Mundo Gremial

10 julio, 2019

“No nos pueden meter miedo a quienes tenemos el oficio de dar a conocer la realidad”

No nos callan nunca más es el primer libro del periodista Tomás Eliaschev. En esta entrevista repasa los principales ejes de esta genealogía de las luchas recientes del gremio de prensa que dieron pie a nuevas formas de organización.

No nos callan nunca más es el primer libro del periodista Tomás Eliaschev. En esta entrevista repasa los principales ejes de esta genealogía de las luchas recientes del gremio de prensa que dieron pie a nuevas formas de organización.

Eliaschev es actualmente secretario de Derechos Humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) y trabajó en distintos medios de comunicación como Perfil y Revista Veintitrés, entre otros.

– Este es el primer libro que publicás y a diferencia de otros periodistas no elegiste dar cuenta de algo que hayas investigado en los distintos medios donde trabajaste, sino que optaste por contar la “historia reciente” del gremio de prensa, de tus compañeros y compañeras y también la tuya. ¿Por qué optaste por esa temática y por qué ahora, en este momento donde el gremio atraviesa un momento tan difícil marcado por despidos y cierres de empresas?

– Es esta situación de periodismo en emergencia, de pérdida brutal de los puestos de trabajo, de poder adquisitivo y de precarización que afecta directamente la calidad y la pluralidad, lo que hace que me parezca relevante destacar las peleas que se vienen dando dentro de los medios de comunicación.

Desde la primera vez que pisé una redacción y aún antes, haciendo coberturas para el sitio Indymedia en 2002, siempre me llamó la atención la empresa periodística en tanto fábrica. En tanto espacio de relaciones laborales y como eso interactuaba con la libertad de prensa.

En este momento tan difícil es que me parece necesario remarcar la importancia de estas discusiones que surgen dentro de las redacciones.

La pelea en defensa del salario y las condiciones de trabajo, es también una pelea en defensa de la libertad de expresión. No solamente en el sentido más directo que tiene que ver con que sin periodistas no hay periodismo y sin medios es imposible que circule la información. Sino también porque la organización sindical conduce y lleva en determinadas circunstancias a niveles de consciencia y fortaleza que hacen posible exteriorizar la diferencia con el pensamiento editorial de las patronales de prensa.

En un contexto donde además de estar padeciendo una situación horrible en cuanto a lo laboral, estamos padeciendo una situación de concentración muy fuerte, donde los oligopolios con la fusión de Clarín y Telecom adquieren una fuerza que afecta directamente al sistema democrático, me parece muy importante destacar las rebeliones que se dan, citando una idea martiana, desde las entrañas del monstruo.

Dentro de las redacciones de los medios más concentrados se producen también discusiones periodísticas que ponen en cuestión la potestad que pretenden arrogarse las patronales de definir cuál es el sentido común, cuál es la verdad, qué es noticia, que no y cómo se encara.

El título está sacado de una canción que siempre cantamos en las marchas y que tiene que ver con algo que me llamó la atención: en las luchas por nuestra paritaria aparecía esta idea de que al gremio no lo callan nunca más.

¿Quién nos ha querido callar? ¿Quién nos quiere callar? Aparece muy fuerte el tema de la censura. Es un gremio que la ha sufrido no solamente por la represión abierta, sino también por los despidos y los condicionamientos de distintos Gobiernos que, aún en democracia, intentan tener una prensa sumisa.

Esta historia reciente es también personal y es algo que me había llamado siempre la atención desde que empecé a organizarme. Este cruce de organización sindical y libertad de prensa es una materia que ha sido muy poco investigada y merece que le pongamos el ojo.

No nos callan nunca más es una especie de genealogía de luchas y disputas, en principio aisladas. Sin embargo, a partir de la reconstrucción que haces estas peleas son puestas en perspectiva y cobran un sentido; dan cuenta de un acumulado organizativo, de una articulación y la transformación de subjetividades que pasaron a sentirse parte de un colectivo cuyo punto más alto fue la creación del Sipreba ¿por qué creés que fue posible este proceso de resistencia y organización? ¿por qué sucedió en este tiempo histórico y no en los ‘90 o los 2000?

