Batalla de Ideas

23 mayo, 2019

Más allá de la sorpresa

Por Juan Manuel Erazo. Pasaron algunos días de la presentación formal de la fórmula Fernández – Fernández. La sensación que en su momento fue de profunda sorpresa hoy es de reordenamiento del escenario electoral ¿Qué hay más allá de lo inesperado y la “jugada magistral”?

Por Juan Manuel Erazo. Pasaron algunos días de la presentación formal de la fórmula Fernández – Fernández. La sensación que en su momento fue de profunda sorpresa hoy es de reordenamiento del escenario electoral ¿Qué hay más allá de lo inesperado y la “jugada magistral”?

Sorprende la fórmula, no el escenario. Sorprende la fórmula por proponer de candidato a presidente a una figura con escasas presentaciones electorales, mejor conocido por su capacidad de lobbista y armador de estructuras. Sorprende porque todo giraba alrededor de Cristina Fernández y su posible candidatura presidencial, más aún después del hecho político que produjo la presentación de su libro. Sorprende tras las expectativas generadas, no sólo mediáticamente, sino en el seno de amplios sectores de la población que depositaban distintos intereses en su vuelta al sillón de Rivadavia.

No sorprende el escenario que se presenta. Quien esperaba radicalidad y “ministerios de la venganza” leyó con ojos de izquierda al peronismo. Y no hablamos de juicios de valor, de que está bien o qué está mal (como si fuese tan fácil precisarlo en política), hablamos de lógicas en las cuales movimientos históricos se han desenvuelto ante diversas coyunturas. El peronismo es un movimiento de conciliación de clases y ante situaciones regresivas, de avanzada del capital sobre el trabajo a nivel global, siempre ha tendido a la moderación.

No es casual la mención que la misma Cristina hizo durante la presentación de su libro, rememorando la actitud de Juan Domingo Perón durante su tercera presidencia (1973-1974) marcada por la Crisis del Petróleo y el inicio de la ola neoliberal: la importancia del Pacto Social y la reivindicación de la figura del ministro de Economía, José Ber Gelbard, como ejemplo del empresariado nacional responsable.

Al margen de la fórmula, el llamado es claro: el kirchnerismo va a apoyar a un gobierno moderado. Es ahí cuando la fórmula va más allá de haber sido creada para ganar, fue también creada para gobernar. Nadie podrá acusar al kirchnerismo de no haber abonado a la unidad, a cambio conservará viva su fuerza política (con calle pero también con institucionalidad), manteniendo en la escena a su principal referente y sin el riesgo de perder una elección histórica.

También es necesario pensarlo desde la lógica con que el kirchnerismo se ha desenvuelto en sus 15 años de existencia. A excepción de la elección del 2013, ha jugado siempre la amplitud es en las elecciones Ejecutivas y al espacio propio en las de medio término. Quien esperaba una reedición de la apuesta que implicó Unidad Ciudadana (medir la potencia propia, más que nada dentro del aparato justicialista) leyó mal los últimos movimientos.

Apartemos todas las miradas simplistas y de aventurismo progresista que se alzan para acusar con el dedo “un giro conservador” o, en oposición, para soñar con una futura división entre “cristinismos y albertismos” donde la ex mandataria se alzaría con fuerza. Estas son las condiciones y ya, quedan claras y a la vista.

El que lea una “jugada magistral” mira mucho Game of Thrones y House Of Cards (la nexflitización de la política). Es necesario ver, sin apuros ni enojos, que este llamado a apoyar un gobierno moderado tiene olor a concesión. Hay una señal de debilidad por parte de Cristina a quienes quieren verla bajarse a cambio de animarse a jugar más cerca. Una concesión que gracias a la audacia y otras artimañas, pueden mostrarse como un gesto patriota y un renunciamiento histórico.

Detrás de la sorpresa, están las condiciones materiales concretas, que no determinan, pero definitivamente influyen. En el país de al lado gobierna Jair Bolsonaro. Algunos kilómetros más arriba, Venezuela enfrenta una guerra mediática, económica, diplomática y paramilitar. La clase trabajadora organizada en Argentina, ha resistido y empantanado (con sus idas y vueltas) gran parte de la avanzada neoliberal, que aún así logró hacer terribles daños en la vida del pueblo. Sin embargo, la situación de debilidad del campo popular es notoria.

Ante esta debilidad, ¿Cristina hubiese ganado solo con la esperanza que anida en los y las humildes? Posiblemente no. Faltaba el guiño de sectores de poder. Cristina hizo esos guiños pero, incluso de esta manera, no obtuvo respuestas favorables.

Hay escenarios que aún quedan abiertos. Comienza el juego de Alberto Fernández, sus gestos, sus armados, alianzas y arreglos ¿Qué rol cumplirá el kirchnerismo en términos de aspiraciones en el poder ejecutivo y legislativo? ¿Qué sucederá con Alternativa Federal y los egos que la componen? ¿Cómo se desenvolverá Cambiemos y su desacumulación cada vez más pronunciada? ¿Podrá ser posible la moderación en un mundo marcado por guerras económicas y nuevos escenarios del capitalismo global? ¿Existirá una fuerza con capacidad de revertir el escenario moderado? Detrás de todo el humo, ¿alguien solucionará concretamente los problemas populares?

@JuanchiVasco

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