Cultura

15 octubre, 2019

Carne picada, una obra incómoda

Se presenta todos los domingos en el teatro “La Ranchería” a las 19 hs. Familia, traiciones, desamores y venganza en una pieza de Eduardo Ruderman.

Carla Martilotta

@CarlaMartilotta

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Desde el comienzo la disposición de la sala de México 1152 advierte que no es una obra tradicional. Es el público quien se encuentra por encima de los actores en un drama de humor negro que  se desarrolla en el piso mismo del teatro.

Desde los asientos solo puede verse un alambrado del que cuelgan algunas cabezas de cerdos masacrados en el viejo y destartalado matadero que envuelve el desarrollo de la trama. A primera vista se trata de una familia dividida por el engaño, las mentiras y la venganza. Sin embargo, los interrogantes no tardan en aparecer. ¿Es acaso un reflejo de la sociedad contemporánea?.

En una aggiornada Hamlet a los tiempos del capitalismo, el dueño original del matadero vuelve afantasmado para exigirle a su hijo, a cargo del emprendimiento y en declive psíquico y financiero, que vengue su muerte.  A partir de ahí, un sinfín de relaciones familiares entrecruzadas dan a luz escenas de comedia, drama, violencia y – sobre todo – máxima tensión.

Los actores y actrices sobre el escenario son pocos, algunos de ellos incluso llegan a interpretar más de un papel en un trabajo limpio que jamás interrumpe el espacio diegético. En efecto, “Cacho”, el heredero que lucha por satisfacer los deseos de su padre muerto y las exigencias de su demandante esposa, es la reencarnación Siglo XXI del protagonista shakespiriano.

A punto de perder la cordura por la falta de trabajo, el joven se desarma entre las visiones fantasmagóricas, el deseo sexual hacia su amante, el amor odio hacia su esposa y el dolor de haber sido abandonado por su madre en un sistema de altibajos de tensión que interpelan a los espectadores como si se tratase de una experiencia vívida, una encrucijada propia.

En el medio, un tío ambicioso, millonario, corrupto. El intendente del pueblo en tiempos de hambre y desidia estatal. El poder disfrazado de cariño familiar. Desapariciones, muertes y dinero.

“Me encanta trabajar lo bestial de lo humano y lo humano de lo bestial, la obra me lo permitió”, dijo el flamante director en diálogo con la agencia Télam.

El guión es el encargado de jugar con el público. La ruptura de la cuarta pared llega en el momento justo, exacto, incómodo. El juego de luces y sombras cambian el escenario, lo invierte e interpela a los espectadores bajo cuestionamientos casi de índole existencialista.

Es el mismo guión el que no deja en claro si el matadero es tan solo el escenario donde se producen las disputas familiares, o bien, es el reflejo de una sociedad consumista, traicionera, salvaje.

A pesar de que todo allí huele a sangre – fresca y podrida – la utilización de objetos es mínima y lejos está del uso de efectos para causar impresión alguna de cine gore. Todo queda a cuenta del espectador, que no puede más que imaginarlo e inmiscuirse en la trama, tan cercana, como si fuese parte de ella. Mención especial para el trabajo de iluminación a cargo de Jorge Merziani y la música original de Fernando Manuel Diéguez.

Tanto en la dirección como el guión, Reuderman luce su experiencia. Es director, actor, guionista y docente. Desde 1985 está a cargo de grupos de estudio de actuación y dirección de actores, guión y dirección de cine, dirige Escuela de Cine y Actuación, es docente en la Universidad Nacional de las Artes Audiovisuales y dictó talleres en Barcelona, Madrid, Valparaíso y Bogotá.

LA RANCHERÍA – México 1152 – Monserrat
Reservas: 1127625275
Web: http://www.teatrolarancheria.com.ar
Entrada: $ 250,00 – Domingo – 19:00 hs – Hasta el 24/11/2019

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