28 agosto, 2019
«El chavismo es la única fuerza política capaz de interpretar lo venezolano»
En esta entrevista exclusiva William Serafino, politólogo venezolano y jefe de redacción del portal Misión Verdad, analiza el rol de los medios de comunicación, del imperialismo y de la organización popular en el proceso de la Revolución Bolivariana.


Lionel Martín
William Serafino es coautor del libro Radiografía de un país bajo asedio y jefe de redacción del portal Misión Verdad que se dedica a desmentir cotidianamente la propaganda local e internacional contra Venezuela.
En esta entrevista hace un repaso por algunos de los ejes centrales de discusión en torno al apasionante proceso revolucionario venezolano.
– ¿Misión Verdad fue pensado como un medio enfocado hacia el interior de Venezuela o para contrarrestar la ofensiva antichavista en el plano internacional?
– Creo que son las dos cosas al mismo tiempo. Misión Verdad nace para cubrir un vacío que hay en el panorama de medios venezolanos, en el cual no se abordaba al país como blanco y objetivo de una guerra híbrida. Justamente, nace como un proyecto para cubrir ese espacio, para estudiar, evaluar, analizar las transformaciones que ha habido a raíz de la guerra contra Venezuela.
Es también un medio de contrainformación pensado para contrarrestar los ataques mediáticos que se realizan fronteras afuera del país.
– ¿Cómo es el desarrollo de medios de carácter comunitario bajo el poder del pueblo?
– Luego del golpe de Estado del año 2002, del 11 de abril, Hugo Chávez tomó la decisión de ir hacia una estrategia de amplificación de los medios porque justamente el golpe había sido mediático. Entonces la forma de responder era a través de los medios, creando una nueva plataforma que iba desde Telesur hasta una amplia gama de medios comunitarios.
Esto se ha desarrollado en los últimos años, en el marco de los retrocesos y avances que lleva consigo cualquier proyecto germinal, igual considero que el balance es positivo. La crisis económica generada por el bloqueo económico también implica un inmenso reto para la viabilidad financiera de estos proyectos comunitarios.
Este año hubo un sabotaje eléctrico, el 7 de marzo, y justamente ahí se vio la capacidad que tienen los medios comunitarios porque era lo único que había para informarse. Era un blackout total, no había redes sociales, no había televisión. La forma de contrarrestar la desinformación y el blackout fue justamente a partir de las estrategias de estas radios comunitarias. El balance es positivo por cómo se respondió frente a estos hechos.
– ¿Cómo ves hoy el escenario político luego de un año en el que se vivieron momentos de gran tensión que incluyeron intentos de golpes de Estado, amenazas bélicas y profundización de sanciones por parte de EE.UU. y reuniones en ámbitos internacionales de negociaciones entre el gobierno venezolano y la oposición?
– Creo que hay una etapa de declive tras el golpe, la oposición ha perdido su «ventana de overton» y un enorme capital político, incluyendo su credibilidad. Los EE.UU. han pagado los platos rotos de una operación muy mal pensada. Se planteaba sobre dos pilares fundamentales: el quiebre de la Fuerza Armada y socavar la base social del chavismo mediante el bloqueo económico y la imposición de un presidente ficticio.
Hay que ver distintos aspectos. Creo que a nivel político hay un proceso de consolidación de los grandes consensos nacionales en contra la intervención, en contra del bloqueo. Allí, el chavismo, vuelve a demostrar que es la única fuerza política capaz de interpretar lo venezolano, su identidad y su proceso histórico desde abajo.
En términos de la negociación, el chavismo fue a Oslo y Barbados con una posición dominante sobre el tablero, con un apoyo importante y la oposición llegó debilitada. Cuando las cosas comenzaron a salir mal para la oposición, es decir, mientras el chavismo ganaba terreno para un evento electoral acordado, el gobierno estadounidense lanzó el embargo del 5 de agosto, con miras de abortar el proceso de diálogo.
