12 junio, 2019
Three Mile Island, el “Chernóbil estadounidense”
El 28 de marzo de 1979 en Harrisburg, EE.UU., se produjo uno de los accidentes nucleares más importantes de la historia. Sus consecuencias sobre la población y el medio ambiente fueron ocultadas por Washington.

El 28 de marzo de 1979 en Harrisburg, EE.UU., se produjo uno de los accidentes nucleares más importantes de la historia. Sus consecuencias sobre la población y el medio ambiente fueron ocultadas por Washington.
A las cuatro de la mañana de aquel día el segundo reactor -con apenas tres meses de actividad- de la central de Three Mile Island comenzó a fallar.
Una sucesión de errores mecánicos mezclados con fallas humanas produjeron primero la pérdida de agua de refrigeración. Esto derivó en un peligroso aumento de la temperatura del uranio que fundió las barras de combustible, lo que se denomina como una fusión severa del núcleo. Sin embargo esta no llegó a ser total, según estudios posteriores estuvo a 30 minutos de que eso sucediera.
No obstante, considerando la gravedad, fue calificado como un accidente Nivel 5 de acuerdo a la Escala Internacional de Accidentes Nucleares (INES) cuyo tope máximo es 7, aplicado a los casos de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011).
Según la INES, el Nivel 5 implica un “Accidente con amplias consecuencias” cuyo apartado “Impactos sobre la población y el medio ambiente” plantea que hubo liberación de material radiactivo al ambiente.
Asimismo en el ítem “Impacto sobre las barreras radiológicas y su control” se da por hecho un “grave daño al núcleo del reactor” con la consecuente “liberación de grandes cantidades de material radiactivo dentro de la instalación con una alta probabilidad de exposición radiactiva” lo que podría “aumentar el riesgo de un accidente o incendio”.
La reacción gubernamental
Al tener las primeras noticias de lo sucedido el gobernador del Estado de Pennsylvania, Dick Thornburg, ordenó la evacuación de niños en edad preescolar y mujeres embarazadas en un radio de ocho kilómetros. Pero con el correr de las horas y ante una posible explosión, se alertó a toda la población de 30 kilómetros a la redonda que estuviera preparada para un potencial traslado.
Por su parte el presidente la Comisión Reguladora Nuclear de EE.UU. (NRC, por sus siglas en inglés), Joseph M. Hendrie, hizo declaraciones criticando al personal de la planta. “Esto se parece a un par de ciegos que se tambalean alrededor de una toma de decisiones”, dijo.

Pero una vez controlada la situación, el Gobierno comenzó a enviar mensajes de tranquilidad y calma, ocultando la gravedad del hecho.
La NRC elaboró un informe posterior donde buscó minimizar el accidente. Esto fue respaldado por el Departamento de Salud, Educación y Bienestar y la Agencia de Protección Ambiental, que destacaron un incremento en la exposición de radiactividad, pero sin llegar a guarismos peligrosos.
Según ese relevamiento fueron liberados al aire 10.000 millones de curios (unidad de actividad radioactiva). Cabe destacar, a modo comparativo, que una fuente de un curio requiere un blindaje de medio metro de cemento para poder ser transportada y almacenada sin peligro.
Los informes independientes
De acuerdo a la organización Greenpeace, los estudios gubernamentales tuvieron un claro sesgo que buscó ocultar la gravedad del accidente.
“La Union of Concerned Scientists de EE.UU.demostró la existencia de varios indicadores de que se produjo una fuga más grande, los cuales no se tuvieron en cuenta, como una brusca bajada en la presión del aire del edificio del reactor”, redactaron en un material sobre el tema.
A esto se sumaron “varias fugas potenciales” que también “fueron pasadas por alto, como los escapes en la contención, en los tubos de los generadores de vapor y en las tuberías del primario”.
En la misma línea, una investigación científica independiente dirigida por Steve Wing apuntó que el escape de radiación fue diez veces mayor al reconocido por las autoridades.
Además, tras estudiar el impacto en la población de la zona, descubrieron un índice de cáncer pulmonar de cuatro a seis veces superior a la media en aquellas localidades que se encontraban a favor del viento en contraposición a las que no. Lo mismo sucedió con los casos de leucemia que en algunas regiones se multiplicaron por diez.
Finalmente se detectó daño cromosómico en los animales y plantas de Harrisburg.
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Tras los sucesos de Three Mile Island se frenó la construcción de centrales nucleares en EE.UU., se cambiaron todos los protocolos de seguridad y se incrementó el movimiento anti-nuclear.
A pesar de esto, se trata de un acontecimiento poco conocido que ha sido deliberadamente ocultado por Washington. Siete años más tarde, la explosión de Chernóbil terminó de cerrar el círculo para que la propaganda estadounidense se centrara en las falencias del enemigo soviético y no en lo que fue el accidente nuclear más grave de la historia estadounidense y, hasta hoy, el tercero más importante del mundo.
Santiago Mayor – @SantiMayor
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