13 noviembre, 2019
Ernesto Samper: “El papel que puede cumplir el eje Argentina-México es fundamental”
El ex presidente de Colombia y ex secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se refirió al golpe de Estado en Bolivia y la importancia de que haya un equilibrio entre los gobiernos de la región para defender la democracia.

Entrevistado por el programa “Maldita Suerte” de FM La Patriada, el ex presidente colombiano Ernesto Samper aseguró que “en Bolivia están todas las características de un golpe de Estado militar”. Asimismo, sostuvo que ante el derrocamiento de Evo Morales y la elección de Alberto Fernández en nuestro país, “Argentina queda con la antorcha del progresismo”.
– ¿Cuál es su postura en relación a lo que ocurrió y está ocurriendo en Bolivia?
– Es una situación muy preocupante porque tiene todos los elementos de lo que podríamos llamar un golpe militar clásico en la región de hace 40 años. El desconocimiento de las autoridades legítimas por parte de las fuerzas policiales, la actitud de neutralidad activa de las Fuerzas Armadas, la existencia de movimientos de desestabilización social. En fin, una serie de elementos que concurren a pensar que aquí se está reeditando un golpe militar de los que existían en los años 60.
Sin embargo un matiz bastante evidente es que en este caso, cómo pudo suceder en el caso del autoproclamado presidente Juan Guaidó o como sucedió con Dilma Rousseff, aquí se está apuntando a tener presidentes provisionales para evitar que haya un militar en el poder. Con lo cual se busca crear una falsa idea de legitimidad que no existe.
– A pesar de que hay elementos para considerar esto un golpe de Estado, hay gobiernos en la región que lo siguen negando ¿Qué lectura hace de eso?
– Los gobiernos que siguen negando la existencia de un golpe de Estado son los que estaban o están interesados en que se reconozca esta legitimidad precaria a unos supuestos sucesores.
Pero en Bolivia están todas las características de un golpe de Estado militar. Las Fuerzas Armadas dejaron de obedecer al presidente y hubo unos movimientos inducidos desde abajo para generar desestabilización social, abriendo paso a una fórmula constitucional que a todas luces es ilegítima. No puede surgir ninguna autoridad de una defenestración de un presidente elegido democráticamente.
– Luis Fernando Camacho planteó que esto era “el regreso de la Biblia” a la Casa de Gobierno. Una radicalización religiosa que también se ve en Brasil ¿por qué ese fundamentalismo está emergiendo con tanta fuerza?
– Es verdad, es algo que un libro reciente llama “la revancha de Dios”. Muestra el conservadurismo de la Iglesia católica, que en muchos casos ha estado a favor de las salidas no democráticas y la consecuencia ha sido la irrupción de una gran cantidad de iglesias no católicas con una amplia financiación del exterior que son las que en este momento están complicando la situación en toda la región.
El caso Bolsonaro es muy fuerte la expresión de estas iglesias, su militancia activa y su compromiso contra todo lo que se puede llamar el poder establecido.
– Qué falta hace la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) teniendo en cuenta la actuación de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el aplauso del a Casa Blanca al golpe de Estado ¿Cómo analiza los vínculos actuales entre los países latinoamericanos?
– Por un lado está la actitud errática de la OEA, que terminó confirmando que había un libreto detrás de todo esto. Primero dijo que si bien Evo Morales había ganado por más de diez puntos recomendaba hacer una segunda vuelta, ese fue su aporte. Y después este martes Luis Almagro su declaración ya fue realmente cínica. Dijo que no estaba consagrado el derecho a la reelección, cuando eso fue lo que decidió el pueblo boliviano.
– Considerando el escenario regional ¿qué rol tiene que cumplir Argentina con Alberto Fernández y qué desafíos tiene el progresismo en América Latina?
– Más qué desafíos tiene una gran responsabilidad Argentina porque queda con la antorcha del progresismo.
Desaparecido el fuerte referente que era Bolivia como un país que durante 14 años, con una política social agresiva y una política económica moderna, consiguió sacar el país adelante, lo que queda es que Argentina asuma el liderazgo progresista. La declaración lamentable del actual canciller argentino tratando de demostrar lo indemostrable hace que sea importante que Alberto Fernández ocupe rápidamente la presidencia para que haya un equilibrio en las concepciones de la región.
Hay que destacar el papel que cumplió México, que volvió a sus orígenes de país demócrata que fue refugio de todos los perseguidos. Y por supuesto estoy seguro que si Alberto Fernández estuviera en el gobierno hubiera abierto todas las puertas a las personas que están necesitando refugio.
– ¿La alianza entre Argentina – México puede ser un eje estratégico y un cambio en la correlación de fuerzas en la región?
– Yo creo que sí. Creo que esto se refuerza más con la visita de Alberto a México que fue muy fructífera. Ante la ausencia de Brasil que está polarizado, sin rumbo y sin protagonismo en la región me parece que el papel que puede cumplir el eje Argentina-México es fundamental.
No solamente en el tema progresista, sino también -según los acontecimientos de Bolivia- para el sostenimiento de la democracia en la región.
– A falta de organismos regionales serios ¿qué puede hacer la comunidad internacional respecto a Bolivia?
– Pedir que haya una restitución de la legitimidad democrática a partir del sitio donde la dejó el presidente Evo Morales que, de muy buena fe, planteó que haya nuevas elecciones. Incluso su propia renuncia para desarmar el clima de desestabilización que se estaba presentando.
La comunidad internacional no puede caer en la trampa de legitimar un gobierno que nació en la ilegitimidad. Y debe propiciar unas elecciones donde, por supuesto, el partido del presidente Morales pueda participar.
– ¿Cuál fue el rol de EE.UU.? ¿Cambió en los últimos años?
– Es un rol realmente lamentable. Estamos conociendo el EE.UU. de los años 60. Propiciando golpes.
Habían logrado liberarse de la sombra de que eran un gobierno golpista, las declaraciones de Donald Trump son inaceptables. Dijo que esto es un buen ejemplo para Venezuela, para Nicaragua, para Cuba. ¿Qué está queriendo decir? Es una amenaza de que van a hacer lo mismo en esos países. Están buscando salidas golpistas para la región.
Por eso el papel del presidente Trump ha sido lamentable en todos estos episodios. Es realmente muy preocupante.
– Hay planteos de que la democracia está en crisis ¿es así o es una puja entre conservadurismo y progresismo?
– Aquí hay una tendencia a una expresión bastante activa y contestataria de los sectores sociales que corresponden a una clase media que siente amenazada su seguridad. No solamente física, sino también en materia de salud, educación, pensiones.
De tal manera que hay una especie de estallido social con distintas manifestaciones. Unas positivas como la elección de Alberto Fernández en Argentina, otras negativas como lo que está pasando en Chile, otras democráticas como en Colombia donde la gente no votó en las elecciones regionales por ningún candidato de los partidos tradicionales.
Se están encontrando distintas formas de expresión. Pero hay un común denominador: existe una insatisfacción social.
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