25 octubre, 2019
Derrame de petróleo en nordeste brasileño
En las últimas semanas Brasil volvió a ser noticia en materia ambiental debido a una tragedia sin precedentes. Un derrame de barco petrolero que primero llegó a los municipios de Conde y Pitimbu, en Paraiba, comenzó a expandirse por el litoral nordestino desde el 30 de agosto y al momento alcanzó a 200 localidades en nueve Estados.
![](https://www.notasperiodismopopular.com.ar/wp-content/uploads/2019/10/Brasil-petróleo.jpg)
![](https://www.notasperiodismopopular.com.ar/wp-content/uploads/2019/08/ana-dagorret.jpg)
Ana Laura Dagorret
Las imágenes que circularon por redes sociales muestran hombres y mujeres, la gran mayoría vecinos de las ciudades afectadas, limpiando las playas sin ningún tipo de equipo especializado, en grupos grandes y en diferentes localidades costeras. Sucede que el turismo es una fuente de trabajo para gran parte de estas playas y el hecho consiguió movilizar comunidades enteras para remover la mayor cantidad de residuo posible. Al momento ya fueron recolectadas más de 500 toneladas, sin embargo el hecho de que hayan sido retirados no es suficiente para evitar la contaminación.
De acuerdo a la oceanógrafa Mariana Thevenin, una de las articuladoras del grupo Guardianes del Litoral, lo ideal hubiese sido que el crudo no llegue a la arena, barreras de corales y mangues. “Esas sustancias contaminan todos los organismos del ambiente y fácilmente cae en la cadena alimenticia. La contaminación química dura mucho más tiempo de lo que la contaminación visual puede sugerir. El monitoreo debe ser hecho por años, con análisis constantes, para garantizar que las personas no están frecuentando lugares tóxicos”, dijo.
Según publicó el diario Folha de Sao Paulo el 19 de octubre, la extinción en abril por decreto de dos comités que integraban el Plan Nacional de Contingencia (PNC) para Incidentes de Contaminación con Petróleo en Agua explica en parte la demora y desorganización del gobierno federal en el combate a las manchas. Los Consejos, que fueron implementados durante el último mandato de Dilma Rousseff, tenían como objetivo preparar al país para casos como estos. También preveía la organización de diferentes órganos del gobierno y la definición de procedimientos para una actuación conjunta de agentes públicos.
Sin embargo, ni la repercusión de la catástrofe ni la respuesta de las autoridades fue la esperada. El presidente Jair Bolsonaro habló luego de varias semanas y cuestionado por la prensa se apresuró a declarar que el crudo no era brasileño, antes de que el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA) comience los trabajos de rastreo y limpieza. Sin embargo, hasta el momento no pudo identificarse el origen del petróleo. Más tarde y sin ninguna prueba que lo confirmara, afirmó que era venezolano, lo cual quedó descartado por los agentes de Petrobras e Ibama que recolectaron muestras para estudiarlo.
En los últimos días, el jefe de Estado propuso una nueva teoría: el derrame podría ser una acción criminal para perjudicar una mega subasta de petróleo prevista para el 6 de noviembre en la cual el gobierno espera recaudar 105 billones de reales. Esta última declaración la dio en la transmisión en vivo de Facebook el 18 de octubre, última vez que se refirió al asunto.
El ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, también ganó protagonismo y no precisamente por haber sido útil en en la elaboración de un plan de acción. Este martes 22 declaró que la prioridad al momento no era descubrir cuál era el origen del derrame sino “trabajar, recolectar el petróleo y darle el destino necesario”. “Más adelante profundizaremos en las causas”, añadió.
Anteriormente y en la misma línea que el presidente, Salles determinó sin pruebas que el crudo tenía origen venezolano, lo cual desmintió él mismo al afirmar que todavía estaban investigando.
Lo cierto es que desde que comenzó el derrame el gobierno federal tuvo una pobre actuación en el territorio afectado. El gobernador de Pernambuco, Paulo Câmara, declaró en un evento en Recife que el gobierno federal “no puede seguir tratando el asunto de forma improvisada”. Por su parte su par de Bahía, Rui Costa, demandó al ministro Salles “un posicionamiento y resoluciones del gobierno federal, a través de la Marina y de IBAMA, que son los responsables por el cuidado del océano pero que continúan en silencio”.
Si bien la Justicia Federal ya intimó al gobierno a tomar providencias instalando barreras de protección para los ecosistemas más sensibles e instalación de equipos especializados que eviten la llegada del crudo a las costas, lo cierto es que poco se espera por parte del Ejecutivo. Como sucedió en Amazonas con los incendios forestales que alcanzaron focos récord y destruyeron miles de hectáreas de territorios preservados, el gobierno de Jair Bolsonaro mira para otro lado mientras elabora teorías conspirativas para entretener a su cada vez más reducido electorado.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.