Géneros

31 octubre, 2019

“El Orgullo es justamente porque venimos transitando años de lucha”

Este sábado se celebrará en la Ciudad de Buenos Aires la 28° Marcha del Orgullo LGBTTI+. Este año, llega una semana después de las elecciones, con un futuro cambio de gestión nacional y la continuidad del gobierno en CABA. Ante este escenario charlamos con Alba Rueda, referente del espacio Mujeres Trans Argentina y miembro de la Columna Orgullo y Lucha.

Las Marchas del Orgullo en Argentina iniciaron en el año 1992, motorizadas por Carlos Jáuregui e Ilse Fuskova, entre otres, y se han desarrollado ininterrumpidamente a lo largo de los años, situándose en la calle y convocando a todo el movimiento de la diversidad, de las disidencias sexuales, a los movimientos LGBTIQ+. 

Las primeras manifestaciones de la Marcha del Orgullo surgieron tras la represión policial sufrida por la comunidad LGBTTI+ en el bar Stonewell en EE.UU. en el año 1969. Desde aquel entonces se fueron extendiendo los territorios y diversificando los reclamos. 

– ¿Qué significa esta marcha? ¿Qué particularidad encontrás en la Marcha del Orgullo número 28?

– Por un lado, la terrible situación económica y social que estamos viviendo en Argentina. En ese sentido, el diagnóstico es que el neoliberalismo no es la respuesta y que en ese marco de disciplinamiento social que necesita el neoliberalismo, la violencia hacia el colectivo LGBT y particularmente sobre las personas travestis y trans ha sido brutal, ha sido despiadado. Estos últimos años de macrismo han tenido políticas que se han manifestado explícitamente en contra de las personas trans, a través de nuevas sanciones de normativas que penalizan y que criminalizan a la prostitución. 

Y no estoy uniendo travestis con prostitución, pero sí estoy diciendo que gran parte de nuestro colectivo social está atravesado por la exclusión y esa exclusión implica modos de subsistencia que están en el ámbito de la prostitución para muchas personas, entonces cada vez que se toma una normativa represiva, prohibitiva, realmente afecta a nuestra comunidad de manera directa. Y en ese mismo sentido, el contraste quizás con el nuevo proyecto de gobierno que hemos vivido en las últimas elecciones, nos genera otra expectativa. Una expectativa de nuevamente estar mirando un futuro con reivindicaciones de derechos, con políticas públicas, con atención de urgencias para quienes más lo necesitan, teniendo en cuenta a la población travesti y trans. Hay una reivindicación de la agenda política de la diversidad sexual, y eso fija estándares nuevos, altos, expectativas muy grandes que tenemos para crear otro marco de protección para las personas LGBTI+. 

– ¿Desde que año participas de las Marchas? ¿Cómo fue la primera? 

– Esto está tan encadenado con mi identidad que ya realmente ni recuerdo. La verdad es que no tengo un punto de inicio. Siento que estuve desde hace muchos años. No estuve desde las primeras, eso también hay que decirlo, que fueron en los años 90. Yo ya era una adolescente, pero era una adolescente todavía en el closet cuando arrancaron las primeras marchas. Todavía lo veía como de afuera. 

Lo que sí recuerdo es que cuando empecé a marchar era un espacio donde marchábamos todes, incluso desde la disidencia. Porque referentes, como Lohana Berkins, siempre lo hacían dentro de esa marcha, como un espacio de contrapunto para poder visibilizar la urgencia de las travestis y trans. Es decir, plantear explícitamente que no es exclusivamente la Comisión Organizadora la que lleva la agenda de la disidencia sexual, somos todas las organizaciones, somos todas las personas y reivindico mi derecho a la resistencia marchando. 

Me encanta. Realmente me parece que es un hito en la política de la diversidad sexual y una lección para todes hoy donde, aparentemente, quien no piensa igual está dentro de la oposición extrema, y no, hay otras texturas políticas y otros modos de construir que son a partir de las resistencias, de las disidencias. Lohana lo supo hacer muy bien realmente. 

