9 septiembre, 2019
«Venezuela nos demuestra que otro mundo es posible»
En esta entrevista exclusiva Pato Porzio, brigadista internacional argentino que vivió el último mes en el país caribeño, cuenta su experiencia y la de un proceso revolucionario tan asediado como creativo en la búsqueda de soluciones.

Hay mucho a nuestro alcance, principalmente en las redes sociales y medios de comunicación, sobre Venezuela. Sin embargo, conocer las tierras bolivarianas de la mano de alguien que las haya caminado, vivido y trabajado tiene un valor extra.
Pato Porzio tiene 24 años, es marplatense, referente de la Juventud Rebelde y trabajador de la economía popular. Fue parte de la II Brigada Internacionalista “Che Guevara” en solidaridad con la Revolución Bolivariana durante el mes de agosto. En diálogo con él y su reciente experiencia intentamos un acercamiento actual a la realidad de este pueblo hermano.
– ¿Qué son las brigadas y cómo fue la que integraste en Venezuela?
– Las brigadas son iniciativas para generar solidaridad entre pueblos y experiencias que suceden en diferentes territorios o contextos pero que tienen cosas en común y se potencian cuando se encuentran y articulan.
La nuestra tuvo como objetivo conocer profundamente el proceso de la Revolución Bolivariana, conocer lo que verdaderamente está pasando en Venezuela. Tenemos presente el legado del Che Guevara, el internacionalismo como práctica de compromiso y solidaridad mundial, de liberación y soberanía de nuestros pueblos.
Éramos alrededor de 50 brigadistas, que nos dividimos en tres rutas. Una de ellas fue la ruta Occidente, en la cual participé yo, y recorrimos los Estados de Mérida y Lara, además de la ciudad de Caracas. Estuvo compuesta por representantes de organizaciones de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Panamá, Jamaica, Chile, Perú, el País Vasco, México, Bolivia, Colombia y Ecuador, además de venezolanos y venezolanas.
– ¿Qué experiencias conocieron?
– Visitamos experiencias de organización popular, algunas más vinculadas al Estado y otras no. También nos juntamos con funcionarios y gobernadores. Conocimos y trabajamos en lugares de producción de maíz, ladrillos, cacao, snacks, entre otros.
Se trataba de Comunas, que son procesos de participación popular muy interesantes, el gran último legado de Hugo Chávez. Es la organización del pueblo en sus territorios, una herramienta de Poder Popular donde ejercen real participación y autogobierno hacia la conformación del Estado Comunal.

El Poder Popular, en Venezuela, es un poder más dentro del Estado. Es muy diferente a nuestra democracia representativa, porque allá la democracia participativa se ejerce día a día. Las Comunas son centrales en la batalla contra el bloqueo y la guerra económica que el imperio yanqui le impone al pueblo venezolano.
– ¿Conociste alguna experiencia de organización rural?
– Si, la Comuna “Jesús Romero Anselmi”, en Mérida, que funciona desde el 2011. La integran 169 familias de la comunidad afro-venezolana, cuenta con 442 hectáreas y 15 consejos comunales. Producen todo tipo de alimentos, como yuca y plátano, que consumen mucho.
También conocimos la Comuna “Che Guevara” donde producen cacao y café, dos productos básicos que también se ven afectados por los ataques del imperio de EE.UU. Esta Comuna es la única que produce esos alimentos, abasteciendo a gran parte del Estado de Mérida y otros Estados.
Las Comunas y su producción son dos aspectos de una misma estrategía del pueblo venezolano para avanzar en su autogobierno y autoabastecimiento, que hace a la seguridad y soberanía alimentarias.
– ¿Cómo viste a la juventud de las ciudades?
– La organización de los y las jóvenes es potenciada y reconocida por la revolución. Conocimos dos experiencias que me parecieron muy interesantes vinculadas a los derechos y organización de jóvenes.
Una es el Movimiento “Somos Otro Beta”, que busca incluir a jóvenes históricamente excluidos, reconociendo sus luchas y prácticas. Beta es una palabra que usan para hacer referencia a la juventud estigmatizada, olvidada y con “Otro Beta” buscan visibilizar otras cosas que son y hacen esos pibes. Es como acá con los pibes villeros o “chorros”, mientras que algunos solo muestran eso, organizaciones como la nuestra buscan mostrar que son pibes sin oportunidades y muchas necesidades, pero con mucho potencial para hacer y decir. Estuvimos realizando trabajo voluntario en un espacio dedicado a la formación productiva y cultural de la juventud de los barrios.
La otra está bien vinculada al Estado y la revolución. Son las “Base de Misión”. Espacios deportivos, grandes edificios con muchas actividades de distintas disciplinas de deporte tanto grupal como individual. Totalmente abiertos y gratuitos, en muy buenas condiciones. Están ubicados cerca de poblaciones vulnerables o periféricas que encuentran en esos espacios inclusión y acceso a otra calidad de vida.
Resultaron estratégicos también en momentos de mucha violencia, como fueron los ataques de las guarimbas, porque los pibes de esos sectores eran buscados por la organizaciones opositoras a la revolución para protagonizar hechos violentos.
– ¿Cuál es la situación cotidiana por el bloqueo y la supuesta falta mercadería?
– Hoy, y como desde hace un buen tiempo, los medios hegemónicos de comunicación a nivel mundial llevan adelante una guerra comunicacional contra la revolución para hacernos creer que en Venezuela se vive mal, que el pueblo venezolano está pasando hambre y miseria culpa del gobierno de Nicolás Maduro. Pero la verdad no es esa, sino que es lo que quieren que creamos.

