El Mundo

10 octubre, 2019

«Se debe instalar una cultura de la fiscalización»

Segunda parte de la entrevista a Rocío Molina, periodista, concejala y candidata a senadora del MAS de Bolivia.

Manuel Díaz

@GringoManu

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Rocío Molina ocupa el cargo de concejala en la Ciudad de Cochabamba y es candidata a primera senadora por el Departamento homónimo. Tuvo un rol destacado a través de su participación en un Concejo adverso, con una amplia mayoría del derechista Partido Demócrata (hoy Bolivia Dice No) y en un Municipio gobernado por José María Reyes, del mismo partido.

En su facultad de fiscalización como concejala, inició una investigación sobre irregularidades en la gestión de los fondos municipales que terminó con el alcalde preso. “Fue una estafa que se le hizo a la Ciudad, el alcalde compró de manera anticipada mochilas en China que le costaron 26 bolivianos cada una y le cobró a la Ciudad 126 bolivianos, un sobreprecio exorbitante”, explicó.

En esta segunda parte de la entrevista que brindó a Notas, analiza el lugar de las clases medias en el proceso boliviano y las dificultades del oficialismo para ganar su apoyo.

– Bolivia se ha urbanizado y ha contemplado el ascenso a la clase media de millones de personas que cuentan con nuevas aspiraciones e imaginarios ¿cómo impacta esto en Cochabamba?

– Como en la mayoría de las ciudades capitales, que es donde más se sienten estas nuevas clases medias, que han impactado no solamente en lo que se refiere a su participación económica, sino además en sus nuevas demandas. Las de una clase media que si bien apoyó a Evo en el momento en que se encontraba en situación de pobreza, ahora con sus nuevas demandas de bienes y servicios, cambian su forma de pensar. Ese ha sido uno de los grandes errores que hemos tenido como gobierno progresista, como ha sucedido en otros lugares como Argentina, en donde no hemos sido capaces de incorporarlos a la nueva actividad económica, pero al mismo tiempo trabajar el tema de la hegemonía en lo que se refiere al imaginario cultural, en lo que tiene que ver con la comprensión de cuál era el espíritu del proceso.

Los niveles de reducción de pobreza son un orgullo, pero a la vez son la paradoja del Movimiento Al Socialismo (MAS). Tenemos una clase media que no se ha empoderado del proceso, que vive una lógica perversa de consumo, no se ha ideologizado en el proceso y, por lo tanto, no se han incorporado elementos culturales que permitan que el proceso sea encarnado por ella.

– ¿Cuáles son las nuevas aspiraciones de esos sectores y cuáles son las políticas del MAS hacia ellos?

– Las nuevas aspiraciones de estos sectores están relacionadas con procesos de migración que buscan mejorar sus condiciones de vida incorporándose a la dinámica de las ciudades. Al abandonar la lógica rural y llegar a las ciudades, las demandas tienen que ver con servicios, bienestar, estabilidad, poder garantizar que tus hijos puedan acceder a la universidad, que tengan un trabajo y por supuesto, el tener una casa, un vehículo, el generar hábitos de consumo que antes se constituían en lujos y que hoy se han convertido en elementos domésticos.

Se han cambiado las demandas de los sectores populares y se han encontrado con clases medias conservadoras que están reaccionando, que no les gusta la presencia de lo popular y el acceso de los sectores populares a lugares antes reservados para ellos. Eso genera una ola conservadora que se ve por ejemplo en la candidatura de Víctor Hugo Cárdenas y también en algunos elementos que vemos en Comunidad Ciudadana y en Bolivia Dijo No, en relación al rechazo a esas nuevas clases medias, que llegan con sus imaginarios populares, pero con hábitos de consumo que a veces superan a los de la clase media conservadora.

– Se acerca una elección difícil, todo indica que con una merma en el voto hacia el MAS ¿A qué se debe la pérdida de intención de voto en relación con elecciones anteriores?

– En primera instancia, nos estamos basando en encuestas de intención de voto, que son una fotografía de un momento, pero lo que indican esas encuestas es una diferencia de al menos once puntos con el segundo candidato y eso incomoda un poco al MAS, que siempre ha tenido la posibilidad de ganar cómodamente las elecciones en primera vuelta. Esto me parece absolutamente desafiante y educativo para el propio MAS, porque nos permite un poco airearnos o desintoxicarnos de un tema que a veces puede ser perjudicial que es el juego del poder. Creo que esto es absolutamente positivo. 

Ha habido un período también de desgaste. El gobernar tantos años, ya van 13 y todavía liderar la intención de voto, es un logro importante a mi criterio. Más aun con las arremetidas permanentes que hemos tenido de colectivos que cuestionan el tema del referéndum del 21 de febrero de 2016 y la pérdida de la única elección que ha perdido el MAS, que ha sido antecedida de una arremetida mediática como fue el caso Zapata.

– ¿Hay un retraso en la política del MAS hacia las ciudades?

