Batalla de Ideas

11 septiembre, 2019

El golpe de Estado en Chile y los amarres de la dictadura de Pinochet

Fuera de los horrores por las violaciones a los derechos humanos que se vivieron en el país trasandino –con más de 40 mil víctimas reconocidas oficialmente entre desaparecidos, ejecutados, muertos, torturados y presos– hoy las y los chilenos aún conviven con las reformas impuestas por el régimen pinochetista a sangre, fuego y terror.

José Robredo Hormazábal*

@joserobredo

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“Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria”. 

Extracto último mensaje Salvador Allende, 11 de septiembre de 1973

Con el bombardeo del palacio presidencial de La Moneda, el derrocamiento de Salvador Allende y la toma del poder a cargo de la junta militar encabezada por Augusto Pinochet, no solo se iniciaba una brutal dictadura de 17 años, sino que se daba el primer paso de la instalación de las bases del modelo neoliberal que se mantiene vigente en el país trasandino, a pesar de las crisis que ha debido sortear y la oposición social.

La receta aplicada en Chile es una especie de placebo: existe una sensación de que puedes adquirir bienes y servicios sin problemas, de tener un buen trabajo –y hasta con salarios decentes–, contar con derechos básicos, llegar a tener un buen pasar hacia la vejez, etc. Ahora, la letra chica del manual, que es la que se vive en realidad, señala que ninguna de las menciones anteriores se encuentra garantizada.

Durante los 17 años de dictadura se fue tejiendo una red que favoreció a los grupos económicos, que sin sudar mucho pero sí con las habilidades de un prestidigitador, lograron montar un modelo basado en la especulación financiera, dejando de lado la producción industrial a escala. Y, a la vez, se abrió paso a la deuda de la gente que, desenfrenada, se fue poniendo la soga al cuello sin darse cuenta.

En paralelo, subordinado al evangelio de Friedman y la escuela de Chicago, se privatizó buena parte de las empresas públicas y se hicieron profundas reformas que entregaban los derechos de las chilenas y chilenos a los vaivenes de los mercados internacionales. Las jubilaciones, la salud, los bienes naturales se convirtieron en acciones transables. De paso la Educación pasó a ser un boliche más y las leyes laborales devolvieron a las y los trabajadores al siglo XVIII.

Todo esto pasó entre mediados de los 70 y los 80. Terapia de shock le llama a este período el sociólogo chileno Tomás Moulián: “En abril de 1975 se aplicó el programa de shock, instalado por intelectuales neoliberales, economistas, formados en la universidad de Chicago, que rompía con los modelos de desarrollo económico industrializadores que habían existido en Chile. Lo hicieron porque creían que ese modelo anterior no permitía un desarrollo capitalista pleno”.

El problema es que, con el retorno de la democracia, entre que la dictadura dejó todo bien ordenado en una Constitución, las leyes de amarre y una coalición de centroizquierda –la llamada “Concertación”– que buscó inquietar lo menos posible a los militares, los pilares del modelo instalado por Pinochet y los civiles que le rodearon se fortalecieron de tal forma que lo hicieron parecer exitoso. Como un placebo.

“Todos los ministros de Hacienda que siguieron continuaron con ese programa, incluso después de la crisis económica de los 80 y lo más importante es que ese programa también continuó durante los gobiernos de la Concertación”, relató Moulián en una entrevista realizada hace un tiempo. Allí resaltó que, a pesar de los logros en materia política, se siguió el camino trazado por la dictadura en materia económica y social: “La Concertación continuó con la aplicación del modelo neoliberal y fue más allá que la dictadura. Privatizó una serie de empresas públicas que existían en Chile e instaló un neoliberalismo con democracia antes que en otros países de América Latina”.

A casi medio siglo del golpe de Estado, las consecuencias de la dictadura encabezada por Pinochet desde la fuerza, y Jaime Guzmán y los economistas de Chicago desde lo político-económico, han quedado a la luz. Educación y salud pecan de altos grados de discriminación, el sistema de jubilaciones y las leyes laborales precarizan y los recursos naturales se entregaron al mejor postor.  Cinco amarres que aún no se logran desatar.

Educación

El modelo educativo chileno está diseñado, con ciertos matices en los últimos 10 años, con tintes de segregación y propensión al lucro. Desarrollado desde 1982 y profundizado en 1989, le da protagonismo al administrador privado en la política pública de la escuela, instituto e incluso universidades. De hecho, en los 90 quedó instalado el concepto del “mercado de la educación”.

Esto ha provocado el surgimiento de un movimiento estudiantil sólido en los últimos años, que se han convertido en verdadera expresión opositora.

Salud

El esquema utilizado en educación se repite en salud. En 2018, 9.724 pacientes han muerto mientras esperaban una intervención en extensas listas de espera que, según cifras oficiales, se acercan a los dos millones de enfermos.

La solución ante estos números se encuentra en fortalecer el sistema salud privada que integran a los grandes grupos económicos del país e involucran a clínicas, centros médicos, farmacias, droguerías y laboratorios. Paquete completo.

Jubilaciones

Chile es un país que envejece y las jubilaciones no están alcanzando, lo que ha generado una importante movilización para poner fin a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).

Creadas en 1981 por José Piñera –hermano de Sebastián, el actual presidente–, estas empresas privadas son las encargadas de administrar los fondos de jubilaciones que operan 195 mil millones de dólares en mercados internacionales y que concentran el 75% del PIB chileno. Hoy en promedio las jubilaciones son un 80% mas bajas que el último salario recibido.

Código Laboral

En 1981, José Piñera nuevamente escribe parte de la historia de precarización de vida de las y los trabajadores. El plan laboral chileno se sostiene en la dispersión de la organización de los trabajadores para restarle toda la fuerza ante cualquier enfrentamiento. Este código reformula las relaciones colectivas de trabajo a fin de “permitir” acciones de abuso por parte de los patrones.

Recursos Naturales

Hoy Chile se encuentra en plena sequía. Académicos y especialistas la califican como la más importante de los últimos 100 años, lo que confirmaría el proceso de desertificación de buena parte del país.

Si bien es cierto que el territorio se ha visto afectado por el cambio climático, hoy el agua es un bien de mercado que se puede comprar, arrendar o hipotecar a partir de la adquisición de derechos de agua. Sin embargo, no se encuentra garantizada por el consumo o regadío. De hecho, por ley, la propiedad del agua está separada de la tierra, lo que es un hecho insólito a nivel mundial. 

* Desde Santiago de Chile

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