La verdad es que el imperio norteamericano genera esta crisis por medio de un bloqueo económico con distintos objetivos como derrocar a Maduro para apropiarse de las reservas de petróleo que tiene Venezuela que son las más grandes del mundo. No podemos olvidar eso, a EE.UU. no le importan la paz o el hambre, quiere el petróleo.
Es muy difícil para cualquier país combatir eso, pero se generan distintas estrategias para revertir la situación. Hay una gran conciencia de dónde viene la guerra económica y que afecta directamente al pueblo. Por eso la solución está en las manos del pueblo, la solidaridad, organización y el internacionalismo en nuestro caso.
Hay que romper con las mentiras. Las cosas que pasan allá también pasan acá, el tema es que se las mira con otra lupa. El pueblo allá está organizado y produciendo muchos alimentos y elementos básicos para la vida. El gobierno, más allá de la producción y organización comunal, también genera políticas para mejorar la situación económica. Fui a varios supermercados, estaban llenos.
La especulación cambiaria afecta muchísimo, como nos pasa acá. El valor del dólar es una herramienta de hostigamiento del imperio. Por eso buscan producir mucho en Comunas para realizar intercambios justos de productos. Hasta en materia de medicamentos buscan alternativas, ahí el bloqueo si afecta de una forma más dura ya que no ingresan muchos pero los que hay, que llegan por brigadistas o por gestiones del Gobierno, los organizan en las Comunas con farmacias populares para su suministro responsable.
– ¿Qué te trajiste de Venezuela?
– Haber podido conocer las tierras donde se gestó un proceso de revolución y empoderamiento popular fue un sueño, un sueño que la organización y militancia me permitió cumplir. Durante estos días en Venezuela pude ver con mis propios ojos y sentir que es un país libre y soberano, con un nivel de conciencia enorme y con una convicción política y social muy grande, donde el amor y la alegría son las herramientas más esenciales para continuar dando la batalla que hoy damos en distintos lugares por un mundo mejor, donde el capitalismo y la derecha no deben tener lugar a gobernar y no pueden seguir generando guerras, hambre y muerte con excusas de paz o extraña libertad. Venezuela nos demuestra que otro mundo es posible, que a pesar del bloqueo económico que sufre no hay un pueblo triste, hay un pueblo feliz y en pie que resiste, donde los derechos no son un privilegio para unos pocos sino que son de acceso a toda la sociedad.
A cada brigadista nos hizo repensar mucho lo que sucede en nuestros países y en la importancia de seguir peleando por una sociedad mejor para todos y todas, donde el pueblo tenga derechos y protagonismo. Lo táctico hoy en día puede pasar por otro lado, pero en lo estratégico debemos seguir reivindicando la revolución y sus métodos.
La derecha y el neoliberalismo esperan que nos rindamos para apropiarse de todo lo conseguido y de los bienes naturales, no podemos permitir eso. El futuro está en nuestras manos y es nuestra obligación histórica recuperarlo para el buen vivir.
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