– No lo creo. Yo he estado siguiendo paso a paso, en los últimos diez años, este tipo de cosas. Hay una incorporación de políticas que incluso el propio presidente, a través del programa Evo cumple, ha permitido realizar obras en las ciudades y más aun en las ciudades intermedias que no cuentan con recursos económicos como para dotarse de una cancha de césped sintético o para dar unidades educativas o tecnológicas. El presidente ha estado trabajando muy de cerca con los vecinos, empoderándolos y atendiendo sus necesidades. Y lo mismo el tema de la política de agua potable y alcantarillado que se realiza directamente desde el Ministerio de Aguas y que le está permitiendo a Cochabamba avanzar con el proyecto Misicuni, anhelado por más de 40 años y que sólo Evo nos permitió hacer realidad con la construcción de esa represa.

Un elemento que hay que dejar en claro, porque a veces parecería que el MAS gobierna todo el país y en todas las instancias. De 335 municipios que tenemos en Bolivia, 117 están siendo gobernados por la oposición, como el caso de Cochabamba. Entonces hemos tenido pésimas gestiones municipales que nos postergan las ciudades. Lo mismo sucede en La Paz y en Santa Cruz. Las ciudades más importantes y con mayor cantidad de habitantes, no están siendo gobernadas por el MAS. Entonces eso ha generado retraso porque se convierten en trincheras políticas, más que en gestiones de desarrollo de las propias regiones.

Esas ciudades que debían haber respondido a las necesidades de migración y de servicios, no lo hicieron y obviamente siempre se culpa a Evo. Pero se han trabado muchas cosas y hay cuestiones como el transporte, lo que se refiere a agua potable y alcantarillado, el saneamiento básico, la seguridad ciudadana, que son competencias municipales. Hay una visión de que el presidente debería con su varita mágica resolver absolutamente todo, pero no se puede. Estamos gobernando con la oposición y la oposición no asume su responsabilidad en el descuido de estas ciudades que congregan prácticamente al 60% de la población.

– ¿Por qué el MAS hace pie en las zonas rurales y tiene mayor dificultad para ganar apoyos en las grandes ciudades?

– Creo que el ejemplo de Cochabamba sirve para esto. Es ese evista militante leal, pero que el MAS no ha tenido la capacidad de convencer con otros liderazgos a nivel municipal. Evo se constituye en un factor de unidad, es decir “yo voto por Evo”, pero todavía no me convences de que el masista que propones, va a tener la capacidad de hacer una buena gestión en el municipio.

Probablemente hemos tenido un déficit en las candidaturas en las ciudades y esa es la conclusión a la cual una llega viendo las votaciones de las ciudades más importantes. Hemos perdido Cochabamba fruto de lo que fue la gestión, porque el candidato de aquel momento, Edwin Castellanos, no lo hizo como la población lo esperaba, entonces vino el voto castigo.

– Como candidata a primera senadora por Cochabamba, un cargo de alcance nacional ¿Cómo te ves en ese rol de fiscalizar también la política del propio partido?

– Me siento privilegiada, porque creo que se debe instalar una cultura de la fiscalización. Yo lo he vivido en carne propia, cómo los gobernantes se convierten en elementos reactivos cuando se los fiscaliza y eso no debe suceder. Yo estoy segura que el presidente Evo, quien ha dado la consigna de cero tolerancia a la corrupción, va a permitir que en la Asamblea Plurinacional, desde el Senado, se puedan realizar acciones de fiscalización. Pero por otro lado, dejo el mensaje a la ciudad que en algún momento se sintieron perjudicados con mi denuncia, me decían “y por qué no denuncia los actos de corrupción del gobierno nacional”. Bueno, no son mis competencias como concejala de la ciudad y ese es uno de los elementos que me gustaría corregir.

Yo cuando estaba con mi investigación, necesitaba un informe de aduana de cómo habían entrado las mochilas. Pues no me alcanzaba la competencia, como legisladora local yo no puedo ni siquiera pedir a Aduanas o a una instancia nacional y tuve que pedir la ayuda de una amiga senadora para poder realizar esa instancia de fiscalización. Entonces, debemos empezar a corregir eso, esos mecanismos del Estado nacional de fiscalización para los recursos públicos. Creo que es un desafío muy interesante que va a complementar el discurso del presidente Evo Morales, quien ha dado la instrucción de cero tolerancia a la corrupción. 

Se ha conformado una Comisión de Fiscalización desde el Viceministerio de Transparencia en Justicia donde junto a la fiscalía y a la procuraduría, se intervienen algunos municipios donde se identifican irregularidades. Ha sucedido en más de 20 municipios del país donde se están haciendo acciones de prevención, es decir que no se busca encarcelar a los alcaldes, sino parar la posibilidad de que existan delitos. Pero de seis alcaldes que en este momento guardan detención preventiva, dos de ellos son de la oposición y cuatro del MAS. Esas son señales contundentes en la lucha contra la corrupción y la continuaré, será una de mis líneas del trabajo en el Senado, pero otro de las fundamentales será reactivar el tema productivo en mi departamento.

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