3 octubre, 2019
Se apagan los incendios y se enciende la campaña electoral en Bolivia
El país andino abrirá el 20 de octubre una semana de definiciones para el continente americano. Siete días después, Uruguay y Argentina también irán a elecciones y dirán cómo queda configurado el tablero regional una vez finalizado el 2019.


Manuel Díaz
Las primarias despejaron dudas acerca del futuro de Argentina, dejando a un paso de la presidencia a Alberto Fernández. Ahora la incertidumbre se posa sobre Uruguay y Bolivia, donde ningún candidato tiene asegurada la victoria.
Bolivia fue durante los últimos seis años el Estado que más creció en toda América Latina y, sin embargo, el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) se enfrenta a la elección más competitiva desde que el país se refundara como Estado Plurinacional en 2009. Por primera vez en mucho tiempo, la oposición ha logrado hacer pie montada sobre una serie de descontentos entre los que destaca la crítica a la perpetuación de Evo Morales en el poder.
De todas maneras, desde que en las primarias de enero los partidos opositores se presentarán divididos, las encuestas no han dejado de mostrar una distancia cada vez mayor entre Evo Morales y Carlos Mesa, su principal adversario. Si en enero resultaba difícil imaginar un triunfo del MAS en primera vuelta, en la medida que avanzaron los meses esa opción comenzó a parecer cada vez más viable. De no lograrlo, el oficialismo enfrentará un ballotage muy complicado.
De enero a agosto, los sondeos arrojaron un estancamiento de la oposición, ubicando a Carlos Mesa alrededor del 25% y a Oscar Ortiz del 10%. En paralelo Evo que comenzó el año rondando los 34 puntos y llegó a agosto superando los 43.
Pero los incendios en la Chiquitanía volvieron a sembrar un manto de dudas en torno a los resultados electorales, ya que aún no hay claridad acerca de qué impacto tendrá sobre los votantes este desastre ambiental que tuvo gran visibilidad a nivel mundial.
En este marco, el gobierno se dio una fuerte política de intervención y el contraste con la figura de Jair Bolsonaro engrandeció al líder boliviano. Mientras el primero se acercó a los focos de incendio a trabajar codo a codo con los voluntarios, contrató a los dos aviones bomberos más grandes del mundo y fomentó la ayuda internacional recibiendo apoyo de países como Francia, Rusia, EE.UU. y Argentina, el presidente brasileño se dedicó a negar el problema ambiental y a enfrentarse con líderes como Emmanuel Macron, lo que tuvo impacto incluso sobre los acuerdos entre el Mercosur y la Unión Europea.
De cualquier manera, hacia el interior del vecino país, el clima generado por los incendios no fue tan positivo para el gobierno. Se le reclama cierto retraso a la hora de reaccionar y por eso algunos sectores critican que se permitió que el fuego se expanda. De más de ocho mil focos registrados en agosto, los equipos de trabajo hoy se enfrentan a menos de 300, según el jefe de las Fuerzas Armadas Bolivianas. Se van apagando los incendios y se enciende la campaña electoral.
En este contexto, el pasado 12 de septiembre se registraron hechos de violencia ejecutados por grupos opositores contra locales del MAS en Santa Cruz y en La Paz. Los comités cívicos de Santa Cruz se movilizaron para impedir que los militantes de Morales realicen una actividad de campaña en las rotondas de esa ciudad. La jornada terminó con más de cincuenta personas presas, algunos heridos y locales partidarios destruidos.
Más allá de los intentos, los grupos que apuestan a desestabilizar el proceso electoral por vía de la violencia no parecen tener el apoyo suficiente como para modificar el escenario. Habrá que prestar atención al Cabildo Cruceño organizado por el Comité Pro Santa Cruz, que se desarrollará el viernes 4 de octubre, en el que se abordarán temas como los incendios de la Chiquitanía, los reclamos por el referéndum del 21 de febrero de 2016 y el pedido de que la Expocruz retire la invitación al presidente a los actos de inauguración del evento.
Otro aspecto a tener en cuenta para este último tramo de la campaña electoral boliviana, es el impacto que tendrá sobre los votantes el resultado de las PASO en Argentina. El MAS tomó el fracaso del proyecto neoliberal encabezado por Macri para la realización de uno de sus spot de campaña y pueden verse pintadas en las paredes de las ciudades que advierten “Mesa es Macri”. Pero la estrepitosa caída de Cambiemos en Argentina no parece estar ocupando un lugar central en los debates sobre los que la población fija su atención.
La última semana de septiembre, la Universidad de San Andrés publicó una encuesta que acorta la distancia a sólo siete puntos, ubicando a Mesa en su sostenido 26%, pero a Morales en 33%, muy por debajo de aquel 43% que venían marcando los diferentes estudios difundidos por los principales canales de televisión. Este sondeo fue tomado en Argentina por Infobae y Clarín y puede leerse como un intento por presionar a otros candidatos de la derecha para que apoyen la candidatura de Mesa, quien podría vencer en una eventual segunda vuelta si los números se sostienen.
Quien sí tomó nota del triunfo del Frente de Todos fue el presidente boliviano, que rápidamente organizó una reunión con Alberto Fernández y lo recibió como a un jefe de Estado, con las banderas de ambos países detrás de los sillones. Allí el candiato argentino habló sobre el daño que causan los gobiernos neoliberales y de la importancia de que en Bolivia haya un mandatario como Evo que se preocupó siempre por su gente.
Esa foto sumada a los encuentros del Grupo de Puebla, que también reúne al candidato a presidente del Frente Amplio en Uruguay, Daniel Martínez, a Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, a referentes del gobierno mexicano que conduce Andrés Manuel López Obrador, al ex presidente ecuatoriano Rafael Correa y a otros referentes del progresismo latinoamericano, permite pensar que lo que se juega en las elecciones del 20 y del 27 de octubre es también la posibilidad de ver nacer nuevamente un proyecto de integración regional.
Evo Morales cumplirá sesenta años el sábado 26 de octubre y los celebrará sabiendo que será el presidente que organice los festejos por el bicentenario boliviano en 2025 o lo hará en plena campaña de cara a la segunda vuelta electoral programada para el día 15 de diciembre.
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