22 octubre, 2019
Un Balance más justo del 34 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans
Una apuesta a procesar y analizar la complejidad política de un evento que no solo debate hacia adentro, sino que, sobre todas las cosas, instala demandas, agendas y prioridades reivindicativas.

Venimos extasiadas, locas, felices, enamoradas, “manijas” de hacer y de vivir el histórico 34 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans en La Plata. Pasan los días, y a una semana seguimos intentando procesar lo que pasó, las experiencias, los debates, los intercambios, los múltiples encuentros en el encuentro.
Transcurre el tiempo y se empiezan a trazar balances, de aquí y de allá, construyendo relatos. Nosotras nos tomamos unos días para pensar, y escribir con la mente más descansada, después de tanto trajín.
Nos llamó poderosamente la atención, como lo que más ha trascendido en estos días sobre el Encuentro, tuvo que ver con el cambio de nombre y el debate en torno a las “definiciones” y lo “oficial” o no de las mismas.
Es de extrañar las escasas menciones en las notas o noticias acerca del carácter antimacrista y antineoliberal de esta edición número 34. Una suerte de silencio en cuanto a la complejidad política de un evento que no solo debate hacia adentro, sino que, sobre todas las cosas, instala demandas, agendas y prioridades reivindicativas.
Elegir un mensaje
Solemos decir las feministas populares que ante todo queremos sabernos situadas.
Hay muchas formas de contar lo que pasa y elegir un mensaje es un acto profundamente político. Si lo sabremos, en épocas de fake news y de posverdad.
Entonces vamos a elegir un primer mensaje relevante en esta historia, y es que hicimos el encuentro más grande en la historia de los encuentros y que lo hicimos frente los gobiernos neoliberales más recalcitrantes de la época, en contra y en una suerte de retirada luego de la derrota electoral de las PASO.
Ante todo elegimos el mensaje de que a pesar de Macri, Vidal y Garro brillamos de lucha y de fuerza por las calles y diagonales de La Plata, expresandonos con un sentido político bien claro, tal como refleja el documento de apertura que elaboró la Comisión Organizadora: Los sistemas públicos de Salud y Educación son castigados con el bajo presupuesto, los magros salarios, la falta de insumos y materiales y el desastroso estado de abandono de hospitales y escuelas, hecho que se mostró crudamente el año pasado con la muerte de Sandra y Rubén en una escuela de Moreno y que echa por tierra los adornados discursos de la gobernadora de la Provincia, María Eugenia Vidal.
Las consecuencias de estas políticas sobre nuestras vidas se expresan en la feminización de la pobreza, en niñas madres, en la violencia machista cotidiana y acrecentada día a día, en las muertes por abortos clandestinos, en los feminicidios, los travesticidios y los transfemicidios como realidad abrumadora y permanente, en la falta de respuestas por parte de un Estado ausente que no se responsabiliza pero si se hace presente para reprimir, criminalizar, y golpearnos desde el punitivismo.
La contundencia del posicionamiento político de este Encuentro, a dos semanas de las elecciones, debería ser destacada de otra manera, más aún cuando sabemos que los Encuentros funcionan como plataformas políticas para la conquista de derechos, para la creación de nuevas articulaciones, siendo una inmensa caja de resonancia para las demandas, reivindicaciones y propuestas del movimiento feminista.
Por Aborto legal, seguro y gratuito, por la plena aplicación de la Ley Micaela, por la aprobación de la ley de Emergencia en Violencia y la Ley Diana Sacayán, por la Libertad para Milagros Sala y todas las presas políticas, para Marcela Mendoza y todas aquellas condenadas injustamente por defenderse de la violencia machista, por tierra techo y trabajo, fueron algunos de los muchos reclamos que las encuentreras le hicimos al gobierno desde el inicio: organizadas, ocupando la ciudad capital de la provincia más grande del país, durante tres días miles y miles politizando y politizandonos en cada momento.
¿Pero el nombre del encuentro cambio?
Como escribíamos con “Pichu” Escalante en una nota anterior el 11 de octubre: “Efectivamente quienes vamos no respondemos todas a la identidad mujeril, los feminismos locales han crecido entrelazados con la furia trava que tanto nos enseña de lucha y libertades, nos congregamos reconociendo también nuestras historias nacionales, tanto de los pueblos pre-existentes a la conformación de la Argentina como de la siempre actual migración e interconexión nuestroamericana. Ya somos lesbianas, travestis, trans, disidentes y plurinacionales, caminar las calles encuentreras lo demuestra”.
Y quienes caminamos las calles encuentreras, quienes recorrimos los talleres, los festivales, las presentaciones de libros, y cada espacio y momento del Encuentro sabemos que de hecho el nombre cambio, que hubo una expresión tácita y genuina en ampliar la nomenclatura “mujer” y “nacional” de los encuentros. Porque cuando aprendemos a leer las sensibilidades populares, sabemos que no son consignas “instaladas” de la foto con el cartel, sino realidades urgentes de nuestros territorios.
Plurinacionalidad en los encuentros son las compañeras de pueblos originarios en él, son las compañeras migrantes, plurinacionalidad es un profundo compromiso político latinoamericano, plurinacionalidad en los encuentros es por ejemplo exigir todas/es libertad para Milagro Sala, condenada por negra y coya, por india.
Pero el Encuentro es plurinacional y no solo de mujeres sino de lesbianas, travestis, trans que son nombradas como identidades que representan sujetxs políticxs, colectivos de lucha histórica en nuestro movimiento.