Pero en términos económicos y financieros, el golpe ha sido brutal. Incluso en Argentina el gobierno de Mauricio Macri junto con Juan Guaidó han saqueado los bienes de la petrolera estatal PDVSA. El país, ahora mismo, tiene más de cinco mil millones de dólares confiscados en la banca privada internacional, en un ejercicio de cumplimiento de los mandatos de la Administración Trump.
Creo que ellos están buscando oxigenar el golpe a partir de ahí, es decir, buscar que la vida social se precarice aún más y tratar de capitalizar el malestar por la situación en un eventual proceso electoral o en un nuevo ciclo de violencia.
– ¿Qué posibilidad ves de que se reviertan en el corto plazo las sanciones económicas?
– Yo creo que es muy poco probable. Tenemos el ejemplo cubano, el ejemplo de Siria y de Libia. Es un arma de negociación y de presión extrema, y siempre que dé resultados, como dañar la vida de una población, continuará empleándose.
En Venezuela, buena parte de la población identifica que el bloqueo económico es un agravante de la situación actual, pero aun con ese descrédito veo muy difícil que levanten las sanciones económicas. La única opción es una negociación directa con Trump.
– ¿Cómo analiza el papel que juegan potencias aliadas a Venezuela en esta crisis?
– Enormemente positivo. Además del apoyo político, Rusia ha trabajado junto a Venezuela en el mejoramiento de su sistema defensivo. Parte de que no se haya dado una intervención militar tiene que ver con la disuasión que ha ejercido Rusia. Y además es una relación que Chávez venía construyendo desde el año 2006.
Ahora, en lo económico, China ha desarrollado proyectos a gran escala. También está jugando un papel importante en el envío de medicinas e insumos, además de ser el principal comprador de petróleo venezolano. Sus inversiones se han desarrollado en la esfera de las telecomunicaciones, los servicios, llegando hasta la telefonía móvil y el parque automotor. Paradójicamente, las sanciones de EE.UU. favorecen que el intercambio comercial y económico entre China y Venezuela, crezca.
Tanto Rusia, como China, pero también Turquía e Irán, afinan criterios en un función de un orden multipolar que rivalice con el excepcionalismo estadounidense. Venezuela es también un campo de batalla donde ese nuevo orden se está jugando su futuro y probabilidad de realización en el mediano plazo.
– ¿Cómo ves al chavismo en cuanto a la fortaleza para encarar un proceso electoral en caso de que sea este año o principios del año que viene?
– Las elecciones del 20 de mayo (NdeR: Elecciones Presidenciales celebradas el 20 de Mayo de 2018) te dan una geografía de la base de apoyo del chavismo a nivel de clase. Hay un capital político considerable de 5 millones de chavistas «duros», ubicada en la franja más precaria de la sociedad, que movilizan, convencen, articulan políticas en territorios y participan de manera directa en diversos asuntos públicos.
Para la oposición, unas elecciones legislativas (que no implicarían la salida inmediata de Nicolás Maduro) es un factor que promueve la abstención fuertemente.
Entonces creo que si vamos a las elecciones legislativas, ellos no tendrían cómo explicar que son un gobierno interino pero va a las elecciones legislativas, donde Maduro seguiría en el poder, etc. Se les complicaría mucho la capacidad de arrastre. Sobre todo porque ellos vendieron como objetivo final sacar a Maduro y todo lo que no sea sacar a Maduro para ellos es una declaración de derrota.
– ¿Qué rol está jugando la organización de las comunas, de las bases organizadas, para enfrentar los problemas económicos?
– En mi opinión todavía es muy pequeño el alcance y el impacto de estos movimientos. Creo que la etapa que estamos viviendo en este momento es más defensiva, más de repliegue, sobre la base de un consenso básico como independencia y soberanía. La gente sigue pensando que la solución es colectiva, nacional, y eso otorga vida a muchos procesos de transformación económica pero que aún conviven con las contradicciones del rentismo.
En ese contexto todo está condicionado por la crisis económica y se hace tremendamente complicado pensar (y ejecutar) un proyecto de nuevo Estado. El campo popular se ha dirigido más hacia contener los efectos del bloqueo y de la guerra, aunque tampoco eso lo detiene a buscar alternativas económicas de carácter colectivo.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.