– Para mí el factor determinante es la irrupción en las redacciones de una generación de trabajadores y trabajadoras que se formaron o se vieron impactados por el levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre de 2001. Por el movimiento de desocupados, de asambleas populares, de las fábricas recuperadas y el movimiento estudiantil.

Cuando en 2005 y 2006 se empieza a notar la presencia de estos compañeros y compañeras en los medios aparece algo muy fuerte. Es una generación joven, que no está dispuesta a aceptar el miedo. Que no está dispuesta a dejarse correr por el “mejor no te metas” que es herencia de la dictadura y del drama de la desocupación en los 90.

Esta generación logra encontrarse con quienes sostuvieron la antorcha de la organización aún en los momentos más difíciles y empiezan a generarse procesos de organización, de lucha y de resistencia que hoy tienen su cara visible en el Sipreba.

Recordemos que en el año 2000 se producen los despidos en Clarín y a partir de ahí se produce un efecto de disciplinamiento en todo el gremio. Costó mucho remontar esto porque estaba instalado el miedo a que la participación sindical empeore las cosas más que mejorarlas.

Esto se empieza a revertir con esta irrupción también de muchos compañeros y compañeras que venían de los medios alternativos. Que tenían esta impronta de que es posible rebelarse y dar vuelta todo, aún en los lugares más difíciles.

– Tanto en el libro como en otras instancias se pone el relieve en el conflicto del diario Crítica como un punto de inflexión para el gremio ¿por qué fue tan relevante esa lucha? ¿en qué sentido modificó la perspectiva de las y los trabajadores de prensa?

– Esta década entre 2000 y 2010 hay muy pocos conflictos. Los más visibles y conocidos los de Crónica en 2005 y Perfil en 2006/2007 pero es una situación árida para la organización sindical de prensa.

Eso se rompe en 2010 con el conflicto de Crítica y es un punto de inflexión donde se vé que esta generación empieza a tomar protagonismo. Tanto Martina Noailles como Alejandro Bercovich, que eran referentes de esa Comisión Interna, empalman claramente con esta idea de los jóvenes formados por la impronta del 20 de diciembre.

Así se potencian dos discusiones importantes que están entrelazadas. La primera es la necesidad de recuperar el sindicato para la lucha. Eso implicó primero la conformación de un plenario de delegados de prensa escrita que, amparado bajo el viejo sindicato, protagoniza las paritarias de prensa de 2012 y 2013. Y en franca contradicción con la burocracia comienza a funcionar de forma autónoma incorporando trabajadores de la televisión y la radio.

De esa manera se prefigura la necesidad de conformar un nuevo sindicato ante la imposibilidad de seguir dando la disputa en la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) ya que era un fraude muy difícil de desmontar y además porque la opinión de los compañeros en las redacciones era proclive a no afiliarse y crear algo nuevo.

En ese sentido es un punto de inflexión Crítica, ahí empieza a nacer el Sipreba. Y también porque marca la necesidad de consolidar, fortalecer y crear medios autogestionados, cooperativos y populares.

En el conflicto los trabajadores toman la decisión de editar su propio periódico, aparte de una política comunicacional muy efectiva que incluía un sitio donde día a día se informaba la lucha, instalaciones artísticas y protestas con el objetivo y el logro de ser visibles.

Además todo esto sucede cuando estaba instalado el tema de la grieta. Los trabajadores de Crítica son muy inteligentes para usar esto a su favor: cómo puede ser que cuando se está discutiendo una ley de medios o que se denuncia que el Gobierno quiere establecer una única voz, se cierre un diario.

Conflicto CríticaSe trató de una utilización muy inteligente de la coyuntura que marcó también la discusión de conformar una cooperativa. No fue entendido como una posibilidad real por la mayoría pero si por un núcleo que sostuvo la experiencia de la Revista Cítrica que llega hasta hoy en día como un ejemplo y un baluarte de la comunicación autogestionada en nuestro país.

También es importante destacar las palabras de Osvaldo Bayer (que en aquel 2010 encabezó la Lista Multicolor) que planteó en la campaña electoral la necesidad de que Crítica se conformara como una cooperativa así como también la necesidad de que los medios no sean públicos ni privados, sino autogestivos.