El encuentro es efectivamente una mixtura de identidades sexo-genéricas, lo dice la participación en cada taller, lo dice el hecho de que se suman nuevas temáticas e invitan a discutir y desnaturalizar el binarismo hegemónico, lo dice el Encuentro cuando se hace por segunda vez y con gran masividad la marcha contra los travesticidios y los transfemicidios, lo dicen elles cuando se suben al escenario, cuando también son protagonistas, cuando su voz es nuestra voz y nos aliamos en el mismo camino.
Entonces ¿quedan dudas sobre el cambio de nombre?
Más que dudas, lo que queda como evidencia es que puede existir un movimiento instituyente que instala una debate, en este caso acerca de la necesidad de cambio de nombre, y cuestiona lo instituido, lo desafía e intenta revertirlo. Todo eso vivimos en el proceso previo de Chaco a Trelew y ahora en La Plata.
Sin embargo remover lo instituido no es tan sencillo y requiere de una estrategia determinada, movimientos tácticos y formas de entender el poder.
Muchas sabemos que si bien el nombre del encuentro cambio para una porción mayoritaria, aun así no tuvimos en el Encuentro una forma de decidirlo o sellarlo de forma tal que avale este cambio.
No tendría que sorprendernos, porque nos toca reconocer que existen posiciones políticas, que podemos leer conservadoras, ubicadas en la idea de no cambiar el nombre. Estas “posiciones” no son de cartón, no son hologramas, sino que están encarnadas en grupos, colectivos, personas, y espacios con construcciones en el movimiento (que es de masas y heterogéneo) con orientaciones y argumentos políticos al respecto.
Lo que necesitamos es una profunda discusión sobre el método, y en esa clave inventar formas desde las cuales articular los procesos de discusión para avanzar, realmente, en la búsqueda de consensos.
Quienes estuvimos en el cierre del 34 Encuentro, el lunes 14 en el Estadio Único en La Plata, sabemos que esa discusión estaba y se expresó de muchas formas, por eso quienes fuimos Comisión Organizadora y estábamos de acuerdo con el cambio de nombre, llegamos a ese momento con una propuesta de resolución metodológica que no tuvo consenso, y por eso decidimos no ser parte del escenario, para desde abajo y organizadas seguir empujando ese movimiento instituyente para que el nombre pueda cambiar.
Rompiendo el amor romántico en el feminismo
Lo necesitamos con urgencia. Romper con las ideas puras y románticas de los feminismos para identificar que hay hegemonías y que hay disputas. A su vez, esto no hace a nuestro movimiento menos masivo o menos potente. Se trata de manejar las tensiones y saber hacerlas constructivas. También de mapear y remapear, a sabiendas que hay intereses distintos y están en juego todo el tiempo.
Elegir enemigas internas tampoco sirve. Eso nos fragmenta, nos debilita. Podemos no estar de acuerdo, pensar tal o cuales cosas, discutir, enojarnos, no acordar ni una coma; pero estigmatizar, demonizar, denunciar a la otra/e no es parte de la política feminista que, al menos desde nuestro lugar, apostamos a construir.
Ser honestas entre nosotras/es es reconocer que así como las travas y las/es trans tuvieron que entrar a los empujones a los Encuentros, también el pedido de libertad a Milagros Sala, porque por más obvia que parezca fue una exigencia que hemos tenido que discutir para colectivizar, y que aún hoy muchas compañeras/es no aceptan.
Sabernos aliades/as, es comprender que claro que no somos lo mismo y que las perspectivas del feminismo interseccional nos enseñó (y aprendimos en los territorios) que los entramados de clase, raza, colonia y género, son opresiones que no nos ubican a todas en el mismo lugar, que hay privilegios, pero eso no nos hace enemigas o culpables, nos hace más responsables, militantes de la conciencia y organización colectiva.
Feminismo Popular frente al neoliberalismo
Otro de los elementos a rescatar en un balance más justo del 34 Encuentro, fueron las temáticas nuevas que aparecieron por primera vez como nuevos talleres.
Una de ellas, que se instaló y se abre en la historia de los encuentros, es el taller de feminismos populares, con más de 400 compañeras participando, lo que llevó a desdoblarlo en tres.
Dentro de las conclusiones del mismo se pudo leer que “el verdadero enemigo es el capitalismo y el patriarcado”; “No existe una división entre feminismo academicista y el feminismo popular, deben poder retroalimentarse en un proceso de construcción colectiva de conocimiento”.
Recorrió las intervenciones y el clima del taller una fuerte identidad en clave de feminismo organizado, de un feminismo que se define popular porque su anclaje es de “desde las bases” y “sin territorio no hay feminismo”.
También es un hecho histórico que la apertura de este taller haya sido tan masiva y tan contundente en la reivindicación de lo colectivo. En épocas donde la pelea frente al feminismo liberal e individualista corroe nuestros debates, el feminismo popular se planta como orientación política dentro del movimiento y sobre todas las cosas frente al neoliberalismo.
Una vez más, los Encuentros nos dejan saldos de apertura, preguntas y nuevos desafíos, a partir de ellos, en las largas y multitudinarias marchas, en los talleres, en las aperturas, en las peñas, en los cierres, dejamos huellas en la historia con un rol de transformación, disputamos el sentido liberal de una subjetividad que hace 34 años nos sabe semillas de revolución.
Diana Broggi – @DianaBroggi1
Elizabeth Gomez Alcorta – @EliGAlcorta
Pilar “Pichu” Escalante – @pichuescalante
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