22 julio, 2019
¿Qué es la Secundaria del Futuro?
Por Alicia García Tuñón. Se cumplió un año y medio de la implementación de la Secundaria del Futuro en CABA y ya se escuchan rumores sobre las escuelas que entrarán en el programa en 2020. Sin haber hecho una evaluación de la Nueva Escuela Secundaria (NES) -que recién el año pasado terminó su primera cohorte-, ya se avanzó con una nueva reforma.

Por Alicia García Tuñón*. Se cumplió un año y medio de la implementación -por parte del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta- de la Secundaria del Futuro y ya se escuchan rumores sobre las escuelas que entrarán en el programa para en 2020. Sin haber hecho una evaluación de la Nueva Escuela Secundaria (NES) -que recién el año pasado terminó su primera cohorte-, ya se avanzó con una nueva reforma.
Estandarización y adaptabilidad
En primer lugar, esta reforma nunca se consultó con la comunidad educativa en la etapa de su elaboración y tampoco nadie sabe quién o quienes realizaron el plan. Esto último no es menor ya que las modificaciones propuestas suponen una reforma sustancial que apunta a vaciar de contenido, pedagogía y construcción de conocimientos a la escuela secundaria. Hay un intento de poner a la enseñanza media al servicio del poder económico concentrado que no cuestiona la realidad ni piensa en transformarla.
Con este objetivo se enaltecen las pruebas estandarizadas como regla que mide inteligencia y calidad, y se propone que “cada uno es responsable de planificar y estructurar el trabajo y elaborar el producto por resolver”. Uno de los planteos es la gamificación (videojuegos educativos) para que cada estudiante vaya superando el nivel y así adquirir los contenidos.
En principio parece interesante plantear que se respeten los tiempos individuales para el aprendizaje, pero en este proceso la responsabilidad recae sobre los y las estudiantes en un proceso netamente individual. Nadie se hace cargo de las condiciones iniciales de las que parten los pibes y pibas, ni de sus historias de vida. Nada se dice acerca de propuestas de articulación con otros actores sociales. La respuestas del fracaso o no es exclusiva responsabilidad escolar e individual.
El perfil del estudiante que se desprende de los diferentes documentos ministeriales apunta a formar “un ciudadano del Siglo XXI: talentoso, creativo, crítico, emprendedor, alfabetizado digitalmente, cooperativo y adaptable”. Pero, ¿cuál es el concepto de “talentoso»? ¿Quiénes serían los talentosos del modelo macrista de país? ¿Adaptable a qué? De entrada, podemos afirmar que no hay nada más opuesto a una persona creativa y crítica que una persona adaptable ¿Por qué suponer que una formación estandarizada va a proporcionar educación para todes por igual?
El emprendedurismo y la demanda de las empresas
Uno de los ejes que más resistencia trajo en la comunidad educativa fue el rol del quinto y sexto año. Se planteó una formación y un enfoque de aprendizaje a través de competencias y de estándares de contenidos mínimos, convirtiendo al quinto año en un espacio dedicado a las pasantías y la formación en emprendedurismo. El caso más resonante fueron las pasantías en McDonalds.
Primero se habló de un 50% de prácticas fuera de la escuela y dos materias a cursar. Después, por presión de los estudiantes, empezaron a hablar de “Prácticas Educativas” en organizaciones académicas, científicas, tecnológicas, humanitarias y artísticas, para aprender en la práctica sin dejar de tener el resto de las materias. Pero este escenario todavía es incierto.
¿Cómo se decidirá cuál es la demanda para la formación? ¿Las empresas o el Estado? ¿Qué condiciones educativas se pensaron para esta experiencia? ¿Toda práctica es formativa? ¿Trabajar en un local de comidas rápidas lo es? A su vez, cabe preguntarnos si el sistema productivo de CABA tiene capacidad para incorporar a los 18 mil jóvenes de quinto y sexto año.
El fundamento es que si los y las estudiantes hacen estas prácticas van a conseguir trabajo, sin tener en cuenta la creciente desocupación que vive nuestro país. Esta idea se basa en el emprendedurismo (incorporado como meta en la Educación en 2002 por la UNESCO, aprender a emprender). Según esta lógica los y las trabajadores autogestionan sus propios emprendimientos sin ingresos asegurados, se imponen a sí mismos condiciones laborales y salariales degradantes, de autoexplotación para hacer frente al mercado.
Desaparece la idea de salario y se concibe al trabajador no como fuerza laboral que genera valor sino como algo “natural” y “ahistórico”. Mientras en el proceso, además, se genera ruptura en los lazos solidarios y colectivos.
La educación es un derecho, no un negocio
En esta Secundaria del Futuro, los contenidos digitalizados son producidos y vendidos por empresas amigas. El negocio de la educación ocupa el quinto lugar con la contratación de plataformas y recursos educativos. La estandarización es fomentada por empresas como Pearson -que diseña las pruebas PISA- y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
No se incorporan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) de una manera crítica, como una herramienta más, sino como un fin en sí mismo, abriendo la puerta a la educación a distancia y reemplazando al docente por un técnico.
En todo este proceso los y las docentes pierden su rol fundamental: construir el proceso de enseñanza-aprendizaje con sus estudiantes, pasando a ser un facilitador, un guía para trabajar con las plataformas, reemplazado por videojuegos y guías estandarizadas. Un modelo a la medida de una educación individualista, flexible, de subsistencia.
Ante estas reformas debemos preguntarnos: ¿Para quiénes enseñamos? ¿cómo seleccionamos contenidos? ¿quienes los seleccionan? Y en relación a esto reflexionar sobre el ciudadano que esta reforma educativa busca: emprendedor, para un mercado global que plantea la robotización, el teletrabajo, con gran informalidad y precariedad, automatización del trabajo y con formas de producción con menos ocupación de mano de obra, en la que la calificación del trabajador es individual.
Escuela secundaria del presente para un futuro de incertidumbres, del emprendedurismo, del sálvese quien pueda, con un proyecto de país que no garantiza el pleno empleo donde no habrá nuevos puestos de trabajo genuino ni industrias. Todo esto es lo más alejado a la creatividad, el espíritu de equipo y la cultura de la protesta por los derechos.
Ningún cambio en el sistema educativo puede resolverse con una foto y un PowerPoint. No hay reforma educativa posible que surja de una idea, por más notable que sea ésta, si no es puesta en diálogo para construir consensos alrededor de ella. En este sentido, cualquier mejora en la educación debe ser discutida con los protagonistas del mundo escolar: docentes y estudiantes, pero también con las familias y la sociedad. Los modos de enseñar se transforman a través de procesos políticos y culturales y no por medio de un click en la computadora.
@AliGarciaTunon
* Referente de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE)
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