11 octubre, 2019
Que sea Encuentro
Llegamos al Encuentro más grande de la historia de los encuentros, estamos en La Plata este 12, 13 y 14 de octubre. Nuestros debates son candentes y masivos, nos interpelan, nos movilizan pero sobre todo nos hacen crecer y avanzar en derechos.

En la consecución de los Encuentros obtuvimos como movimiento diferentes conquistas legales y sociales, por nombrar algunas: el Cupo Femenino (1991), la ley de Protección contra la Violencia Familiar (1994), el Régimen Especial de Seguridad Social para Empleadas del Servicio Doméstico (1999), el programa nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (2003), el Cupo Sindical Femenino (2003), el régimen para las Intervenciones de Contracepción Quirúrgica (ligadura de trompas y vasectomía gratuitas), la ley de Protección Integral para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres y la inclusión del femicidio como agravante al Código Penal. A la vez los Encuentros sido escenarios fundantes de espacios de articulación de luchas como la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Sin embargo, la potencia feminista que se despliega en estas jornadas no se limita a las reivindicaciones y avances legales, la política desborda las contenciones institucionales, permea las geografìas locales y a cada una de quienes participamos. Ese hacer política feminista, desde el método, las formas, objetivos y vivencias. Lo ensayamos en nuestro cotidiano y se plasma concretamente en estos tres días de pogo feminista masivo.
Ahora que sí nos ven
Parte de la importancia de estas jornadas para la polìtica local está dada por la masividad de los Encuentros. Decenas (¡y en La Plata apostamos a centenares!) de miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans nos convocamos año a año. Esta enorme marea siempre creciente se dio de manera paciente, muchas veces ante el silencio de los grandes medios de comunicación y, digamoslo todo, la incomprensiòn de las propias organizaciones políticas y compañeros que no llegaban (y aún hoy encontramos reticencias) a dimensionar la importancia del evento político más masivo y longevo de nuestra historia democrática.
Aún así seguimos creciendo y siempre de la mano de nuestro pueblo. Los avatares de la política argentina se reflejan año a año en los Encuentros, en sus temáticas, discusiones y en la participación. Desde los albores de la recuperación democrática y la vuelta del exilio de compañeras que fomentaron la construcción de un feminismo local, la incorporación de miles de mujeres de los sectores populares y la identidad piquetera que permeó al movimiento a fines de los años 90 y principios de los 2000, a la actual masividad y vitalidad hay una historia que recuperar.
En los últimos años los Encuentros crecieron de la mano de la masificación del repudio a los femicidios que implicó el grito de Ni Una Menos (NUM) en 2015, la multiplicación de los discursos y acciones feministas y la marea verde en reclamo por el aborto legal que el año pasado no dejó baldosa sin cubrir de nuestra geografía. El mismo año del NUM, en Mar del Plata fuimos 60 mil (el doble de las que veníamos participando), para llegar a 90 mil en Rosario el año siguiente y sostener masivas participaciones cercanas a las 50 mil en Chaco y Trelew, dos puntos lejanos del centralismo que marca la política local y que sin embargo no nos amedrentó.
Este año el Encuentro está claramente marcado por los feminismos populares que hemos protagonizado la resistencia al neoliberalismo en los últimos años. El cálculo de participantes es imposible, esperamos ser cerca de 200 mil mientras que las más entusiastas apuestan a que la cercanía de La Plata a los centros de CABA y conurbano superen esa cifra.
¿Cómo se explica esa multiplicación de mujeres, lesbianas, travestis y trans año a año? ¿A qué vamos tan lejos y por qué volvemos cada octubre?
El acto de nombrarnos y el método político feminista
Este año el Encuentro está atravesado por una prolifera discusión sobre su nombre, en los últimos años y a partir de la masificación de las jornadas las mallas identitarias del “Encuentro Nacional de Mujeres” empezaron a quedarnos chicas. Efectivamente quienes vamos no respondemos todas a la identidad mujeril, los feminismos locales han crecido entrelazados con la furia trava que tanto nos enseña de lucha y libertades, nos congregamos reconociendo también nuestras historias nacionales, tanto de los pueblos pre-existentes a la conformación de la Argentina como de la siempre actual migración e interconexión nuestroamericana. Ya somos lesbianas, tavestis, trans, disidentes y plurinacionales. Caminar las calles encuentreras lo demuestra.
Se trata entonces de buscar las formas, los métodos que nos permitan construirnos como colectivo plural, porque si bien nombrarnos es crucial no se resuelve la tensión de un sujeto político en constante devenir con la sola nomenclatura.
