Cinco «hijos del poder» a juicio por violar a una joven en una fiesta

El hecho ocurrió después de la fiesta de primavera que celebró uno de los agresores en Playa Unión, el balneario principal de Rawson, que se caracteriza por la cantidad de casas de fin de semana y vacaciones que tienen allí las familias mas adineradas de la provincia. Durante el festejo, la víctima, cuya identidad está preservada por seguridad, perdió la conciencia y una de sus amigas la encontró en uno de los cuartos de la casa donde seis varones abusaban de ella en grupo.

Si bien en la denuncia original figuran los seis agresores, uno de ellos declaró como arrepentido y quedó excluido del juicio por “abuso sexual con acceso carnal agravado por pluralidad de actores”.
Del total, cuatro la violaron, uno observaba, y el otro estaba “de campana” en la puerta para vigilar que nadie los interrumpa.

Cuando pasó, la sociedad de Puerto Madryn le dio la espalda a la víctima, a pesar de que era un secreto a voces que la violación había ocurrido. Por la condena, ella se mudó de provincia y calló durante años la tortura a la que la sometieron.

Los agresores, en tanto, fueron protegidos porque pertenecen a familias adineradas, muchas de ellas vinculadas a la política de la provincia. Por ese motivo, incluso el día de hoy, muchos medios de comunicación optaron por preservar sus identidades mientras ellos gozan de libertad de acción dentro y fuera del país.

Años después, a pesar de la persecución que vivió, la joven hizo público su calvario a través de las redes sociales y sostuvo: “Lo que me pasó fue de público conocimiento y fui hostigada por todo mi entorno, al punto de tener que irme con mi mamá a vivir a otra ciudad, como si hubiera sido responsable de la situación. Desde ese momento que estoy con tratamiento psiquiátrico y psicológico. Que se sepa qué tipo de personas son, que durante todos estos años siguieron sus vidas impunemente”.

Después de violarla, los agresores comenzaron a hostigarla por teléfono y llegaron a amenazarla para que no hable. “R. se comunicó conmigo pidiéndome que no lo denuncie porque sus padres se estaban por separar. Para lavar su nombre, J. habló con mis papás mintiendo sobre su participación y confesando que me drogaron para someterme”, contó la mujer y agregó que “una de sus amigas, días después, los encontró hablando entre ellos y escuchó cómo se tranquilizaban unos a otros porque aún la denuncia no estaba hecha”, contó.

La causa

Después de que la joven relatara lo sucedido, el fiscal de Rawson, Fernando Rivarola actuó de oficio y pidió la imputación de los seis abusadores. Previa ratificación de la víctima, el funcionario judicial exigió las declaraciones de los acusados y fue allí cuando Tomás Soriano declaró como arrepentido y complicó la situación de sus amigos.

Llegado el momento de las audiencias, la primera será este viernes a las 09:00 se resolvió que las mismas sean a puertas cerradas ya que la mayoría de los agresores (y también la víctima) eran menores de edad cuando ocurrió el hecho. Por el mismo motivo, los detalles d ela investigación y el avance de la causa también permanecen en secreto.

Entre mas de los 60 testigos se encuentra la amiga de la joven, quien la encontró en el cuarto inconsciente. Otra es una mujer de 28 años que publicó también en las redes sociales que había escuchado de boca de uno de los participantes en el hecho lo que sucedió ese día mientras lavaba su auto en Trelew.

Los victimarios

Según la reconstrucción de los hechos, la casa donde ocurrió la violación es propiedad de la familia Viglione. Robertino es nieto de Atilio Viglione, quien fue gobernador de Chubut entre 1983 y 1987, y está denunciado por haber sido uno de los violadores. En ese momento, era menor de edad, en la actualidad es productor de Telefé.

Otro de los violadores es Ezequiel Quintana, sobrino del ex diputado del FPV Alexis Quintana. Ezequiel es abogado y reside en Buenos Aires y su familia es una de las “dueñas de Caleta Olivia”, según describen varios medios locales. En marzo de este año se realizó un allanamiento en su casa de la calle Mosconi de dicha ciudad, a fin de recolectar teléfonos y documentación que puedan sumar datos a la investigación. En el momento de los hechos, ya era mayor de edad.

Un tercer abusador, que ya tenía más de 18 años, es Leandro del Villar cuya familia tiene importantes negocios de transporte y comerciales en la zona portuaria de Chubut. El cuarto acusado por violación es Luciano Mallemaci, cuyos padres son los dueños de “Mallemaci Propiedades”, una reconocida inmobiliaria de la provincia.

Los otros dos imputados son Joaquin Pérez y Tomás Soriano. El primero es quien observaba mientras sus amigos violaban a la joven, y fue el único que declaró como arrepentido. Joaquín es hijo de Raúl “Rabanito” Pérez, un hombre con negocios portuarios y gerente de “Patagonia Estibaje S.A.”. El acusado es dueño de la cancha de futbol Maracaná y tiene participación en Mall Don Bosco. En tanto, su tío es intendente de un pueblo del interior de la provincia.

Tomás Soriano es hijo de Gonzalo Soriano, un empresario de rubro de la pesca. Es el acusado de vigilar la puerta mientras sus amigos violaban. Actualmente vive en Miami donde maneja la empresa Patagonian Sea Products.