21 octubre, 2019
Manifestaciones llegan a todo Chile y Piñera entra en “desgobierno”
Van cuatro días de manifestaciones intensas, tras una semana de convocatorias a evadir el pago del subte se desencadenó un estallido social que se estaba incubando desde los años noventa. El gobierno responde con represión y militares en la calle, pero en lo político está desorientado. La oposición apuesta a un pacto social.


José Robredo*
Se cumplieron cuatro días de intensas movilizaciones en Chile, extendidas a lo largo del país como expresión del estallido social que se da gatillado por el tarifazo del transporte público decretado por el gobierno de Sebastián Piñera la semana pasada. Los manifestantes han posicionado que las movilizaciones ya no solo son por el alza de precios pasaje sino que por la acumulación de molestia por los abusos contra la ciudadanía.
El escenario cambió desde que el gobierno invocó la Ley Interior de Seguridad del Estado durante la tarde del pasado viernes como respuesta a los manifestantes, cosa que potenció la movilización social -que se mantenía circunscrita a Santiago de Chile- extendiéndola a todo el país con gran intensidad. Pasada la medianoche, tras ser atacadas las estaciones de metros y diferentes comercios, el escenario volvió a cambiar al ser decretado el Estado de Emergencia, entregando el control de la ciudad a los militares, lo que terminó empeorando las cosas.
Durante el fin de semana las manifestaciones se mantuvieron en diferentes puntos de la capital, siendo los más fuertes en el centro y la periferia, pero ampliándose al resto del país sin exclusiones.
El recrudecimiento de las protestas junto con acciones de saqueo y quema de espacios públicos obligó al presidente Piñera a suspender el tarifazo y enviar al Parlamento el proyecto que concreta la medida. Tras cartón, el gobierno volvió a encender la pradera al extender el Estado de excepción a siete regiones y declarando el toque de queda para Santiago, Valparaíso y Concepción. La demostración de un gobierno políticamente perdido, desorientado. Desgobernado.
El domingo el escenario de movilización y de medidas represivas se mantuvo. La perla del día: Piñera dijo que en Chile están «en guerra”. Luego su ministro del Interior, Andrés Chadwick, dijo que las manifestaciones eran parte de una “organización criminal”. La respuesta fue más gente en la calle contra el gobierno.
Este lunes con la red de subte trasandino funcionando en su mínima expresión y el resto del transporte público entregado a su suerte, las movilizaciones siguieron con fuerza. No importaron los más de 1.300 detenidos, 13 muertos -dos por cuenta de la acción de militares- y una cifra aún no determinada de heridos en diferentes centros de salud del país.
Al momento de iniciar el tercer toque de queda, el presidente Piñera dio una nueva comparecencia de prensa, donde dijo poco y nada: «Vamos a tener que reconstruir nuestro sistema de transporte público, el Metro y también en las regiones todo el daño que estos días de violencia y de delincuencia han provocado». Y enfatizó en «el daño moral que estos hechos de violencia y de vandalismo han provocado en el cuerpo y alma de nuestro país». Además anunció la “reconstrucción” del sistema de transporte y una reunión con organizaciones políticas con representación parlamentaria.
Desde la oposición se ha hecho un llamado para avanzar hacia un pacto social, a través de una Asamblea Constituyente.
Van cuatro días de movilización a nivel nacional y no se ve que vaya a bajar pronto la intensidad. Este estallido social solo se reducirá con medidas concretas, las que al parecer están muy lejos de conocerse. Mientras tanto, la élite política chilena sigue despistada.
* Desde Santiago
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