El Mundo

17 septiembre, 2019

#TodasSomosIsraa: no es “crimen de honor” es femicidio

El caso de Israa Ghareeb conmocionó a Palestina. Era una maquilladora de 21 años de la ciudad de Belén que hacía algunas semanas había publicado una foto con su prometido en las redes sociales. La familia lo consideró una deshonra y la mató.

Leticia Silvestri

@letisilvestri

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Hasta hace algunos años, no era difícil encender la televisión y encontrarse con que otro “crimen pasional” había sucedido en algún lugar de la Argentina. El “crimen de honor” podría ser el equivalente a esto en los países en los que se habla árabe. Se trata de femicidios perpetrados por cualquier hombre pariente de la víctima, cuando supuestamente ésta “dañó el honor” de toda una familia a través de alguna acción moralmente inaceptable para dicho entorno. Pero los feminismos árabes se están haciendo escuchar.

#TodasSomosIsraa fue el hashtag que se hizo tendencia la semana pasada en Medio Oriente. Y es que el caso de Israa Ghareeb conmocionó a la región. Era una maquilladora palestina de 21 años de la ciudad de Belén que hacía algunas semanas había publicado una foto con su prometido en las redes sociales.

En algunos sectores de la sociedad palestina (y el mundo árabe-musulmán en general), no está bien visto que una mujer se encuentre a solas con un hombre que no es de su familia. Menos aún que lo haga público. Esto es considerado una deshonra familiar. Y, en este caso, se agregaba que la sus padres no aceptaban al candidato.

Israa fue llevada al hospital con heridas severas que había sufrido en su casa. La hipótesis más verosímil (que está siendo investigada) es que fue golpeada y arrojada desde el balcón por sus hermanos, tres de los cuales están detenidos. 

Desde el hospital, ella volvió a publicar en las redes sociales una foto mostrando sus heridas, aclarando que estaba mejor. Al poco tiempo de haber sido dada de alta, se conoció la noticia de que había fallecido en su casa, el 22 de agosto, oficialmente por un paro cardíaco. No obstante se investiga la posibilidad de que los hermanos la hayan atacado nuevamente. 

La semana pasada, la Unión General de Mujeres Palestinas y otras organizaciones de mujeres y feministas se manifestaron en las principales ciudades del territorio de Cisjordania. Ramala y Belén fueron, por primera vez, testigos de una manifestación en contra de la violencia machista. También Jerusalén Este, donde cualquier tipo de protesta suele ser reprimida por la policía israelí, que controla el territorio debido a su anexión ilegal que ya lleva más de 50 años.

“Queremos leyes que nos protejan”, afirmaba Ahlam al-Washsh, referenta del movimiento. “Hay que desarrollar programas que enseñen el principio de igualdad de género”, decía en un comunicado la organización. “Nosotras somos todas Israa y continuaremos protestando hasta conseguir justicia por ella y por tantas otras”, añadieron.

El Código Penal que se aplica en Palestina es el que impuso el Gobierno jordano en el año 1960 y prevé la reducción de la pena en el asesinato de una mujer “si el crimen fue motivado por honor”. Es decir, si alguna conducta sexual o moralmente inaceptable es citada como motivo del femicidio, el atacante podrá ver su sanción reducida.

Justamente Jordania es uno de los países del mundo árabe con cifras muy alarmantes en cuanto a violencia machista. El Sisterhood Is Global Institute (SIGI) relevó 42 casos de mujeres asesinadas por familiares en el año 2016. Un 60% más que el año anterior y por eso despertó la alarma de muchas organizaciones de la sociedad civil.

Si la investigación confirma que el caso de Israa constituye un «crimen de honor», éste sería el decimonoveno femicidio de 2019 en territorios palestinos, según datos de las ONGs locales que luchan contra la violencia de género. 

Los datos oficiales de la Policía palestina muestran que este tipo de casos constituyen el 12% del total de los asesinatos entre palestinos y palestinas (no se cuentan aquí los casos de palestinos o palestinas asesinadas debido a la ocupación israelí).

No obstante se estima que los casos pueden ser en realidad más, debido a que podrían ocurrir femicidios que no se denuncian, ya que se dan en el seno familiar. 

Las estadísticas no son muy conocidas ni difundidas y es común encontrar información que diga que en Palestina no hay femicidios. Es verdad que los casos son mucho más aislados que las cifras que conocemos en los países de América Latina, pero la población es también menor.

Las organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres están pidiendo un marco legal que las proteja de la violencia, poniendo de relevancia que es un asunto público y social y no familiar o privado. Denuncian además que en el sistema todo carece de perspectiva de género: desde los médicos que recibieron a Israa herida, golpeada y no lo denunciaron, hasta las autoridades judiciales que no actuaron hasta que el caso tomó conocimiento público y se hizo viral.

Nahed Abu Tuaima, coordinadora del programa de estudios de género de la Universidad de Birzeit de Cisjordania, enfatizó que «las autoridades de la salud no manejaron bien el caso de Israa, y la Policía no fue informada que había habido un ataque contra la víctima».

Afirmó también que son varias las reivindicaciones que el movimiento feminista palestino está queriendo lograr de su gobierno, entre ellas, una ley que limite el matrimonio temprano de las adolescentes.

Las mujeres palestinas anunciaron que volverán a manifestarse la semana entrante, para que se esclarezca el caso, se haga justicia y se avance en protección contra la violencia machista.

«Luchamos contra los abusos que sufrimos en las cárceles por parte de los soldados israelíes, y a la vez debemos luchar por emanciparnos de nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros maridos y compañeros de lucha contra la ocupación», aseguró a Notas Myassar Atyani, titular de la Unión General de Mujeres Palestinas.

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