5 agosto, 2019
Siempre fieles al compromiso de dar testimonio en tiempos difíciles
Desde este lunes Notas se renueva, se relanza, resurge en el marco de una época muy difícil para el periodismo, para las y los laburantes y para el conjunto del pueblo.

Independientemente del resultado electoral de este año, se viene una nueva etapa para el país. Si bien no es menor -y no nos da igual- quien gane las elecciones, los años venideros nos encontrarán afrontando desafíos muy complejos. Un país endeudado y empobrecido que no se podrá sacar adelante sólo con buenas intenciones y mucho menos con moderación.
Especialmente en un mundo atravesado por una crisis no sólo económica sino también civilizatoria que no tiene perspectiva de resolverse en el corto plazo.
Estamos ante un momento histórico en que el capitalismo en su fase neoliberal ya no tiene pudor en devorarse a sus hijos e hijas, en quemar en la hoguera los pocos principios que le daban rostro humano -el sistema democrático, los derechos individuales, la libertad- y dar a luz a movimientos ultraconservadores y reaccionarios con tal de garantizar su subsistencia.
Como señaló Fernando Rosso en un artículo reciente publicado en Revista Anfibia, “la derecha constata el conflicto con mucho más conciencia de clase que determinadas izquierdas”. Es por eso que resulta necesario abandonar el pesimismo de largo plazo, esa derrota histórica a nivel social, político, económico y, sobre todo, ideológico que nos viene propiciando el sistema desde hace décadas. Imponiendo la idea de que no hay alternativa y que este es el único camino.
Resulta necesario abandonar el pesimismo de largo plazo, esa derrota histórica a nivel social, político, económico y, sobre todo, ideológico que nos viene propiciando el sistema desde hace décadas.
Por más idealista que suene, primero hay que poder imaginar otro futuro para luego concretarlo. “La revolución se hace primero en la cabeza de la gente”, escribió Walsh. No con un carácter romántico e ingenuo, incluso aclaraba que “esto es difícil en un momento de reflujo total”.
Pero era consciente, y así lo demostró a lo largo de su vida, que es necesario convencer y convencernos de que hay que pelear por un mundo radicalmente distinto, feminista, respetuoso del medio ambiente, igualitario, mejor.
El periodismo es una responsabilidad histórica
Cuando este portal nació, en 2014, todo era muy distinto. Otro gobierno, otro mapa mediático, otro escenario para ejercer la profesión.
La llegada de Mauricio Macri a la presidencia trastocó el esquema. El fin de la “guerra” contra el periodismo fue uno de los primeros eufemismos de la cinicracia que gobierna el país. Se trató del fin de las regulaciones a las grandes empresas y el comienzo de un ataque brutal a los trabajadores y trabajadoras, el ahogo de los medios de comunicación opositores y el vaciamiento de los medios públicos.
Quedó demostrado que la apuesta política del gobierno anterior a grupos empresarios amigos (como el extinto Grupo 23) y partidizar Télam, la TV Pública y Radio Nacional, fue ineficaz y de muy corto alcance. En apenas unos meses Cambiemos logró desmantelar “la corpo buena” y dejar el camino allanado para sus socios.
En este nuevo contexto muchos y muchas colegas descubrieron e impulsaron la autogestión. Con el respaldo de una larga tradición e historia de los medios populares en nuestro país, una nueva generación de periodistas, con empuje y creatividad desarrolló herramientas que fueron fundamentales para resistir en estos años una ofensiva neoliberal que tiene, en su pata mediática, un soporte fundamental.
Sin dejar de lado el compromiso social y las posiciones políticas, hemos dado los primeros pasos para un nuevo ejercicio de la profesión, sin ningún tipo de atadura con poderes establecidos, sean los que sean. Sostener esto, en caso de un eventual (y deseable) cambio de Gobierno, será una tarea fundamental y necesaria.
Lo peor que nos puede suceder es conformarnos, ceder a la tentación y al pragmatismo de volvernos voceros y voceras de un nuevo oficialismo “más progresista” o simplemente “menos malo”.
«Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás es relaciones públicas», dijo George Orwell, aunque la frase no es originalmente suya, si no que se remonta a los comienzos del siglo XX cuando ya muchos trabajadores y trabajadoras de prensa eran conscientes del rol que la comunicación tiene en cualquier proceso político y social.
Es allí que la perspectiva crítica, cobra relevancia si queremos, realmente, transformar esta realidad.
No obstante, lejos está de estas líneas ponderar a la prensa en ese lugar en el que hemos caído tantas veces desde el campo popular: “Todo es culpa de los medios”. No, no lo es y es momento de que lo asumamos.
Los medios de comunicación, los mensajes que circulan en redes sociales, operan sobre una realidad material concreta y sobre imaginarios y discursos previamente existentes.
La famosa batalla cultural, lejos de menospreciar movimientos y/o ejes de discusión, tendrá que poner a jugar toda la potencia social que el pueblo argentino ha demostrado que existe y no ha sido derrotada. El feminismo, la economía popular y el movimiento sindical -aún con sus burócratas y su anquilosada CGT- son fuerzas sociales que han marcado agenda, ganado la calle y conquistado los pocos triunfos que se han logrado estos años.
Mucha de esa gente que, retomando una vez más a Walsh, “para los diarios, para la policía, para los jueces, no tiene historia, tiene prontuario; no los conocen los escritores ni los poetas”. Sin embargo algún día “resplandecerá la hermosura de sus hechos, y la de tantos otros, ignorados, perseguidos y rebeldes hasta el fin”.
Como señalábamos en este mismo portal será a través del intercambio con esos actores sociales y políticos como “se enriquecerá la perspectiva que permitirá ir avanzando hacia la construcción de un nuevo horizonte y de una mejor herramienta comunicacional para el cambio social”.
El triunfo de un discurso, de una idea; en definitiva la construcción de una hegemonía sin materialidad, sin cuerpos en acción, sin organización, no es más que un sueño posmoderno.
Porque el triunfo de un discurso, de una idea; en definitiva la construcción de una hegemonía sin materialidad, sin cuerpos en acción, sin organización, no es más que un sueño posmoderno.
Por eso, aunque hayamos cambiado nuestra imagen, el compromiso es el de siempre. Como decíamos hace cinco años y medio, el primer día que este portal salió a la luz: es desde estas premisas que entendemos que el periodismo, aquí y ahora en este siglo XXI, es una responsabilidad histórica.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.