Este planteo lo toma la cooperativa de Cítrica y esto después se transfiere a otras experiencias como la de Tiempo Argentino e Infonews.

Modificó la perspectiva de los trabajadores de prensa porque demostró que era posible llevar adelante una lucha y hacerla visible. Si bien no se logró el cometido de evitar el vaciamiento del diario si logró reinsertar a casi todos los compañeros y compañeras gracias a las gestiones de la Comisión Interna ante el Ministerio de Trabajo.

Eso también fue importante para quienes venían organizados desde hacía décadas porque vieron que estaba renaciendo el gremio de prensa.

– La mayoría de los conflictos que relatás en el libro sucedieron en el momento en que surgió la “grieta” y que tuvo su correlato en los medios de comunicación. Sin embargo sostenés que esa grieta no debería existir entre las y los trabajadores ¿que importancia tiene hacia adentro del gremio este planteo que va de alguna forma “a contramano” de lo que pasa en la sociedad?

– El plantear que la grieta más fuerte es entre trabajadores y patrones no necesariamente implica no ver la disputa o las diferencias entre lo que era el Gobierno anterior y el partido que se organizó a través de los oligopolios. El Grupo Clarín fue el principal partido de la oposición y hoy es el principal partido del Gobierno.

Eso no equivale a decir que son lo mismo, si no poner el foco en algo que ha sucedido en la práctica: la alianza que construyeron los trabajadores de Clarín y La Nación con los de Página/12 y Tiempo Argentino viendo que tenían los mismos intereses y las mismas luchas.

Aparte esta grieta se relativiza en el punto en que Página/12 forma parte de la misma cámara patronal que La Nación y Clarín. Y la otra cámara patronal, que supuestamente era afín al Gobierno anterior hacía frente común contra los trabajadores.

Incluso la difusión de los conflictos del gremio de prensa era muy episódica. A veces se utilizaba la cuestión de la grieta para pegarle a los otros pero en un segundo plano y sin darle voz a los trabajadores y trabajadoras.

En ese sentido es que tenemos que resaltar que esa grieta es entre quienes trabajan y quienes son los dueños de los medios. Es cierto que va un poco a contramano de lo que pasa en la sociedad pero por eso mismo es importante.

Recientemente con las agresiones que sufrió una compañera en la presentación del libro de Cristina Fernández, muchos en las redes sociales expresaban una cierta responsabilidad de la víctima por trabajar donde trabaja, asimilándola a los dueños del medio como si fuesen lo mismo.

Ahí evidentemente hay que hacer una tarea de docencia muy grande. No es lo mismo el trabajador que la empresa. Por más que muchos compañeros y compañeras tengan el mismo pensamiento que la patronal, su realidad material indica otra cosa.

– En la presentación del Día del Periodista, Paula Sabatés -delegada de Página/12- definió tú libro como “un manual” para los delegados y delegadas de prensa ¿pensas que No nos callan nunca más puede tener esa función particular?

– Estas palabras que dijo Poli son uno de los elogios más lindos que escuché. Agradezco mucho que una compañera joven, que es una destacada referenta e impulsó la organización de las mujeres en Página/12 y en el gremio lo pueda tomar como un ayuda memoria, como una forma de conocer otras luchas y le sirva para su tarea actual.

Presentacion libroOjalá que sirva para formar a las nuevas generaciones del activismo y también a las personas que les interesa conocer qué pasa dentro de los medios, que quieren saber como se maneja el periodismo y cómo influye en la sociedad. Que se pueda divulgar lo que pasa en las redacciones y la importancia de la organización colectiva.

Espero que pueda tener esa función el libro, que sirva como herramienta y sea apropiado por los compañeros y compañeras que comparten esta idea de que no nos pueden callar, no nos pueden venir a meter miedo a quienes tenemos el oficio de dar a conocer la realidad.

Me parece que hay una larga tradición de defensa de la libertad de prensa y tenemos que darnos cuenta que somos los trabajadores los principales garantes de que esto se cumpla. Que sirva a los sectores populares y no sea una idea apropiada por las grandes patronales que confunden la libertad de empresa con la libertad de pensamiento.

Santiago Mayor – @SantiMayor

Foto: Karina Díaz

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