3 octubre, 2019
Hacia un encuentro plurinacional, disidente y transformador
Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans se llamará por ahora. Será histórico. Será antimacrista. Será masivo. ¿Por qué?
Desde el año pasado se viene escuchando que el Encuentro en La Plata va a ser histórico. Qué pesadas estas feministas que te arman todo este baile solo para aparecer en los libros de historia ¿No? No.
No estamos buscando fama, ni sólo aparecer en los libros de historia porque sí. Nos interesa aparecer en la historia para transformarla, porque este es nuestro talento para permanecer, crecer, crear identidad hacia adentro, interpelar hacia afuera y masificarnos. Es la capacidad transformadora del feminismo, de revisarse a sí mismo de manera constante, de nunca caer en el conservadurismo.
Histórico decimos que será, porque se va a dar en uno de los principales centros políticos del país (sede de Cambiemos en el gobierno provincial), porque se realizará dos semanas antes de las elecciones que van a derrotar al macrismo en el país (y a Vidal en la provincia de Buenos Aires), histórico porque va temblar la tierra con el pogo feminista más grande del mundo, pero esta vez con el olorcito especial de esa batalla ganada al gobierno del hambre. Histórico porque por primera vez se está escuchando el reclamo de autonomía de los pueblos, el grito de las voces de miles de compañeras de los pueblos originarios que buscan ser nombradas y reconocidas. Histórico y plurinacional será. Hablemos entonces de transformar la historia.
Transformamos. Todo el tiempo revolviendo todo. Es imposible que de esta manera particular de construir no emerjan debates incómodos, molestos, de esos que muchas veces son deslegitimados, que parecen de segunda. Además de plurinacional este encuentro es de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans. Hay a grandes rasgos, dos maneras de interpretar estos debates. Está la perspectiva más machirula, no de gente machirula sino de la política machista que no entiende otras formas de hacer. Esa mirada cree que las disidencias nos estamos marcando la cancha y dividiendo, que nos estamos midiendo, porque la política machista vive midiendo órganos del cuerpo y gana sus debates así.
Les que miramos y pensamos desde el feminismo popular sabemos que el movimiento no se está dividiendo. Les que no les escapamos a los debates incómodos sabemos que nos estamos multiplicando, que si transitamos un periodo donde un movimiento puso en pie marchas masivas de las más grandes durante los cuatro años del gobierno macrista, dos millones de pibis enfrente del Congreso discutiendo una ley con los dinosaurios de la política, un movimiento que acercó herramientas de lucha popular a jóvenes que jamás se habían sentido interpelades por ningún otro discurso político. Si al momento de ver su interior creemos que está vacío y con discusiones estériles, que está perdiendo el tiempo discutiendo un nombre, es porque nunca entendimos ni al movimiento feminista, ni al Encuentro Nacional de Mujeres.
El Encuentro Nacional nunca fue nacional, tampoco de mujeres. Siempre estuvimos todes, peleando en paralelo y junto al movimiento de mujeres que valoramos, del que aprendimos, al que superamos. Hoy nos queda chico, lo desbordamos con una multiplicidad de sujetxs políticos con agenda propia, reivindicaciones y luchas específicas, pero con la claridad de un enemigo en común.
Una metáfora que usábamos bastante para explicar cómo veía al mundo el movimiento de mujeres, es la de los lentes violetas. Esos que te ponés y no te podés volver a sacar. Esos que nos mostraron un montón de opresiones a las que nadie había prestado atención, con los que pudimos empezar a ver la diferencia entre amor y celos, entre violencia y valentía, con los que vimos la división sexual del trabajo como un mecanismo que sostiene al capitalismo en base a la gratuidad del trabajo reproductivo y de cuidados de las mujeres. Ahí estábamos calentando recién. Metimos primera, seguimos avanzando, y los lentes violetas que nos dejan ver sujetxs de cambio mucho más allá de los que nos habían enseñado que existían, ya no nos alcanzan.
Nos cuestionamos, con discusiones fuertes, de esas que parecen secundarias pero mueven al mundo. Necesitamos otros lentes, unos multicolor. Unos que nos permitan ver más allá de la cis-heteronorma, esa que nos hace presumir que todes somos heterosexuales. Esa que no nos permite ver que hay más formas de opresión y entonces, más estrategias de lucha, como las travas que se hicieron del humor para sobrevivir a la crueldad, las tortas que se armaron un batallón de poemarios para superar los cinismos, las bisexuales que hacemos fiestas para tener un lugar propio de encuentro, las maricas que salieron del closet en tacos altos para salir bien salidas y que nadie intente volver a meterles. Los tejes de la disidencia que empezaron como métodos de subsistencia y ya son bandera y trinchera.
Si no tenemos puestos todos los lentes nos estamos perdiendo de mucho, pero sobre todo nos están perdiendo a nosotres que ya estamos acá, peleando junto a ustedes en las organizaciones, tomando apuntes en el banco de al lado, cortándoles el pelo en la peluquería del barrio, pasando música en sus cumpleaños, reclamando derechos en sus sindicatos, exigiendo aborto legal, seguro y gratuito en cada lugar que habitamos. La invitación es a seguir haciendo lo que siempre hicimos, revisarnos, discutirnos, seguir encontrando las interseccionalidades, no caer en la comodidad, sacarnos de la zona del confort. Nosotres vinimos a cambiarlo todo.
La invitación es a saber que nada empezó en este encuentro, pero es un paso gigante hacia un futuro distinto el hecho de ponerlo por fin en palabras, en el encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans (por ahora) el 12, 13 y 14 de octubre en La Plata.
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