Deportes

12 noviembre, 2019

Ferro no olvida y recupera socios detenidos desaparecidos

Ante más de 300 personas, el club de Caballito homenajeó en la vía pública a 16 socios y socias detenidas desaparecidas durante la última dictadura.

Crédito: Julián Fernández

Julián Fernández

@julianlautaro

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El viernes 8 de noviembre por la tarde/noche se vivieron momentos emotivos en el barrio porteño de Caballito, con más de 300 personas sobre el ancho de media avenida Avellaneda. El centenario club Ferro Carril Oeste restituyó oficialmente como tales a 16 socios y socias detenidas desaparecidas durante la última dictadura, incorporándolos en su padrón y entregando carnets a familiares y amigos.

Desde el viernes pasado, Ferro es el segundo club argentino en realizar tal reconocimiento público y después de un significativo trabajo de reconstrucción de historias familiares y barriales. Previamente, en 1990, le había reconocido el estatus de socio vitalicio al detenido desaparecido Eduardo Leguizamón. Así, continúa el camino inaugurado por Banfield semanas atrás y que será emulado a lo largo y ancho del país. Los apoyos y adhesiones recibidas de parte de asociados y agrupaciones de diversos clubes marcan un claro indicio.

La institución de Caballito definió al acto como una “reparación de memoria histórica» en el club. «Dieciseis socios y socias que tenían sueños, proyectos, historia, amores y una esperanza de país justo forman tristemente parte de los 30.000 que nos faltan a todos; son parte de la familia del club Ferro Carril Oeste y nos los arrancaron”, destacaron. Lo novedoso es que ésta recuperación histórica se realizó en dos niveles, el institucional y, por primera vez, desde el espacio público del barrio.

Ferro marca un hito al ser el club pionero en colocar baldosas recordando a sus socios detenidos desaparecidos. En la vereda del acceso principal al campo de deportes, la puerta 6, ubicada en la avenida Avellaneda 1240, están grabados en cemento los nombres de Nora Grittini (desaparecida a los 24 años), Sergio Tula (21), María Cristina Mazzuchelli (25), Ester Bizzanelli (21), Eduardo Testa (20), Jorge Perón Vizcay (25), Roberto Cristina (37), Luis Giménez D’Imperio (22), los hermanos Eduardo (28) y María Luz Vega (19), Sergio Kacs (24), Rubén Kriscautzky (39), Eduardo Leguizamón (27), Luis Arcuschin (24), Alicia Pistani (25) y Eleonora Cristina (34).

Crédito: Oscar de la Vega

La desapareción de 30.000 voluntades que soñaban una patria liberada, la aplicación sistemática del terrorismo de Estado, fueron parte de la implantación del neoliberalismo en nuestro país. Sólo a sangre y fuego impusieron la reprimarización de la matriz productiva, concentraron la economía y rompieron solidaridades del pueblo trabajador. Éstas solidaridades también se van recuperando con reconocimientos como éste, para el cual trabajaron comprometidamente la Subcomisión de Derechos Humanos del club y la agrupación Caballito por la Memoria.

La Subcomisión fue creada en 2015, buscando difundir temáticas sobre memoria, verdad y justicia, violencia de género y discapacidades. La apertura de éstos espacios en los clubes es un fenómeno creciente en los últimos años, incluso generando instancias de articulación en la Coordinadora de Derechos Humanos del fútbol argentino. Este clima generó el primer apoyo oficial en la historia de la AFA promoviendo éstos homenajes.

Caballito por la Memoria nació en 2017. Los motivó la ausencia de grupos de baldoseros en el barrio, por entonces presentes en Palermo, Almagro, La Paternal y Floresta. Comenzaron realizando un relevamiento de las baldosas existentes, para continuar colocando las que faltaban, como en la Escuela Técnica N° 9 Ing. Huergo, entre otras.

«Ferro no olvida» fue la frase que abrió el emotivo acto. Participaron Delia Giovanola, de Abuelas de Plaza de Mayo; Mirta Baravalle, cofundadora de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo; Tatiana Sfiligoy Ruarte Britos, primera nieta recuperada e integrante de Caballito por la Memoria; el ex secretario de Deportes Claudio Morresi; familiares de los detenidos desaparecidos y autoridades del club. Asimismo, se leyeron decenas de adhesiones de agrupaciones de derechos humanos, políticas y de otros clubes.

Crédito: Oscar de la Vega

Los oradores no sólo recordaron con amor a sus familiares, también destacaron sus ideales por transformar el mundo y expresaron adhesiones a procesos que están marcando nuevos vientos en nuestra América Latina. Fueron muy aplaudidas las menciones a “Lula livre” -con pancarta incluida- y al despertar del pueblo chileno. Apareció también Víctor Jara y Daniel Viglietti se hizo prosa solidaria, recordando “que una gota con ser poco, con otra se hace aguacero”.

Relacionando el homenaje con el presente de los clubes argentinos, Oscar Leguizamón destacó la importancia de haber podido mantener a nuestras instituciones deportivas como “asociaciones civiles sin fines de lucro”, resistiendo la intentona privatizadora -propulsada por el macrismo- bajo la forma de sociedades anónimas. Resaltó que “con clubes manejados por Mercedes Benz, Volkswagen, Ford, hubiera sido imposible realizar esta recuperación histórica”.

En su barrio, con sus rostros estampados en blanco y negro en un mural al lado de la puerta 6, entre aplausos, lágrimas y abrazos, se volvió a sentir que los 16 verdolagas siguen presentes, movilizando vida, en los nietos recuperados, en ideales y utopías transformadoras. Y seguirán presentes atrayendo miradas, disparando preguntas, generando conciencia, desde las veredas del estadio de Ferro Carril Oeste, el club donde eligieron vivir parte de sus vidas.

Ahí debía terminar la nota, pero los ecos del homenaje siguen reverberando. Desde las redes sociales aportaron que “Respiración artificial” de Ricardo Piglia es un homenaje a Rubén Kriscautzky, compañero de militancia con quien viajó a China en 1973. La versión original de la novela fue dedicada “a Elías y a Rubén, que me enseñaron a conocer la historia”.

Asimismo, la Subcomisión de Derechos Humanos de Ferro cuenta que la cifra de 16 socios desaparecidos se elevó a 22. Movilizadas por éstas prácticas de memoria colectiva, más familias y amistades se van sumando a recuperar públicamente a sus seres queridos desde los que fueron sus espacios de pertenencia en el barrio, desde el club de sus amores.

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