El Mundo

11 noviembre, 2019

Las Fuerzas Armadas de Bolivia sacan los tanques a las calles

Un día después del golpe de Estado contra Evo Morales, la policía declaró que estaba desbordada por las manifestaciones a favor de la democracia. Frente a eso, los militares anunciaron que salen de los cuarteles para «resguardar los servicios públicos esenciales».

A medida que pasan las horas, el golpe de Estado en Bolivia adopta un rostro cada vez más oscuro. Este lunes por la noche el alto mando de las Fuerzas Armadas informó que dio inicio al plan «Sebastián Pagador» que implica salir de sus cuarteles y desplegar unidades militares «en todo el territorio nacional».

Formalmente, el objetivo es «resguardar los servicios públicos esenciales para garantizar su funcionamiento, la paz y estabilidad». De acuerdo a los militares, la decisión se fundamenta en «la escalada de violencia y hechos vandálicos que se viene suscitando en la población y con la finalidad de mantener y proteger las áreas y centros vitales del país».

Sin embargo, en su mensaje a la prensa el jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, fue más ambiguo. Por un lado destacó que recibieron el mensaje de la policía que le pidió al ejército que intervenga ya que estaba «rebasada» por las protestas en contra del golpe de Estado.

Además declaró que los militares van a «emplear en forma proporcional la fuerza contra los actos de grupos vandálicos que causan terror en la población» aunque remarcó que «nunca abrirán fuego».

Esta respuesta represiva llega luego de las importantes manifestaciones que se realizaron el lunes a favor de Evo Morales. En la ciudad de El Alto miles de personas salieron a las calles a defender la democracia y se mostraron dispuestas a pelear por defender a su presidente y su Constitución.

La policía disparó con balas de plomo asesinando al menos a tres personas. Sin embargo esto no aplacó las protestas, todo lo contrario.

La situación es cada vez más tensa y parece estar lejos de una pronta solución. Es que hace apenas tres semanas el 47% de la población votó a favor de un proyecto político que fue violentamente interrumpido, sus líderes perseguidos y proscritos.

Las próximas horas y días serán claves. El golpe del 10 de noviembre no fue el final, si no el principio de una crisis que puede tener alcances impensados.

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