21 octubre, 2019
Es el ajuste, estúpido: “Fondo” y la economía para principiantes
El economista y periodista Alejandro Bercovich estrenó en los últimos días su primer documental. Un repaso sobre el fracaso sistemático de las recetas impulsadas por el Fondo Monetario Internacional en todos los países del mundo.
Santiago Mayor
Fondo. Otra vez la misma receta es un documental que apunta a un público que no maneja en profundidad los conceptos económicos ni está especializado en la materia. Es el espíritu que Alejandro Bercovich -su ideólogo, director y protagonista- aplica en su labor cotidiana como periodista y logró trasladar muy bien a su primera obra en la pantalla grande.
El filme explica de manera sencilla y pedagógica algunos conceptos básicos. También busca derribar “mitos” que se han repetido mucho en el último tiempo. Desde que “la economía de un país es como la de una casa”, pasando por la necesidad de “achicar el Estado y el gasto público” para fomentar el crecimiento, hasta la famosa “teoría del derrame”, en la que, supuestamente, si los ricos ganan se beneficia toda la sociedad.
Además recupera material de los informes que el propio Bercovich hizo para su programa en el canal C5N viajando a Grecia y Portugal. Dos países en los cuales se aplicaron las medidas impulsadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en los últimos años pero cuyos desenlaces fueron distintos.
En el país helénico se siguió a rajatabla la receta -sin importar los cambios de gobierno- y hoy la situación es aún más grave que al comienzo de la crisis. Como contracara, la nación ibérica decidió romper con el programa del FMI fomentando el gasto público y la inversión social. De esta forma logró recuperar su economía y saldar su deuda.
Las opiniones de distintos economistas, políticos y “personas de a pie”, aportan datos para comprender cómo el ajuste -siempre sobre los sectores más vulnerables- no ayuda a que la economía crezca. Más bien lo contrario, provocando un círculo vicioso de reducción del gasto, mayor endeudamiento, peores condiciones sociales.
Asimismo pone sobre la mesa que, si bien cada país tiene sus particularidades, su historia, su estructura económica, el FMI siempre propone las mismas soluciones “universales”. Incluso cuando nunca han dado los resultados esperados.
A esto se suma otro aspecto relevante respecto a las falencias del Fondo: jamás previó las crisis de -por lo menos- los últimos 20 años. Ni el “efecto Tequila” (1995), ni la crisis asiática (1997), ni la Argentina (2001), ni siquiera a gran crisis mundial de 2008.
En esa misma línea se ocupa de recuperar el prontuario de las distintas personas que estuvieron al frente de la entidad en las últimas décadas, muchas de las cuales fueron encontradas culpables de diversos delitos, incluida Christine Lagarde la responsable del histórico préstamo al gobierno de Mauricio Macri.
Como es de esperarse, la película también va y viene constantemente a la realidad Argentina, donde la vuelta al endeudamiento con el organismo marcó a fuego el último año y medio pero también la historia reciente.
Si bien se trata de un documental dinámico, que en ningún momento se vuelve tedioso, tiene algunos puntos flojos.
Más allá de los recursos utilizados como algunas actuaciones, animaciones y un hilo conductor que hace analogía de las recetas de cocina y las propuestas del FMI, no se aleja demasiado de lo que sería un informe periodístico de un programa televisivo, solo que más extenso.
Por último, luego de pintar un panorama desolador en torno a las falencias del modelo neoliberal y la deuda a la que quedará atado nuestro país, el final carece de fuerza. Tal vez en pos de la rigurosidad periodística se ponen los elementos sobre la mesa pero no se propone una alternativa. Al ser el documental un género cinematográfico muy atravesado por la política -sobre todo en Argentina y América Latina- es algo que podría haberse intentado.
De todas formas esto no opaca un muy buen trabajo, bien documentado y plasmado. Fondo. Otra vez la misma receta es un documental surgido de la época en que vivimos y muy necesario. Por eso seguimos la recomendación de su director quién el pasado miércoles 16, en una de las presentaciones, pidió que sea utilizado como una herramienta para debatir, para cuestionar y para reflexionar. Para evitar que “los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires” y que cada lucha deba empezar de nuevo.
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