28 mayo, 2019
Evo se lanza a la reelección en Bolivia con una oposición dividida
El Movimiento Al Socialismo inició su campaña electoral el pasado en Cochabamba, donde se concentraron más de 500 mil personas para respaldar al binomio Evo Morales-García Linera. Carlos Mesa, expresidente y principal opositor, está lejos en las encuestas pero apunta a una segunda vuelta.

En la que Álvaro García Linera describió como la concentración política más importante de la historia de Bolivia, el Movimiento Al Socialismo (MAS) dio inicio a su campaña electoral el pasado 18 de mayo en el Aeropuerto de Chimoré, en el trópico de Cochabamba. Allí se concentraron más de 500 mil personas que se movilizaron hasta el lugar para respaldar al binomio Evo Morales-García Linera. Los actuales mandatarios, buscarán la reelección en los comicios del 20 de Octubre para profundizar el proceso de cambio en el período 2020-2025 y “para continuar la industrialización del país”, según expresó el propio Evo en su alocución.
El lugar elegido para el lanzamiento de campaña es emblemático, ya que hasta el año 2006 allí funcionaba una base militar estadounidense que fue desmontada apenas el MAS llegó al gobierno. Al respecto, el presidente boliviano expresó: “Estamos concentrados en un centro de opresión, la base militar estaba aquí para dominar Bolivia”. Y le dijo a los miles de movilizados que con estas concentraciones le dan «energía para garantizar que la liberación de Bolivia sea para siempre”.
Morales ingresó al lugar a bordo de una motocicleta conducida por el vicepresidente Linera. Lo hizo el mismo día que en Argentina Cristina Fernández de Kirchner anunciaba la fórmula con la que competirá en las elecciones nacionales del 27 de octubre, que sorpresivamente la llevará a ella como candidata a vicepresidenta y a Alberto Fernández, su armador político de los últimos meses, como candidato a presidente. De concretarse la victoria de ambas fórmulas en los últimos dos domingos de octubre, Bolivia y Argentina contarán con los dos vicepresidentes más importantes del mundo.
Un punto de contacto entre ambas elecciones es el giro que tomó el tema de la corrupción en los últimos meses. En Argentina, la causa investigada por el juez Alejo Ramos Padilla que involucra al fiscal federal Carlos Stornelli, corrió momentáneamente del centro de la escena a las acusaciones contra Cristina Fernández y colocó en el banquillo de los acusados a algunos funcionarios y aliados del gobierno de Mauricio Macri. En Bolivia, Evo Morales acusó a su más importante rival, Carlos Mesa, de haber evadido impuestos en la venta de un departamento. El candidato opositor no pudo desmentir la acusación y su abogado manifestó que la familia Mesa estaba dispuesta a cancelar los impuestos no pagados.
“El punto central de la campaña opositora es la corrupción. Tras esta denuncia el MAS ha logrado hacer tablas”, dijo el analista político boliviano Mario Cañipa de la Consultora Tal Cual. Es así que, al menos temporalmente, la derecha regional parece haber perdido el control sobre un tema que fue su principal arma de guerra en los últimos años.
La propia Consultora Tal Cual publicó en los últimos días una encuesta urbano-rural de alcance nacional que coloca a Evo Morales como favorito con 38% de intención de voto, once puntos por encima de Mesa, que se ubica en torno al 27%. Se calcula que al momento alrededor de un quinto de la población no tiene definido su voto, hallándose la mayor franja de indecisos entre los y las jóvenes.
La campaña y el apoyo de la OEA
La campaña recién está empezando y con la dinámica política que ha adquirido la región, cinco meses pueden ser una eternidad. Pero la oposición parece mostrarse preocupada por tener que enfrentar por cuarta vez al binomio oficialista. Así lo viene demostrando desde que empezó el año, con cada acción tendiente a buscar en organismos internacionales el apoyo necesario para impedir que Evo pueda candidatearse nuevamente.
Sobre este punto sufrieron un revés hace apenas diez días, cuando Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y uno de los principales defensores del golpe de Estado contra Nicolás Maduro en Venezuela, visitó Bolivia y selló compromisos con el mandatario. En un movimiento que extrañó a propios y ajenos, Almagro expresó que la OEA “valora especialmente el ejercicio de transparencia del órgano electoral y del gobierno de Bolivia”.
En 2018, en sintonía con el reclamo de la oposición de respeto a los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016 que negaban la posibilidad de reelección del jefe de Estado, Almagro se había pronunciado diciendo que “nadie puede argumentar tener derecho a postularse a una reelección si la constitución establece lo contrario”.
El titular de la OEA terminó firmando con el mandatario boliviano un acuerdo para que aquel organismo participe como observador de las elecciones presidenciales del 20 de octubre.
Los principales referentes de la oposición no pudieron ocultar su disgusto y lo manifestaron suspendiendo o dando por terminadas antes de tiempo las reuniones que tenían pactadas con Almagro, a quien halagaban hace apenas unos meses. El reclamo de una intervención extranjera que pueda ponerle un freno a la postulación parece desinflarse y los principales partidos que enfrentarán al MAS empiezan a asumir que cualquier resolución se encontrará dentro del territorio boliviano.
¿Cómo será la elección?
El sistema electoral boliviano es muy similar al de Argentina. Para ganar en primera vuelta, un candidato debe sumar más del 50% de los votos o más de diez puntos de ventaja sobre el segundo obteniendo al mismo tiempo más del 40%.
El oficialismo buscará por todos los medios obtener un triunfo en primera vuelta. Para ello deberá superar los cuarenta puntos y esperar que la división en las filas opositoras le permita lograr una diferencia de más de diez puntos con Mesa, que se perfila en todas las encuestas como el candidato más votado de la oposición. Por su parte, tanto Comunidad Ciudadana de Mesa como la Alianza Bolivia Dice No de Oscar Ortiz, que suma un 8%, saben que sus mejores oportunidades se encuentran en una segunda vuelta. Sin embargo, en los últimos días ambos candidatos descartaron una alianza y Mesa expresó que su candidatura “es la única que le puede ganar a Evo Morales”.
Por ahora, para lo único que lograron unirse es para reclamar la renuncia del Tribunal Supremo Electoral y para anunciar que, de no concretarse tal objetivo, buscarán organizar un paro cívico nacional para reclamar que se inhabilite para un nuevo mandato al actual presidente. El panorama se mantiene abierto, aunque las últimas encuestas revelan un crecimiento del MAS sobre sus principales rivales políticos.
Manuel Díaz – @GringoManu
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