31 octubre, 2019
¿Qué pasa con la salud después de Mauricio Macri?
Cuatro años de macrismo han puesto en peligro nuestra vidas de distintas maneras. La degradación del Ministerio de Salud a Secretaría fue la más clara muestra de la destrucción del rol del Estado como garante de nuestros derechos en esta materia.

El domingo Cambiemos fue derrotado y a partir del 10 de diciembre Mauricio Macri ya no estará más al frente de la presidencia de la Nación, ni María Eugenia Vidal seguirá gobernando la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, la tarea del día después es pensar cómo hacemos para reconstruir un país destruido por cuatro años de políticas neoliberales.
Uno de los sectores más afectados fue el de la salud. El hecho más concreto fue terminar con su Ministerio y disminuirlo a solo una Secretaría. Esta medida hizo retroceder casi cincuenta años de políticas sanitarias, y muy lejos quedaron las nociones de Ramón Carrillo de buscar un amplio servicio nacional de salud que asegure a todos los ciudadanos todo tratamiento médico que necesiten, en la forma que lo necesiten, a domicilio o institucional.
Por otro lado, desde que Macri asumió, trabajó fuertemente en la creación de la Cobertura Universal de Salud (CUS), un sistema de atención médica integrado para personas que no cuentan con servicio médico de obra social o prepaga. Es decir, para los millones de personas que se atienden en el sistema público.
Sin explicitar los detalles de su alcance, funcionamiento o implementación, la CUS fue sancionada a través de un decreto en pleno enero y su aplicación gradual en distintas provincias se dio de manera silenciosa. Lo que sí se podía leer es que nuestro sistema de salud público, casi único en la región, iba a sufrir un importante vaciamiento, y que la población que hace uso de este se iba a ver seriamente afectada.
Lejos del éxito y las mejoras en las condiciones, durante la gestión de Cambiemos un alto porcentaje de la población en tratamiento con HIV quedó sin certezas sobre el acceso oportuno a su medicación. A esto se sumó el gravísimo déficit en el suministro de vacunas obligatorias del calendario nacional, estrategia clave en la prevención de enfermedades evitables.
Sin duda, el punto clave -que atravesó muchas esferas- fue el debate por el aborto legal, sobre el cual el gobierno intentó instalar la falsa idea de que fue esta gestión quien logró ponerlo en agenda, negando los años de lucha del movimiento de mujeres y disidencias por la sanción de este derecho. No quedan dudas que fue la marea verde y su fuerza en las calles la que posibilitó que el debate llegue al Congreso, y pese a no haber sido aprobada la ley, se construyó un movimiento masivo que no se va a detener hasta conseguir su aprobación en todo el territorio nacional.
Mientras todo esto ocurría, el gobierno llevó adelante el despido de miles de trabajadores de la salud y el cierre de salas, servicios y guardias, que se sumaron al vaciamiento y desfinanciamiento de todo el subsector público.
En resumen, durante estos cuatro años se generó un abandono profundo y dirigido sobre la salud de los sectores más vulnerables, hecho que representa un aumento del riesgo de vida para toda la población en general. De esta manera, es que Cambiemos puso en peligro nuestras vidas y la de las generaciones futuras.
¿Qué desafíos tenemos por delante?
Ahora debemos avanzar con mayor determinación hacia una real transformación. Hay consignas que llevan más de cuatro años en agenda y otras que claramente fueron ignoradas hace tiempo. Por eso es que debemos transformar la lucha de estos años, la unidad concretada y la esperanza depositada en estas elecciones en una acción colectiva que pueda generar un cambio estructural de nuestro sistema de salud.
Sin duda la prioridad es recuperar el Ministerio, retomar eso significa un punto clave para determinar cómo priorizamos la salud en nuestras políticas estatales y desde donde partimos para reconstruir nuestro sistema público. Es clave el rol del Estado en llevar adelante estas acciones.
Por eso lo que le tocará a un nuevo gobierno será en primer lugar dar marcha atrás con muchas de las políticas implementadas por el macrismo: derogar el decreto de la CUS, restituir los puestos de trabajo, reforzar las condiciones de hospitales y unidades sanitarias, implementar la ley de Salud Mental en su totalidad y retomar la importancia de la producción pública de medicamentos, son solo algunas de las cuestiones que se presentan como fundamentales.
Es evidente que para garantizar el acceso a la salud de toda la población es necesario que se fortalezca la atención primaria, la participación popular y el trabajo interdisciplinario.
Queda además pendiente la aprobación del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), una lucha que debemos seguir dando por las millones de personas que mueren en abortos clandestinos y por la falta de respuesta del Estado.
Otro aspecto que les jóvenes nos impulsan a poner en agenda son las problemáticas ambientales. Es primordial frenar la fumigación de nuestros pueblos, la extracción salvaje de los recursos y la destrucción y contaminación de nuestros suelos.
El escenario que nos deja Cambiemos es complejo, son muchas las necesidades y los desafíos, pero nos guía una acción colectiva, algo que no puede depender solamente de quienes ocupen la gestión de gobierno. Ser parte de este triunfo también nos hace responsables y debemos ser consecuentes con nuestros planteos y llevarlos a cabo día a día. Poniendo todas esas necesidades sobre la mesa y marcando presencia en la agenda de prioridades, acompañando y traccionando a la vez. Sabiendo actuar y hacernos oir por una verdadera salud pública, universal e igualitaria al alcance y al servicio de nuestro pueblo.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.