7 noviembre, 2019
El bloqueo a Cuba: historia de una política criminal
La Asamblea General de la ONU votó nuevamente, como viene haciendo desde 1992, una resolución contra la política extorsiva de Washington hacia la isla.


Santiago Mayor
Este 7 de noviembre la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó por 187 votos a favor la resolución cubana que rechaza el bloqueo económico con el que EE.UU. somete a la isla hace casi seis décadas. Como viene sucediendo, el respaldo a Cuba fue contundente. En contra votaron EE.UU., Israel y Brasil mientras que Colombia y Ucrania se abstuvieron.
Cabe recordar que en la primera votación de 1992 un total de 59 países apoyaron a La Habana, 71 se abstuvieron y 3 votaron en contra. Desde entonces, la isla fue ganando cada vez más adhesiones mientras que la defensa del bloqueo nunca cosechó más de cuatro votos.

Los comienzos del bloqueo
El 7 de febrero de 1962 se puso en vigencia el bloqueo estadounidense a Cuba. Desde entonces, según datos oficiales de La Habana, ha producido pérdidas para el pueblo cubano por 922.630 millones de dólares.
Con la llegada al gobierno de los revolucionarios cubanos en 1959 las relaciones entre EE.UU. y la isla se comenzaron a tensionar. La reforma agraria y otras medidas realizadas en los primeros meses provocaron la reacción de Washington que comenzó a llevar a cabo agresiones militares, pero también sanciones económicas.
La primera gran ofensiva fue dejar de comprar azúcar cubano, cuando la isla exportaba más del 70% de su producción al país norteamericano. La respuesta cubana fue negociar vender ese producto a la Unión Soviética.
Tras varios intentos fracasados para doblegar el gobierno encabezado por Fidel Castro, comenzó el bloqueo.
Un memorando del Departamento de Estado norteamericano de 1960 afirmaba: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro, no existe una oposición política efectiva. El único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del desencanto y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas”.
El mismo documento agregaba que para eso “debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
¿Qué efectos concretos tiene el bloqueo?
Con el correr de los años el bloqueo se ha ido modificando y endureciendo. En primer lugar prohíbe a Cuba exportar cualquier producto a EE.UU. De la misma forma prohíbe que Cuba haga transacciones en dólares. Si esto sucede, Washington decomisa el dinero o multa a las instituciones que avalen esa transacción. Por estar obligado a cambiar los dólares a otra moneda como el Euro, Cuba pierde todos los años entre 50 y 60 millones.
Otra imposición del bloqueo, endurecida en los años 90 con las leyes Torricelli y Helms-Burton, es que ninguna empresa puede venderle a Cuba un producto si el mismo tiene más de un 10% de componentes estadounidenses. Sólo para poner un ejemplo, esto se puede ver en la industria aeronáutica. Cuba no puede comprar el Boeing porque está hecho en EE.UU. pero tampoco puede comprar el Airbus europeo porque tiene un alto porcentaje de tecnología estadounidense.
A la inversa sucede lo mismo. Ninguna empresa puede vender a EE.UU. nada elaborado con productos cubanos. Si una empresa automotriz alemana o japonesa quiere vender un auto en EE.UU. tiene que demostrar que no utilizó níquel cubano (el segundo producto de exportación de la isla) en su elaboración.

Si alguna empresa decidiera venderle de todas formas sus productos a Cuba evadiendo el bloqueo debe atenerse a sanciones de distinta índole como la imposibilidad de comerciar con EE.UU., que sus barcos no puedan arribar a puertos norteamericanos y/o que sus ejecutivos tengan prohibido el ingreso al país norteamericano.
Como si esto no fuera suficiente, con el argumento del bloqueo EE.UU. presiona al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo para que no aprueben créditos a Cuba.
La ilegalidad nacional e internacional del bloqueo
Las leyes aprobadas en los años ’90 con el objetivo de ahogar definitivamente a Cuba ante la pérdida de sus socios comerciales más importantes que se encontraban en el desaparecido campo soviético significaron también la violación de la legislación nacional e internacional.
Fue a partir de entonces que el bloqueo se comenzó a aplicar de manera extraterritorial, es decir por fuera de los EE.UU. Las leyes Torriceli (1992) y Helms-Burton (1996) establecieron que se aplicará la legislación estadounidense en países extranjeros. Esto fue inmediatamente cuestionado por la Unión Europea y la propia Organización Mundial de Comercio ya que atenta, justamente, contra el libre mercado.
El bloqueo también viola la Constitución de EE.UU. porque prohíbe a sus habitantes viajar a Cuba y por lo tanto trasladarse libremente por el mundo. Cualquier estadounidense que viaja a Cuba puede recibir una multa de 250 mil dólares y hasta 10 años de cárcel. Esto ha provocado que familias permanezcan divididas durante años. Muy similar a lo ocurrido en Berlín durante la época del muro.
La resistencia cubana
Si bien el bloqueo ha significado pérdidas económicas y materiales para Cuba a lo largo de prácticamente todo el proceso revolucionario, el momento más álgido se dio durante la década del noventa.
La Unión Soviética y el bloque socialista habían permitido que Cuba se sostenga y mantenga un comercio internacional estable que le permitiera exportar sus productos e importar lo que necesitara.
Sin embargo, con la caída del “socialismo real” en Europa del Este, Cuba perdió, de un día para el otro, el 85% de su comercio exterior y entre 1989 y 1993 el PBI cayó 35% (solo para comparar, en Argentina durante la crisis de 2001 cayó 22%).
Las importaciones cubanas que eran de 8.500 millones de dólares en 1989, en poco tiempo cayeron a 1.500 millones. La ingesta calórica promedio bajó de tres mil a 1900 por día (según la Organización Mundial de la Salud no puede ser menos de 2400). De 800 medicamentos que en Cuba se utilizaban se dejaron de conseguir 500.
Aun en este escenario trágico no se privatizó ningún servicio y no se cerró una sola escuela. El recrudecimiento de las leyes del bloqueo, ante una situación económica desesperante, no pudo doblegar al pueblo cubano.
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