24 junio, 2019
Argentina – Brasil en Italia 90: un partido inolvidable
Juan Román Riquelme festejaba su cumpleaños número 12, Lionel Messi apenas el tercero. El 24 de junio de 1990 la selección Argentina se enfrentó a Brasil por los octavos de final del Mundial de Italia. En un partido completamente adverso, gracias a una jugada del mejor futbolista de todos los tiempos, la albiceleste logró una victoria que quedó para siempre en el recuerdo.

Juan Román Riquelme festejaba su cumpleaños número 12, Lionel Messi apenas el tercero. El 24 de junio de 1990 la selección Argentina se enfrentó a Brasil por los octavos de final del Mundial de Italia. En un partido completamente adverso, gracias a una jugada del mejor futbolista de todos los tiempos, la albiceleste logró una victoria que quedó para siempre en el recuerdo.
«Que el Diego los gambeteó, el Cani los vacunó, ‘tan llorando desde Italia hasta hoy», rezaba la canción más popular del Mundial de Brasil 2014. Es que para los hinchas argentinos ese partido en Turín fue, quizás, el más importante de aquel Mundial del 90. Superando incluso la triste final que se perdió por un penal inventado.
Fue, también, la única vez en la historia de los mundiales que Argentina derrotó a la «verdeamarela» en una rueda final de una Copa del Mundo.
El seleccionado argentino, que venía de pasar raspando como mejor tercero, formó aquel día con Sergio Goycochea; Pedro Monzón, Juan Simón y Oscar Ruggeri; José Basualdo, Pedro Troglio (reemplazado en la segunda etapa por Gabriel Calderón), Ricardo Giusti, Jorge Burruchaga y Julio Olarticoechea; Maradona y Caniggia.
Brasil, en cambio, venía de ser primero en su grupo y alineó a Taffarel; Ricardo Rocha, Mauro Galvao y Ricardo Gomes; Jorginho, Dunga (actual director técnico de la selección brasilera), Alemao, Valdo y Branco; Müller y Careca.
En un partido donde los conducidos por Carlos Bilardo sufrieron la mayor parte del tiempo, con un Goycochea que vio la pelota rebotar en repetidas ocasiones contra sus palos, todo cambió en un minuto. Fue a los 36 del segundo tiempo cuando Diego Maradona, con el tobillo como un pomelo e infiltrado (como jugó casi todo ese torneo) agarró la pelota pocos metros atrás de la mitad de la cancha, dentro del círculo central.
Con cinco toques -cuatro con la zurda y uno con la derecha- dejó en el camino a tres futbolistas rivales mientras encaraba hacia el arco defendido por Taffarel. Con tres futbolistas más por delante y otro por detrás, cayéndose, tocó de derecha hacia Caniggia que se había desmarcado. La pelota pasó entre las piernas de uno de los defensores que luego se chocó con un compañero para hacer más notoria la puesta en ridículo a la que habían sido sometidos.
Ya en los pies del «hijo del viento» la pelota siguió su destino inevitable. El arquero brasilero salió desesperado pero el Cani la tocó para un costado y de zurda dio «un pase a la red». Fue el 1 a 0 que quedó inmortalizado para siempre en la jugada de Diego, en la definición de Cani y en la foto de Taffarel arrodillado, sin entender lo que había sucedido.
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