-letales (cantidades que se pueden encontrar en escenarios naturales). El resultado fue el daño genético y alteración hormonal.

Los anfibios sirven para este tipo de investigaciones por su parecido genético con los seres humanos. En 2010 se secuenció por primera vez el genoma completo de un anfibio y se comprobó que comparten con las personas hasta el 80% de los genes asociados con enfermedades genéticas.

Una combinación habitual

El encuentro entre el arsénico y el glifosato es muy común en las zonas rurales argentinas.

El agrotóxico es comercializado en el país por Bayer-Monsanto, Syngenta, Red Surcos, Atanor, Asociación de Cooperativas Argentinas, Nufram, Agrofina, Nidera, DuPont, YPF y Dow. Se utiliza como herbicida para poder cultivar grandes extensiones de tierra.

Por su parte el arsénico es un elemento químico incoloro e inoloro, presente en el agua y los suelos de gran parte del territorio nacional.

Según el portal Periferia las estimaciones sostienen que alrededor de cuatro millones de personas viven en regiones del país con aguas contaminadas con arsénico. La llanura chaco-pampeana es la zona con más incidencia.

Por sí solo el arsénico también puede ser perjudicial si es consumido de manera regular. Provoca desde lesiones en la piel, pasando por problemas de desarrollo, enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurológicas, diabetes e, incluso, cáncer.