Géneros

17 septiembre, 2019

Prescribió la causa por el femicidio de Natalia di Gallo

Su muerte quedó sin justicia producto de una investigación manoseada, pruebas adulteradas y testimonios falsos. A quince años del hecho, la causa cayó y solo hay un detenido acusado de “entregador”.

Carla Martilotta

@CarlaMartilotta

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Fue un femicidio. No fue el primero pero es y será uno de los mas recordados de la historia de la Provincia de Buenos Aires. A Natalia Di Gallo la asesinaron después de violarla y arrojaron su cuerpo en una zanja de Camino General Belgrano, en Berazategui, a pocas cuadras del inmenso Parque Pereyra Iraola.

Natalia era de Florencio Varela y tenía 16 años la noche del 28 de diciembre de 2003 cuando la vieron por última vez. Se preparó y se empilchó para una cita que tenía con Nicolás Gómez, un joven que había conocido unos días atrás y que la buscaba constantemente para volver a salir. Más tarde la justicia diría que él la entregó a la muerte.

Prometió que iba a volver a las 2 de la mañana, pero no lo hizo. A las 03:30 los papás de Natalia recibieron un llamado de la policía, querían chequear que ella hubiese regresado. Gómez se había presentado en la dependencia para denunciar que los habían atacado en el Parque Pereyra. Dijo que un hombre morocho de barba rompió el vidrio trasero del Renault 11 en el que la había pasado a buscar y se la llevó. Relató que él no pudo hacer nada porque lo había encerrado en el baúl. También aseguró que no habían tenido sexo ni bebido alcohol.

Esa misma noche el fiscal de Quilmes, Claudio Pelayo, ordenó un rastrillaje en el parque a cargo de la Policía Bonaerense pero no pudieron encontrarla. A partir de ese momento comenzó una búsqueda desesperada de la familia. La cara de la adolescente recorrió todos los canales de televisión y ocupó páginas de diarios.

Cuatro días después, el 1 de enero de 2004 su cuerpo apareció tirado en una zanja. Estaba envuelta en bolsas de basura anudadas. La Bonaerense llegó primero y arruinó la escena. Desataron y rompieron las bolsas, se llevaron las sogas que sostenían sus manos, sacaron a Natalia y la pusieron en el piso. Todo sin aguardar a los peritos de criminalística.

De fiscales, testigos e investigaciones

A partir de ahí, la investigación se basó en hipótesis. Pelayo ordenó la detención de Nicolás Gómez 20 días después del hallazgo del cuerpo bajo la sospecha de que él la había entregado a más de dos hombres que fueron los que la violaron y asfixiaron hasta matarla.

En esa instancia, una pareja declaró que vio cómo a la chica la pasaban de un auto a otro. Contradijeron a Gómez, dijeron que el pase de la chica ocurrió en el kilómetro 29 de la Ruta Provincial 36, mucho antes del parque, en el semáforo conocido como “Cruce Ranelagh”, en Varela. Dijeron que ella estaba despierta, que gritó.

En ese momento comenzó el declive de la versión del entonces único detenido. El pase por que Parque Pereyra de la pareja quedó descartado y tomó fuerza la hipótesis de que el sospechoso había vuelto solo a montar la escena antes de registrar la desaparición de la joven en la comisaría.

Después de tres meses lo liberaron por orden de la Cámara de Apelaciones de Quilmes. Pelayo renunció a la causa y la tomó fiscal Andrés Nieva Woodgate quien en 2008 fue recusado por la familia y apartado del caso. Previo paso por las manos de Cristina Pietrobón, quedó en manos, por fin, de Alejandro Ruggieri, quién años después siguió el caso de Paula, otra joven varelense que denunció ser violada “en manada” luego de que la drogaran en una previa.

En 2005 la familia logró que se realicen nuevas pericias. Se ordenó la exhumación del cuerpo y los peritos confirmaron que la habían pinchado más de cinco veces para dormirla. Eso no estaba registrado en las pericias previas. También se encontraron restos de bebidas alcohólicas en su cuerpo. A pesar de las contradicciones con su relato, Gómez continuó en libertad.

Recién en 2011, bajo la tutela de Ruggeri, el caso dio un giro. Un nuevo testigo cuya identidad nunca fue revelada confirmó la versión de la pareja y en julio de ese año la jueza Adriana Myszkin ordenó la detención del presunto entregador.

El juicio

El 18 de julio de 2014, diez años después del femicidio de Natalia, comenzó el proceso oral. Nicolás Gómez fue condenado a 20 años de prisión por haber sido partícipe del secuestro seguido de muerte.

Sus asesinos nunca fueron encontrados, a pesar de que un testigo clave aportó datos certeros sobre el caso. El hombre era Martín Lanatta, condenado por el conocido “triple crimen de General Rodríguez”.

En su declaración, Lanatta dijo que “para fines de 2003 tuvo contacto con el inquilino de la quinta Ensueños de Florencio Varela, Andrés Mayer (hoy fallecido) como con Christian Refichi y Karina López (pareja de Mayer), que había escuchado que un auto guardaban videos, sogas, bolsas, que se descartaron de esos elementos, ya que habían sido quemados en la zona del Ombú de Varela, en la Avenida Touring Club”.

Además aseguró que en ese lugar, los señalados “organizaban fiestas con chicas que traían de boliches o de lugares nocturnos” y que “Refichi, López y Mayer conformaban un trío amoroso y que estas prácticas con adolescentes eran habituales”.

A partir de esa declaración la justicia ordenó la apertura de una causa paralela. Mayer murió durante el proceso, pero su pareja y Refichi esperaron en libertad. Finalmente, ambos fueron sobreseídos por la prescripción de la causa.

La resolución la dictó el juez Martín Nolfi, titular de Garantías 2 de Quilmes, el mismo que liberó a Nelson Durán, acusado del femicidio de su mujer en febrero de este año. El abogado de la familia Di Gallo apeló el fallo, pero la Sala II de Garantías y Apelaciones rechazó el recurso y López y Refichi, los únicos dos sospechosos de haber cometido la violación seguida de muerte, quedaron en libertad.

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