Mundo Gremial

30 julio, 2019

Juventud y trabajo: entre la desocupación y la precariedad

Argentina es el país con mayor desempleo juvenil de la región. Además, de acuerdo a los últimos números informados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la desocupación alcanzó su valor más alto desde 2006, llegando al 10,1% en la tasa general, índice que se duplica entre las y los jovenes.

En el marco de la fuerte crisis económica que vive nuestro país uno de los sectores más afectados es el de los y las jóvenes. A fines del año pasado un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) advertía que la Argentina es el país con mayor desempleo juvenil de la región. Mientras que los últimos números informados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) muestran que la desocupación alcanzó su valor más alto desde 2006, llegando al 10,1%, pero que en los jóvenes ese número se duplica.

El desempleo y la precariedad laboral son indicadores de los efectos negativos de la globalización, y a su vez constituyen problemas estructurales en el mundo del trabajo actual. Los primeros años de la década de 1970 trajeron consigo importantes transformaciones tecnológicas y productivas. Esto, a su vez, significó la crisis de los Estados de Bienestar que correspondían a una etapa del capitalismo de posguerra y de las sociedades que lo configuraban.

El correlato fue la modificación de todo el andamiaje jurídico institucional que aseguraba derechos en un mercado de trabajo estructurado alrededor del pleno empleo, la formalidad y un alza relativa de los salarios. Según el sociólogo francés Robert Castel este cambio provocó un crecimiento de la vulnerabilidad, un proceso que conlleva mayores niveles de desempleo, precariedad y exclusión social.

¿No trabaja el que no quiere?

Según datos oficiales del Indec, el desempleo en Argentina llegó al 10,1% en el primer trimestre de 2019, el más alto desde 2006. Esto equivale a 246 mil nuevos desocupados en el último año y 2.123.000 personas en total. Para la población joven estos números son más alarmantes, porque la desocupación duplica la tasa general.

Asimismo, el Informe Juventudes desiguales: oportunidades de integración social del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA, durante 2017-2018 la tasa de desocupación en los jóvenes fue del 21% y aproximadamente 6 de cada 10 que tenían trabajo lo hacían en condiciones de precariedad o subempleo inestable: empleo no registrado, trabajo registrado pero sin plenos derechos laborales (como obra social y jubilación), jornada de trabajo extendida, etc.

Hay una correlación directa entre el aumento de la desocupación y el aumento de la precarización laboral, porque la falta de empleo genera que se acepten trabajos en condiciones no deseadas. Además, la actual crisis económica, la inflación, los tarifazos y la abrupta caída del salario real generan que más gente debe buscar un segundo o tercer empleo. En general estos son sumamente precarios: no registrados o cuentapropistas, ya que según numerosos informes se destruyeron casi 200.000 puestos de trabajo registrados en el último tiempo.

Estos datos muestran que la desocupación no creció porque aumento la población, como sostuvo la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, hace unas semanas, sino que hay otros indicadores –cada vez más alarmantes- que la explican. El aumento en la tasa de desocupación da cuenta que personas que antes estaban inactivas ahora salen a buscar empleo y no lo consiguen. La gran mayoría son jóvenes entre 14 y 29 años, principalmente mujeres.

Según el CIPPEC el desempleo es aún mayor para las mujeres jóvenes, alcanzando el 25% contra un 15,4% de los varones. En este caso se trata principalmente de mujeres de los sectores más vulnerables, con hijos o a cargo del cuidado de otro familiar. Estas tareas de cuidado y trabajo doméstico, no reconocidas ni remuneradas, las excluyen del mercado laboral formal.

Ciudad de Buenos Aires: la precarización laboral en el empleo joven

Las diversas formas que adquiere la precarización -trabajo en negro, subempleo, achicamiento de los contratos de trabajo, etc- son difíciles de cuantificar estadísticamente. Sin embargo, tomando como base la Encuesta Permanente de Hogares del 2018 (EPH) podemos entrever cual es la situación de los y las jóvenes entre 16 y 24 años con respecto al empleo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), el distrito más rico del país.

Surge como dato relevante que la tasa de desempleo en los jóvenes es del 27%, una cifra tres veces superior al 8% del total de la ciudad.

A su vez, el porcentaje de empleo no registrado -es decir, sin aporte jubilatorio, una de las tantas formas de precariedad- es de en un 39% entre la juventud, un número considerablemente superior al promedio que llega al 23%.

Los denominados “jóvenes ni-ni”, que no estudian ni trabajan, conforman un 12%, una porción poco significativa entre el 54% de los inactivos. En esta categoría, un 37% son mujeres que realizan trabajos domésticos sin recibir remuneración y cuya actividad no es reconocida.

Otro dato a tener en cuenta es la subocupación, un indicador que muestra las personas que están ocupadas pero la cantidad de horas que trabajan es insuficiente con el nivel de empleo existente. Este dato para la población joven es de un 15,3%, cinco puntos porcentuales más que el 10,6% de la tasa general.

Estos indicadores ponen en duda los supuestos que sostienen la nueva política estatal del Servicio Cívico Voluntario para jóvenes. La argumentación para su implementación no visibiliza la falta de acceso a empleos de calidad y sobrevalora a una baja porción de este sector que no estudia ni trabaja.

No obstante, sin otras políticas públicas que prioricen revertir las problemáticas de desocupación y precarización laboral, para muchos y muchas jóvenes terminará siendo esta la única salida posible, una que además no tiene como requisito la escolarización, mientras para casi cualquier empleo, por más precarizado que sea solicitan como mínimo secundario completo.

Nicolás Castelli – @NicoCastelli3 y Florencia Trentini – @ositewok

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