Por eso no creemos que sea una discusión basada en “titular” sino de discutir en profundidad, hacer un proceso de debate real sobre la plurinacionalidad desde la autodeterminación de los pueblos.
Recuperamos en este trabajo nuestra propia historia, la de la discusión abierta, la escucha democrática, la construcción de consensos que sean pisos desde los que saltar más alto y no techos que nos limiten.
En sus 34 años, los Encuentros nos enseñan también un método político feminista, donde todas las voces son validadas por la experiencia compartida, donde la empatía se convierte en affidamento, esa acción de reconocer a la otra como palabra válida rompiendo con las propuestas de competencia y desdén entre nosotras que nos propone la mirada masculinizada. En los Encuentros hemos avanzado en la trabajosa construcción de consensos, en la clarificación de discusiones sobre tácticas y estrategias para avanzar en nuestras libertades, sosteniendo siempre como principal objetivo el fortalecimiento de un movimiento plural y el cuidado de nuestra herramienta encuentrera.
Desde estas pautas es que tenemos que seguir avanzando, seguras de que el cambio de nombre de los Encuentros es inminente, pero sobre todo convencidas de que debemos poder dar esta discusión con las miles que nos congregamos año a año. No tenemos dudas que como feministas saldremos fortalecidas de escuchar a las compañeras, de la confrontación sorora, de nuestros argumentos y que en ese intercambio puede brotar una vez más la creatividad de un movimiento que busca sus propias herramientas para construir un mundo nuevo.
Sabemos que es un camino trabajoso y que nos llevará esfuerzos y compromisos, pero también sostenemos que de este modo los pasos que damos se sostienen en la firmeza de la construcción colectiva de miles de hermanas.
Hacer un encuentro, la materialidad de las cuerpas
Si de algo sabemos las feministas es de poner el cuerpo, de la multiplicación de jornadas, tareas, tiempos y la organización de los Encuentros no es la excepción. Es crucial dimensionar que, tal como para que la producción material visibilizada de la sociedad exista es necesario un trabajo reproductivo y de cuidados invisibilizado que le da sostén, para que exista la posibilidad de despliegue y encuentro de miles y miles hay meses y meses de trabajo de las compañeras de la Comisión Organizadora.
Desde la infraestructura para que se realicen los más de 80 talleres, las copiosas grillas culturales que dan expresión a nuestro arte, la organización de las plazas llenas de feriantes de la economía popular, los materiales para que las ajenas a la ciudad se ubiquen, las postas sanitarias para cuidarnos entre todas, el transporte público a disposición de nuestros traslados hasta las miles y miles de viandas y la cuidada logística de garantizar condiciones de higiene y habitabilidad para todas son tareas que conllevan horas y horas de trabajo y cuerpas poniendo esfuerzos para garantizar el encuentro de todas.
Es un trabajo hecho con amor, desde el compromiso de poner nuestro esfuerzo, tiempo y cuerpos en una ingeniería que cobije y garantice el desarrollo de los encuentros, pero no por ser un trabajo amoroso significa que esté exento de escollos, malestares y disputas. El reconocimiento y apreciaciòn de ese trabajo es también parte de los pactos que nos sostienen en los encuentros. Dimensionar que el despliegue de nuestra política es posible gracias a los cuerpos y tiempos de muchas otras potencia ese mismo despliegue y nos permite prefigurar e inventar formas sociales organizativas más justas que las que cotidianamente habitamos y que invisibilizan nuestro trabajo. Avanzamos a pura prepotencia de trabajo, sí, pero de trabajo feminista, desde las formas de hacerlo a las de reconocerlo.
Hasta acá quisimos hacer un repaso de las dimensiones que nos traen a los encuentros, los deseos, posibilidades y realidades se multiplican con cada una de las que habitaremos esta otra ciudad de La Plata que inventamos durante tres días. A todas ellas van entonces nuestros deseos para este 34 Encuentro: primero, como cada vez que pedimos deseos, que sea ley, que sea también libertad, que nos multipliquemos las encuentreras, que nos vean y nos veamos en nuestras diferencias y nuestras similitudes, que sea la renovaciòn de un pacto amoroso, que sea disidente, que sea una grieta más la caída del patriarcado, QUE SEA ENCUENTRO.
* @pichuescalante – Referenta de Mala Junta Rosario
** @DianaBroggi1 – Referenta de Mala Junta y la Comisión Organizadora La Plata
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