13 octubre, 2019
¡Qué momento! A pesar de todo, les hicimos el Encuentro
El 34° Encuentro Plurinacional de Mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis y transexuales comenzó empujado por la fuerza de la madre tierra, bendecido por la lluvia. Lejos de dispersar a las asistentes, esta edición se consagrará como la más grande y federal de la historia.


Carla Martilotta
El acto de apertura estaba previsto para las 9:30 de la mañana de este sábado, pero las condiciones climáticas forzaron al departamento de bomberos platense a suspender los discursos inaugurales.
Empapadas y con frío pero con el espíritu intacto, mujeres, lesbianas, travestis, transexuales, no binaries y representantes de las pueblas originarias se subieron al acoplado de un camión en las puertas del Estadio Único de La Plata para sentar postura: Somos Plurinacional.
Les invisibilizades por el patriarcado exigieron que a partir de este año la identidad del Encuentro cambie para que las luchas de las originarias, las indígenas y las negras se hagan presentes en la conciencia colectiva.
Porque lo que no se nombra no existe y lo que no existe no tiene derechos, en un contexto de avanzada neoliberal, el reconocimiento de la historia de nuestros pueblos y las disidencias es urgente para ampliar las bases democráticas de los feminismos.
Del mismo modo urge la necesidad de que travestis, lesbianas, transexuales, bisexuales y no binaries dejen de estar apartades de la identidad de un Encuentro que crece año a año para ponerse en el centro de la escena. Porque nos hermana la lucha, la sororidad, el deseo de justicia e igualdad.
La discusión es política y las encuentreras están a la altura de las circunstancias. En cada taller se leyó el documento de apertura, consensuado con anterioridad para que las presentes reflexionen durante las dos jornadas de debate sobre la importancia de ponerle fin al racismo y la heteronormatividad del espacio que nos hermana y poder, por fin, concretar el cambio de nombre que se viene gestando desde hace mas de dos años.
Los debates se dieron puertas adentro, refugiadas de la lluvia que empezaba a rendirse ante la marea feminista cuyos truenos hicieron temblar las calles platenses. Las facultades que integran la Universidad Nacional de La Plata, histórica en su lucha por la conquista de derechos, fueron de nuevo la casa de miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans que vinieron a cambiarlo todo de raíz.
De los más de ochenta y cinco talleres que se ofrecen en esta edición, algunos resaltaron por el aumento de asistentes, en tanto otros lo hicieron por la disminución de las edades. Las juventudes vinieron a cambiarlo todo, y eso también se hizo sentir este sábado de octubre.
Chicas, pibas, hijas, todas menores de 18 años, se acercaron desde diferentes puntos del país para discutir, pensar y crear las bases de un movimiento político que no para de crecer, en número, pero también en calidad.
Es la generación de mujeres que no acepta ni una muerta mas, ni una desaparecida, negada, torturada, golpeada, pobre ni precarizada. Los talleres de Educación Sexual Integral, Feminización de la pobreza y feminismo popular se abarrotaron de mujeres y disidencias de corta edad y larga – y prometedora – proyección de lucha.
Otro de los talleres que sorprendió – incluso a las organizadoras – es el de Mujeres, Cárceles, Servicio Penitenciario y condiciones de encierro. Este año se establecieron dos comisiones más que el anterior, y una cuarta debió abrirse sobre la marcha porque las asistentes no entraban en las aulas.
Si el argumento político de esta trigésimo cuarta edición es el reconocimiento y visibilización de las presentes, la lucha por las mujeres privadas de su libertad no podía quedar exenta. ¿Qué derechos se vulneran cuando una mujer es encarcelada?; ¿Qué sucede con la maternidad en contextos de encierro y qué con la crianza de eses niñes?; ¿Por qué las cárceles de mujeres están en peores condiciones que la de los varones, los horarios son menos flexibles, las reglas más duras y las violencias más crudas?
En ese marco, talleristas y trabajadoras de penales nacionales llevaron a los debates la voz de las silenciadas. Hicieron visibles a las que están en las sombras de una sociedad que parece anestesiarse ante el hecho de su encarcelación, como si fuese mejor olvidarlas.
Otro hecho que sacudió a esta edición fue el reclamo de las mujeres policías que fueron enviadas por el Ministerio de Seguridad bonaerense para vigilar las calles. Para los 3 días, la cartera de Cristian Ritondo dispuso un operativo de 4.000 efectivas que se dividen los turnos, sin embargo, no les garantizaron ni siquiera un lugar para dormir.
Durmieron en el piso, sin comer y tapadas con cartones. Algunas se descompusieron por hipotermia y una de ellas llegó a desmayarse por el hambre y se abrió la cabeza al chocar con el piso.
Lo que hizo el gobierno de María Eugenia Vidal con las mujeres policías también es violencia de género y, como toda violencia, tiende a reproducirse sobre los más próximos y débiles ya sea en poder o en fuerza.
Quedará esperar al domingo para ver qué uso dará Ritondo de las mujeres policías violentadas, o qué tan necesarios fueron los cientos de metros de vallado sobre los edificios públicos y la catedral.
El amedrantamiento del neoliberalismo puede barrer con muchas cosas, pero la convicción y el compromiso de los feminismos no será una de ellas. No lo será porque construimos desde el amor, desde la sororidad, desde las zapatillas, zapatos, o sandalias de lx otrx. Es una marea imparable, que este domingo volverá a inundar las calles para mostrar todas y cada una de sus conquistas.
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