– ¿Qué reclamos se fueron consiguiendo? ¿Cuáles son las problemáticas que persisten? ¿Qué nuevos problemas hay ahora?

– Socialmente hemos vivido con una sociedad que fue también muy castigada por estos modelos neoliberales, una sociedad que tiene un impacto o un trato, un modo de hacer política mucho más confrontativo. Y creo que las travestis, sin dejar de marcar las contrahegemonías, las agendas contrahegemónicas, supimos construir -y no lo digo en primera persona, sino lo digo en ese “supimos” colectivo- otro modo de hacer política. A mí me parece hermoso, fundamental. 

Ese reclamo, esa resistencia permitió darle textura al movimiento travesti y trans. Identidad, personalidad, carácter. Diana Sacayán, también Claudia Pía Baudracco, todas las organizaciones y las referentas de los años 90 realmente fueron personas destacables, con mucha inteligencia política. 

Entonces, esas problemáticas que tienen que ver, por ejemplo, con el impacto del VIH en la población travesti y trans, esa enorme desigualdad que genera la exclusión y la expulsión de nuestros hogares, la situaciones de prostitución, la falta de acceso al empleo, al ámbito de la salud, la negación en los tratamientos hormonales. Bueno, toda esa agenda de aquellos años se vio transformada por la Ley de Identidad de Género, que fue una lucha social y colectiva, que involucra al colectivo travesti y trans, que marcó nuevas realidades, otros horizontes de ciudadanía. Se ve con les niñes, les adolescentes trans, empezamos a ver compañeras que vamos envejeciendo, que dejamos de ser unas sobrevivientes y empezamos a vernos colectivamente un poco más adultas. Necesitamos políticas públicas para poder envejecer en Argentina y, además, hacerlo con seguridad social. 

Sin embargo, es difícil tener una lectura de “progreso” sobre el movimiento travesti y trans y creo que tenemos desafíos enormes. Logramos un montón de cuestiones, pero también estamos atravesadas por una violencia que está muy presente en nuestra sociedad. Que hace que hoy por hoy, por ejemplo, la violencia de la policía no nos quede tan lejana, la muerte temprana siga ocurriendo, que los travesticidios sigan ocurriendo, que haya una desigualdad estructural en las personas travestis y trans. 

Mejoramos en las estrategias, mejoramos en nuestro empoderamiento, mejoramos colectivamente, pero hay muchas violencias. Y en ese sentido, quizás, estos nuevos problemas tienen que ver con una sofisticación de la discriminación y la violencia hacia las personas travestis y trans. Hay una lectura inteligente, de un pensador trans que se llama Dean Spade que plantea que el capitalismo contemporáneo lo que hace muchas veces es reivindicar algunos “ejemplos” de ciudadanías travestis y trans, pero también al momento en que pone en valor, desplaza y excluye a grandes mayorías. 

El Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans da cuenta de que realmente todavía tenemos desafíos enormes y que no hay una lectura lineal de lo que se lleva adelante dentro del feminismo. Evidentemente hay compañeras, o hay mujeres feministas que tienen mucho enojo, mucha distancia con las travestis y las trans, y eso hay que ponerlo también en este año, porque la violencia que se vivió en el Encuentro Plurinacional para las travestis y trans también da cuenta que tenemos que mejorar nuestras alianzas y nuestras luchas. 

– Vos participas dentro del espacio “Orgullo y Lucha”. ¿Qué consignas son las que se están llevando a la marcha? ¿Cuáles son las prácticas distintas que tiene este espacio? 

– Para nosotres es poner una lectura de valor a los recorridos de nuestro movimiento social. Así que el Orgullo es justamente porque venimos transitando años de lucha que dan valor tanto a la vida LGBT, como a nuestras luchas sociales y el Orgullo es el resultado de esas luchas. Tanto en contra de los modelos económicos neoliberales, pero también marcando este contrapunto que hace a nuestras elecciones. Sabiendo que tenemos otros diálogos con los gobiernos progresistas y también otras escuchas con gobernantes que escuchan al pueblo. 

