18 septiembre, 2019
Inconcebible: la True Detective feminista de Netflix
La compañía de streaming produjo una miniserie en la que relata la investigación de dos mujeres detectives para capturar a un metódico violador serial. En sus ocho capítulos logra actualizar el género policial a través de una mirada renovada sobre sus protagonistas, la violencia hacia las mujeres, el accionar de las víctimas y la narrativa en sí misma. EXCELENTE.


Ramiro Acevedo
El movimiento feminista avanza en la desnaturalización de los roles de género, la visibilización de las múltiples formas de violencia hacia las mujeres y la denuncia constante de sus caras más crudas y dolorosas. Sin embargo, esa violencia no solo “sigue ahí” sino que muestra nuevos niveles de virulencia y alevosía.
El cine no es ajeno a estas tensiones y expresa distintas miradas sobre las problemáticas de género. En algunos casos, reciclando inocuamente tramas y recursos con protagonistas femeninas, como puede ser el bodrio de Ocean’s Eight o la maravillosa Cazafantasmas de 2016. Pero Inconcebible, la nueva miniserie de Netflix, hace mucho más que eso. No es un policial típico con protagonistas mujeres, sino que sobre esa piedra edifica su iglesia. Renueva muchos recursos del género policial para construir un producto poderoso en el que se hace difícil distinguir entre su planteo político y la calidad cinematográfica que detenta.
La serie se basa en una publicación periodística del año 2015 que expone la dura historia de una joven que fue violada y luego violentada por el propio sistema policial que la empujó a negar su propia denuncia. Partiendo de allí la trama narra la investigación de dos mujeres detectives de Colorado, EE.UU., en su persecución de este violador serial muy metódico para cubrir cualquier posible pista de su accionar.
Hasta ahí nada nuevo. Un criminal despiadado e ingenioso que tiene que ser perseguido por policías dedicadas. Pero el aporte más potente de Inconcebible es la forma en la que trabaja con las violaciones. Encuentra el límite justo para exponer la violencia sin llegar al morbo, creando altísimos momentos de tensión en los que taparse un poco los ojos puede ser una necesidad.
El primer capítulo es el más difícil de asimilar y varias veces nos convoca a romper todo, tanto en las escenas de violencia física como al experimentar las instancias de revictimización que sufren las mujeres cuando denuncian una violación. Aporta a estas sensaciones la actuación espectacular de Kaitlyn Dever, la primera de las mujeres agredidas.
Otra buena nueva es el seguimiento que hace de las mujeres luego de las violaciones, en sus búsquedas personales por retomar su vida pero también en su intento por significar lo que les pasó. No incorpora este aspecto como una nota al pie o un desvío de la trama políticamente correcto, sino que la investigación en su sentido más utilitarista lo requiere. Y las detectives viven sus propios demonios, entre la necesidad de buscar nuevos detalles, repreguntar, analizar nueva evidencia y su anhelo de no revictimizar.
La rutina como recurso
En 2014 HBO nos trajo uno de los grandes productos cinematográficos del último tiempo: True Detective. En su primera temporada dos detectives del sur de Luisiana rastrean unos asesinatos con elementos rituales por más de una década. Lo que la hace brillante es que no muestra nada más que aquello que los protagonistas saben. No hay escenas de los crímenes ni se presentan los perpetradores antes de su descubrimiento. Hay momentos inclusive en los que parece que no pasa nada, solo se acumulan detalles que no parecen tener sentido.
Inconcebible retoma esa línea, la homenajea. La búsqueda del violador serial no tiene atajos, no hay más que la información disponible a las detectives sin conocer nada más allá de esto hasta el final de la trama. Esa falta de información “extra” para quien mira la serie permite acompañar a las detectives en sus propios tiempos y rutinas, sus propias formas de búsqueda y también -más de una vez- en sus errores y bloqueos.
En esta búsqueda tienen algunos recursos. Cuentan con un equipo de trabajo de algunas personas realizando tareas rutinarias que permien ver un novedoso pequeño detalle que perseguir. Tienen también a sus maridos, que son presentados como pacientes acompañantes que logran entender el significado de esta búsqueda policial. Finalmente, mucho enojo, mucha bronca. Una bronca que no es posible para un varón y la trama no duda en afirmarlo mediante la denuncia que hace de la indiferencia y la complicidad de la policía ante la primera denuncia de violación.
Como siempre, Toni Collette la rompe. De la pareja de detectives le toca el lugar de mentora de su compañera, pero lo ejerce con encantador escepticismo y desapego. Su compañera (Merritt Wever) aporta un trasfondo religioso y tensiones familiares junto con otra mirada de su profesión, la del optimismo de la voluntad. Juntas componen una dupla protagonista de excelencia que tiene sus propias diferencias que si logran articularse, es a costa de sacrificar toda armonía.
Cine situado
El cine reconoce sus propias trayectorias de militancia e intervención política. Parece difícil sostener que un canal tan mainstream como Netflix tengan lugar propuestas socialmente críticas. Pero negarle ese carácter a Inconcebible es injusto.
Renueva las formas del policial para brindar una propuesta situada, que interviene en una problemática tan compleja como la de las violaciones con recursos muy destacados. Tiene una propuesta estética y narrativa novedosa pero al mismo tiempo profundamente incómoda, que merece ser mirada, sufrida, experimentada y discutida. Cine políticamente situado, que merece su reconocimiento entre lo mejor del 2019.
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