17 octubre, 2019
Todo lo que tenés que saber sobre las elecciones en Bolivia
Este domingo serán las elecciones presidenciales. La disputa de dos proyectos en pugna en un país que durante más de una década ha logrado estabilidad económica y crecimiento de sus índices sociales.


Nicolás Castelli
Este domingo Bolivia elige presidente, vicepresidente, 36 senadores y 130 diputados para el período 2020-2025. Alrededor de siete millones de ciudadanos están habilitados para ejercer el voto. Para ganar en primera vuelta, alguno de los candidatos deberá obtener más del 50% de los sufragios válidos o un mínimo del 40% con una diferencia de diez puntos con respecto al segundo.
A diferencia de la mayoría de los países de la región, las elecciones en el Estado plurinacional se dan en un momento de estabilidad política y económica. En este contexto se enfrentarán, por un lado, la propuesta de continuidad y profundización del proceso de cambio iniciado hace 13 años por Evo Morales y el Movimiento al Socialismo (MAS), y por el otro, una alternativa liberal encarnada por Carlos Mesa, quien fuera vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, expulsado por las revueltas populares de octubre de 2003.
Según las encuestas Morales alcanzaría el 40%, aunque no se puede asegurar si se llegará o no a una segunda vuelta ya que no está clara la distancia con Mesa. En el tercer lugar se encuentra el derechista Carlos Oscar Ortiz Antelo, senador nacional y parte de “Alianza Bolivia”, conformada por “Bolivia dice no” y por el “Movimiento Demócrata Social”. El cuarto lugar lo ocupa un pastor coreano, Chi Hyun Chung, fundador de setenta iglesias evangélicas y sin trayectoria política. El representante del Partido Demócrata Cristiano (PDC) tiene un discurso abiertamente homofóbico y machista que logra captar a los votantes de extrema derecha.
Los otros candidatos son Virginio Lema por el Movimiento Nacional Revolucionario, Félix Patzi por el Movimiento Tercer Sistema, Víctor Hugo Cárdenas por la Unidad Cívica Solidaridad, Israel Rodríguez por el Frente para la Victoria y Ruth Nina por el Partido de Acción Nacional Boliviano, única candidata mujer de estas elecciones.
Dos proyectos en pugna
La dicotomía está presente en estos comicios. Por un lado, Evo Morales -quien ya es el presidente que más tiempo lleva en ejercicio en la historia del país- podría renovar por cinco años más. Pero lo que para algunos es un símbolo de unidad y estabilidad sin precedentes, para otros es un riesgo para la democracia. Así, mientras la campaña de Morales se basa en ofrecer #FuturoSeguro, la de Mesa se basa en sostener que #YaEsDemasiado.
El programa propuesto por Morales, denominado Agenda Patriótica 2020-2025, se basa en 13 pilares: entre ellos erradicar la pobreza extrema, universalizar los servicios básicos como el agua y la energía no contaminante, la soberanía científica, tecnológica, financiera y productiva con diversificación, alimentaria y ambiental con desarrollo integral.
En tanto que Mesa propone una economía verde que paulatinamente vaya prescindiendo de la explotación extractivista de los recursos naturales, la reducción del papel del Estado en la economía, los derechos individuales económicos y políticos de los ciudadanos, la lucha contra la corrupción y la aplicación de reformas radicales en la justicia. El eje fuerte de su campaña está puesto en afirmar que lo que se encuentra en juego es la democracia boliviana frente al presunto autoritarismo que ha instaurado el gobierno del MAS.
Asimismo, la disputa electoral del domingo se da en un contexto de fuerte crisis de la región, donde la denominada oleada progresista que llegó a los gobiernos de Latinoamérica durante los primeros años del siglo XXI con Hugo Chávez en Venezuela, Lula da Silva en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua, Fernando Lugo en Paraguay y Tabaré Vázquez en Uruguay ha sido puesta en cuestión por el avance de gobiernos neoliberales.
En este marco la estabilidad, el crecimiento económico y la mejora en los índices sociales que mantiene Bolivia hace más de una década contrasta fuertemente con la realidad de sus vecinos.
Es importante recordar que se nacionalizaron los principales recursos estratégicos, como el gas, el estaño, el petróleo, la electricidad y las telecomunicaciones. Asimismo, en términos de números, el salario mínimo pasó de 440 bolivianos en 2005 a 2060 en 2018, mientras que la deuda pública se redujo del 51,7% del PBI en 2005 al 24,9% en 2017.
La pobreza por su parte bajó del 59,9% en 2005 al 36,4% en 2017, convirtiendo a Bolivia en el país de la región que más la ha reducido en los últimos 15 años. Todo este fue acompañado por un descenso constante de la inflación que pasó de un 12% en 2007 a menos de un 2% en 2018.
Sin embargo, a pesar de los datos duros que muestran el proceso de crecimiento y distribución de la riqueza en función de las grandes mayorías, nada está dicho. Esto se debe, en parte, a que en los últimos 13 años, el gobierno de Evo Morales ha dado respuesta con creces a los reclamos que sostuvieron las movilizaciones populares del 2003 al 2005. Lo que entonces era un reclamo hoy es un derecho, y en muchos casos estas mejoras han sido naturalizadas por los ciudadanos bolivianos como conquistas aseguradas.
Por eso, en el cierre de su campaña electoral, Morales pidió especialmente a las nuevas generaciones no votar por la derecha para no volver a un pasado que pondría fin a las conquistas sociales, políticas y económicas.
Asimismo, manifestó que los recientes apoyos que distintos líderes de la derecha dieron a Carlos Mesa mostraban una especie de retorno a la “megacoalición”, haciendo alusión a la alianza de los partidos conservadores que se turnaron en el poder en las décadas previas al gobierno del MAS.
En una concentración multitudinaria que se congregó para acompañar a Morales el líder indígena culminó diciendo: “Estamos convencidos, en estas elecciones nuevamente vamos a dar paliza a los vendepatrias, a los neoliberales, a quienes privatizaron nuestros recursos naturales”.
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