Cultura

5 septiembre, 2019

Killer Queen: el día que nació Freddie Mercury

Se cumple un nuevo aniversario del nacimiento del líder de la banda Queen y una de las voces más privilegiadas del rock. Un recorrido increíble desde la isla de Zanzíbar hasta el estadio de Wembley.

Farrokh Bulsara, quien algunas décadas más adelante sería conocido universalmente como Freddie Mercury, nació el 5 de septiembre de 1946 en Stone Town, isla de Zanzíbar, por entonces protectorado británico y hoy territorio de Tanzania.

Criado en el seno de una familia india parsi (indios descendientes de persas de religión zoroástrica), a los ocho años fue enviado a estudiar a un internado británico de las afueras de Bombay. En esta escuela adquirió el sobrenombre de Freddie, que luego adoptaría incluso su familia y que lo acompañó toda la vida.

En la India tuvo su primera formación musical, estudiando varios años de piano, y formó su primera banda, The Hectics, en la que el joven Freddie interpretaba al piano temas de Cliff y Little Richard. A los 18 años retornó a Zanzíbar, de donde al poco tiempo tuvieron que escapar con su familia por la revolución que en 1964 derrocó al sultán Jamshid bin Abdullah y a su gobierno.

Se mudó a Londres, donde continuó estudiando hasta ingresar a la Escuela de Arte Ealing. Al poco tiempo creó una línea de ropa y escribió algunos artículos para distintos periódicos, pero su interés principal seguía pasando por la música. Al recibirse, se unió a la banda Ibex, de Liverpool, claramente influida por Cream, con la que debutó como cantante en 1969.

En esta época conoció a Roger Taylor, baterista de Smile. En un concierto de esta banda, donde también estaba el guitarrista Brian May, invitaron a Freddie a subir al escenario.

Luego de algunas breves experiencias con banditas como Wreckage o Sour Milk Sea, el joven Bulsara se terminó sumando como cantante a Smile en 1970. A propuesta suya la banda se rebautizó Queen y Freddie aprovechó para cambiar su apellido por Mercury, dando lugar al definitivo pseudónimo, que siempre consideró como “poderoso”. La banda se completó en 1971 con la incorporación del bajista John Deacon y dos años después editaron su primer álbum.

Si bien por esta época tuvo una larga relación con Mary Austin (a quien le dedicó el tema «Love of my life»), también comenzó a hacer pública su orientación sexual. En 1974 declaró que era “gay como un narciso” y solía usar el pelo largo y las uñas pintadas. Sin embargo, cuando el éxito de la banda estalló, contrastando con su personalidad expansiva y avasalladora en el escenario, Freddie optó por un perfil bajo y alejado de la exposición mediática.

El reconocimiento internacional llegó en 1974 con «Killer Queen», aunque la consagración definitiva vino con los himnos “We will rock you”, “Don’t stop me now” y “A Kind of magic”, con los que la banda alcanzó el estrellato del que ya nunca se bajó.

Aunque siempre sostuvo que nunca había tomado clases de canto, su voz era única e incomparable. En 2016 un grupo de científicos analizó los registros del cantante y concluyó que sus cuerdas vocales se movían más rápido que lo habitual y que era capaz de emplear subarmónicos, una técnica que muy pocos pueden aplicar.

Pero, más allá de sus dones naturales, Mercury combinó en un mismo paquete un compositor sensible, un músico privilegiado y un frontman incomparable, capaz de adueñarse de cualquier escenario con su presencia. Basta ver su desempeño en el estadio de Wembley colmado por 70 mil personas en abril de 1986 para despejar cualquier duda al respecto.

Visitó Aregntina en el verano de 1981, cuando Queen ofreció una memorable serie de conciertos en el Estadio Vélez, en Mar del Plata y en Rosario.

Como compositor firmó algunos clásicos imperecederos del rock, desde «Somebody to love», hasta «Good old fashioned lover boy», pasando por «Crazy little thing called love» y el himno «Bohemian Rapsody», considerada en varias encuestas internacionales como una de las mejores canciones de la historia. Además de su carrera con Queen, Mercury lanzó trabajos solistas como Mr. Bad Guy (1985) o Barcelona (1988, junto a la soprano Montserrat Caballé).

En el Reino Unido, Queen estuvo más semanas en los charts que ninguna otra banda (incluidos Los Beatles) y su álbum Greatest Hits es el disco más vendido hasta la actualidad.

Si bien ya se sabía que se había contagiado de HIV, el músico se negó a confirmarlo públicamente hasta horas antes de su muerte. En tiempos en que el virus era no sólo mortal sino base para el prejuicio ignorante y discriminatorio (años en los que se hablaba de “peste rosa”), Mercury prefirió refugiarse en su mansión londinense de Kensington.

El 23 de noviembre de 1991, ya muy enfermo, finalmente decidió romper el silencio y declaró: “Siguiendo la enorme conjetura de la prensa de las últimas dos semanas, es mi deseo confirmar que padezco SIDA. He procurado mantener oculta esta situación para proteger mi vida privada y la de quienes me rodean, pero ha llegado el momento de que mis amigos y fans de todo el mundo conozcan la verdad, y espero que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos cuantos luchan por combatir esta terrible enfermedad”.

Además de las importantes donaciones que hizo en su testamento a la investigación del SIDA, sus compañeros de Queen iniciaron una fundación de lucha contra la enfermedad y el concierto homenaje del 20 de abril de 1992 en Wembley, explícitamente destinado a la concientización al respecto, alcanzó a más de 500 millones de personas en todo el mundo.

Allí, a cinco meses de la muerte del ídolo, superestrellas de la talla de Metallica, Guns N’ Roses, Elton John, Def Leppard, George Michael, Robert Plant, Bob Geldof y Liza Minnelli concurrieron a rendirle homenaje versionando sus temas. David Bowie y Annie Lennox la rompieron con una poderosísima versión de «Under pressure» en una noche inolvidable.

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas