Mundo Gremial

29 julio, 2019

“¿Cómo se encuentra el pedido?”: la respuesta de Glovo a un repartidor accidentado

La periodista Yanina Otero escribió un tweet relatando que debió socorrer a un trabajador de la empresa de delivery que había sido atropellado. Además, incluyó una foto de una pantalla de celular donde se lee cuál era la preocupación de la compañía.

La periodista Yanina Otero escribió un tweet relatando que debió socorrer a un trabajador de la empresa de delivery que había sido atropellado. Además, incluyó una foto de una pantalla de celular donde se lee cuál era la preocupación de la compañía.

En la imagen se ve el teléfono manchado de sangre y el diálogo:

– Como se encuentra el pedido. Está en buen o mal estado para poder ser entregado

– No lo sé, no me puedo levantar

En el mismo posteo Yanina explica que se trata de un repartidor de Glovo que acababa de sufrir un accidente llevando una pizza.

Mientras ella lo ayudaba y esperaba hasta que llegue la ambulancia, fue que registró la conversación donde el empleado, tirado en el piso, golpeado y sangrando, avisaba a la empresa que había chocado con la moto.

– Ernesto ¿me podrías mandar una foto de los productos por favor?

– No, no puedo moverme

– Es parte del procedimiento, por favor tendrías que mandar la foto para poder cancelar el pedido

– Imposible moverme

El accidente tuvo lugar este fin de semana en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la conversación hubiese sido la misma para cualquiera de las y los repartidores que trabajan en la calle.

La respuesta no es más que la cara de una situación de extrema precariedad laboral que padecen cientos de miles de trabajadores y trabajadoras de esta “economía de plataformas”. En jornadas laborales que pueden llegar hasta las 12 horas diarias, haciéndose cargo de la moto o bicicleta, del combustible e incluso de la caja para llevar los pedidos, son cerca de 30 mil los repartidores de apps que, como Ernesto, trabajan en las calles de la ciudad sin ningún tipo de seguro o cobertura.

Pero, no es solo la falta de un seguro contra riesgos del trabajo, sino la ausencia total de derechos laborales básicos lo que precariza sus condiciones de trabajo a situaciones donde el empleado o empleada se convierte en una mercancía menos valiosa que una pizza.

En abril de este año, Ramiro Coyola Camacho, un joven de 20 años que trabajaba para Rappi, murió en un accidente en Puerto Madero mientras realizaba una entrega.

“Nuestras muestras de condolencia por la irreparable pérdida de nuestro Rappi en cumplimiento de la labor”, fue la única respuesta de la empresa a una compañera de trabajo que escribió a la aplicación para reclamar que alguien se haga cargo de la muerte.

A raíz de este caso fatal, el Ministerio de Salud porteño reconoció que solo en un mes se atendieron en hospitales públicos 25 repartidores de aplicaciones de delivery por accidentes en la vía pública. “El trabajador queda rebajado a una mercancía, a la más miserable de todas”, decía Karl Marx hace 175 años.

¿Por qué existe esta relación laboral que remite tiempos en los cuales los trabajadores no tenían derechos? Es que para las empresas/plataformas sus repartidores no son empleados bajo relación de dependencia, sino autónomos y por eso están registrados como monotributistas.

Sus argumentos para no reconocer ninguna clase de vínculo laboral se basan en que solo cumplen el rol de intermediarios y por ende no son una compañía de mensajería. Esto es lo que les permite evadir obligaciones laborales -como una cobertura de seguros o de salud- y tributarias y así obtener cuantiosas ganancias.

Sin embargo, ese carácter de los repartidores se encuentra en plena discusión judicial y además es refutado por acciones concretas de las empresas que asumen actitudes patronales.

Por ejemplo, con un simple click pueden bloquearlos, lo que equivale a un despido, también pueden sancionar a quien no cumple con una tasa de aceptación de pedidos, controlan las rutas de entrega y si reclaman mejoras laborales, los despiden.

Tal como sucedió en noviembre del 2018, ante una protesta gremial por mejores condiciones de trabajo, la empresa Rappi bloqueó a tres integrantes de la comisión directiva de la Asociación de Personal de Plataformas (APP) -un sindicato creado por trabajadores de Rappi y Glovo- en una clara actitud patronal y antisindical que fue multada.

Pero la empresa apeló y la justicia esta vez se inclinó a su favor dejando sin efecto la multa.

Hasta que no se defina el vínculo laboral, las y los trabajadores se encontraran en un vacío legal y regulatorio a merced de la voracidad de este capitalismo de plataformas y, en el mejor de los casos, que sus denuncias caigan en manos de jueces o juezas con algo de sensibilidad social.

La que no tuvo el destinatario de la pizza que, como explica en otro tweet la periodista, se hizo presente en el lugar y se llevó su pedido sin importarle mucho más que obtener lo que su dinero había comprado.

Por suerte, Ernesto, de 63 años y que trabaja en Glovo porque no consigue otra cosa para subsistir, está fuera de peligro.

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