Haber marcado y sostenido durante estos cuatro años de macrismo que nosotres no somos parte del macrismo, que nosotres no les lavamos la cara al macrismo, ha sido nuestro mayor orgullo, como resultado de una lucha de evitar que haya una mirada neoliberal, una mirada liberal de la diversidad sexual. El “somos todos diversos” es una palabra vacía, lo que le da sentido son nuestras luchas sociales y nuestras resistencias a la desigualdad. 

– ¿Qué es lo que más se extraña de Diana y de Lohana? 

– Y lo que extraño de Diana y de Lohana creo que es marcar la incomodidad, la resistencia, el pensamiento crítico, la claridad para saber por dónde pasan nuestras luchas sociales, a mí me parece que eso es lo que extrañamos. Igual, creo que cuando mataron a Diana y cuando murió Lohana, quién perdió fue la sociedad en general, porque perdieron la oportunidad de conocer a dos referentes fundamentales, que además tenían mucho para decir y para cambiar nuestras realidades, tanto sociales como institucionales. Y me parece que con el tiempo se van extrañando cada vez más. 

Nosotras, quienes tuvimos el privilegio de conocerlas, aprendimos y además de aprender pusimos en valor nuestro espacio de construcción colectiva. Son sin duda dos referentes, yo siento que de algún modo ahora nos estamos cuidando, dentro del feminismo, que frente a este escenario latinoamericano de “nuevas derechas”, de estos grupos pentecostales, religiosos, yo siento que en Argentina estamos intentando contener eso, y que lo estamos haciendo junto a tantas compañeras feministas que conocieron a Diana y a Lohana. Hay un parate a las femisnitas trans-odiantes, algo que viene con mucho financiamiento, que viene de lo que se llaman las feministas TERF, que viene de México, de España, que está tan presente en tantos espacios sociales. Buenos, creo que aquí en Argentina hay un cuidado, hay una reivindicación del movimiento travesti y trans justamente por el recorrido de Lohana y Diana. 

– Ante el nuevo escenario nacional y provincial -y la continuidad del gobierno de la CABA- ¿qué reclamos consideras que son los más urgentes? ¿Qué acciones habría que llevar a cabo?

– Me parece que ahí hay un fracaso social frente a no poder moverle el piso al macrismo en la Ciudad de Buenos Aires. Lo que lamento de esto es resultado de naturalizar tantas violencias en esta ciudad. Una ciudad que tiene, por ejemplo, principalmente compañeras travestis que han migrado de sus provincias para buscar sociedades con menos discriminación y violencia, y tienen como destino la prostitución. Eso lo dicen los estudios. Eso hace a Larreta, a las decisiones políticas de que las travestis y trans sigan en la exclusión y la marginalidad en esta ciudad. Una ciudad que se miente a sí misma, pensándose más blanca, más educada, más respetuosa de la libertad personal. 

Bueno, frente a todas esas mentiras, los sectores populares que habitamos la ciudad de Buenos Aires, desde siempre, tenemos que poner mejor militancia. Hay que llevar adelante mejor militancia. Es el gran desafío de un modelo que pareciera cumplirse en Argentina en la Ciudad de Buenos Aires. Tiene que caer esa mentira de que, por ejemplo, la plaza Miserere está más linda porque cambiaron las veredas. Va a estar más linda cuando haya mayor inclusión social, cuando haya menos chicos pidiendo en la calle. Es decir, cuando todas las personas que habitamos esta ciudad, tengamos realmente acceso a un empleo, a la vivienda, a la educación.

 Así que creo que hay un montón de trabajo para hacer y esperamos que nosotres, desde los movimientos y desde las organizaciones travestis y trans, podamos seguir con una lucha colectiva que nos encuentre mejor en el 2020 y por lo menos, iniciando un proyecto de reivindicación de nuestras luchas sociales, de nuestros pueblos y de nuestras ciudadanías y de nuestras instituciones. Sobre todo de cara a la vida de las travestis y trans, de quienes estamos más excluidas. 

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