Mundo Gremial

29 mayo, 2019

Lxs que luchan: 50 años del Cordobazo y sus legados

Por Nicolás Castelli. Gases, tiros y represión en el centro de la ciudad de Córdoba. Cientos de miles de trabajadores intentan confluir en un acto conjunto en el marco de una huelga general. Cae en el pavimento Máximo Mena, un joven obrero, la primera de las víctimas fatales. Así comenzaba, hace 50 años, uno de los hitos más significativos y de mayor proyección de las luchas obreras y populares de nuestra historia: el Cordobazo.

Por Nicolás Castelli. Gases, tiros y represión en el centro de la ciudad de Córdoba. Cientos de miles de trabajadores intentan confluir en un acto conjunto en el marco de una huelga general decretada por los principales sindicatos. La columna de trabajadores y trabajadoras de la planta Santa Isabel de la empresa IKA desborda el cordón policial. Cae en el pavimento Máximo Mena, un joven obrero del Sindicato de Mecánicos y afines del Transporte Automotor (SMATA), la primera de las víctimas fatales. Así comenzaba, hace 50 años, uno de los hitos más significativos y de mayor proyección histórica y simbólica de las luchas obreras y populares de nuestra historia reciente: el Cordobazo.

Estudiantes, sacerdotes tercermundistas, vecinos y vecinas, en suma, toda la heterogeneidad del pueblo cordobés irá sumándose, con el correr de las horas, a los obreros y obreras en un mismo grito de bronca largamente contenido durante años y que mantendrá suspendida la ciudad por dos días. Cuando la injusticia es general, el malestar desborda cualquier reivindicación sectorial e identidad política y social, como un estallido que termina sorprendiendo a propios y extraños.

“Con el arriba que baja y el abajo que sube”

¿Qué pasaba en ese abajo que se movía bajo aquel cielo del ’69 como dice el poema de Mario Benedetti? ¿Cuál es la proyección de aquellas jornadas históricas en nuestro presente? No pretendemos dar respuestas acabadas a estos interrogantes, que además requieren investigaciones y reflexiones que nos exceden, pero si traer algunos elementos y figuras que sirvan para pensarnos en nuestro presente.

Existen diversas interpretaciones historiográficas sobre el significado del mayo cordobés, pero lo cierto es que marcó un punto de inflexión para las luchas y resistencias obreras y populares que desde 1955 venían peleando contra los embates de las clases dominantes. Fue un antes y un después porque el Cordobazo significó que el movimiento obrero y los sectores populares retomaran la iniciativa política acelerando y agudizando el acumulado de lucha popular forjado hasta ese entonces. También porque desató un proceso político que tuvo, como consecuencia inmediata, la caída del dictador Juan Carlos Onganía y el plan económico de entrega y miseria del todopoderoso ministro de economía Krieger Vasena, proceso que culminó con la apertura democrática de 1973.

Pero también el Cordobazo dio el puntapié inicial para el comienzo de un ciclo de movilizaciones y levantamientos regionales, “los azos”, que durarían hasta 1972, a lo largo y ancho del país. Este ciclo fue un período de puebladas, caracterizado por la acción directa y la lucha de calles, donde se conjugaron reivindicaciones económicas y políticas marcadas por un fuerte componente antiautoritario contra un régimen dictatorial que sofocaba y reprimía todo tipo de protestas y manifestaciones populares que defendían los derechos avasallados.

Cordobazo 2En ese abajo que se mueve y sube, que siempre va conformando su identidad y conciencia en la lucha misma, emergieron situaciones novedosas para la época: obreros y estudiantes confluyendo en las mismas barricadas y dirigentes sindicales clasistas surgidos de la experiencia de trabajadores y trabajadoras, luchando codo a codo con ellos, mientras las cúpulas sindicales “colaboraban” con la dictadura del saqueo, la censura, los bastones largos y la moral oscurantista cristiana. Entre tanta efervescencia y hartazgo, fue Agustín Tosco el dirigente obrero que mejor supo condensar políticamente todo eso que desde abajo empezaba a irrumpir para tomar el cielo del 69 y poner fin a tanta desdicha.

Junto a Atilio López, de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y del peronismo combativo, y Elpidio Torres de SMATA y del peronismo más ortodoxo, Tosco, dirigente de Luz y Fuerza, marxista heterodoxo y autodidacta, conformó el Comité de lucha que organizó la jornada que desembocó en el Cordobazo. Los tres dirigentes de los más importantes gremios de Córdoba venían ya priorizando la unidad de acción por sobre las diferencias políticas para derrotar al Onganiato.

Sus prácticas antiburocráticas lo convirtieron en un enemigo acérrimo de la burocracia sindical, su vocación frentista, en una figura discutible y cuestionada para posturas clasistas más puristas. Sin embargo, Tosco se proyecta en nuestro presente como una figura que nos interpela sobre cómo construir un nuevo sindicalismo combativo, democrático y representativo de las bases, que a la vez pueda disputar y luchar contra la burocracia sindical dialoguista y tejer las alianzas tácticas necesarias para enfrentar un régimen político, pero sin diluir las diferencias estratégicas en otras ajenas ni perder la autonomía de clase, ambas necesarias para construir la liberación que soñamos en el siglo XXI.

Tosco vs Rucci, en directo

Unos años después del Cordobazo, más precisamente en febrero de 1973, en el programa «Las dos campanas” -conducido por Gerardo Sofovich y emitido por Canal 11– tendría lugar una entrevista a Agustín Tosco, que en ese momento se encontraba al frente del Movimiento Nacional Intersindical, y a José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT de aquel entonces.

Más allá del contrapunto que expuso la entrevista entre dos concepciones ideológicas opuestas sobre el movimiento obrero, el sindicalismo, la revolución, el peronismo y el proyecto de país, nos interesa dejar, a modo de cierre, algunas definiciones claves de Tosco:

“Nosotros conceptuamos al movimiento obrero como una práctica eminentemente democrática, como una democracia que surge de las bases. Sostenemos que todo compañero que es representante de una organización obrera debe mirar más a la base que a la cúspide. Más al contenido de lo que reclaman los trabajadores, los sectores populares, que a las formalidades”.

“La burocracia sindical es el ejercicio de los cargos sindicales con el criterio de reducir todo al sindicalismo; de administrar desde posiciones de poder los beneficios sociales; de discutir especialmente los convenios colectivos de trabajo; de quedarse gobernando al movimiento obrero desde posiciones administrativas. Es decir, desde el mismo término burocrático surge: gobierno de empleados”.

“Nosotros creemos que hay sugestivos motivos por los cuales se quiere dividir al país en peronistas y antiperonistas. Con el mismo derecho nosotros señalamos que la división que debe hacerse no es así, sino entre quienes están consecuentemente con la lucha del pueblo y quienes están con la entrega”.

@NicoCastelli3

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas