Cultura

8 mayo, 2019

Robert Johnson: blues, pobreza y segregación racial

Un 8 de mayo de 1911 nació en Hazlehurst, un pequeño pueblo del Estado de Mississippi en el sur de Estados Unidos, el “Rey del blues del delta”. Considerado uno de los mejores músicos del género, con apenas 29 canciones su influencia ha sido reconocida por músicos y grupos de la talla de Bob Dylan, Eric Clapton, Led Zeppelin, The Rolling Stones, Ry Cooder, Jimi Hendrix, entre otros.

Un 8 de mayo de 1911 nació en Hazlehurst, un pequeño pueblo del Estado de Mississippi en el sur de Estados Unidos, Robert Leroy Johnson el “Rey del blues del delta”. Considerado uno de los mejores músicos del género, con apenas 29 canciones su influencia ha sido reconocida por músicos y grupos de la talla de Bob Dylan, Eric Clapton, Led Zeppelin, The Rolling Stones, Ry Cooder, Jimi Hendrix, entre otros, muchos de los cuales han versionado algunas de sus canciones.

Su música y sus letras enmarcaban elementos del folclore de esa zona particular del Mississippi, llamada el Delta (que no es el delta del río ubicado en el Estado de Nueva Orléans), que después se han estereotipado en la cultura popular a través del cine: la leyenda del cruce de caminos y la venta del alma al Diablo a cambio de un talento musical sobrenatural, prácticas de la religión africana Vudú, pequeños bares para “gente de color”, las cabañas de madera de las plantaciones del algodón y la soledad de los caminos del paisaje rural.

Su vida ha estado rodeada de un halo de misterio, donde la figura mítica del músico que le vendió su alma al Diablo en una encrucijada ha opacado datos reales de su verdadera vida. Por fuera de la imagen romantizada, Johnson como muchos hombres y mujeres negras de su época, nació en una familia pobre -ligada al trabajo en las plantaciones del algodón propiedad de terratenientes- perseguidos por la segregación racial y las huellas de la esclavitud.

El profundo sur

¿Cuál era el contexto social, político e histórico en el que vivió el rey del blues del delta? ¿Qué significaba ser negro o negra en las décadas del 20 y 30 en el profundo sur norteamericano?

La llamada región del Delta del Mississippi es un territorio al noroeste de dicho Estado que abarca una extensión de 10 mil km2 cruzada al norte por el río que lleva el mismo nombre del Estado y al sur por el río Yazoo. Desde la época colonial desarrolló una economía basada en un modelo agroexportador de algodón, tabaco y caña de azúcar principalmente, en la mano de obra esclava proveniente del África y en el latifundio. Durante la Guerra de Secesión (1861-1865), esta región formaba parte de los Estados Confederados del Sur que defendían el librecambismo exportador y la esclavitud.

Con el fin de la guerra y el triunfo de la fábrica sobre la plantación o del modelo industrial sobre el modelo agroexportador se decretó el fin de la esclavitud y los cientos de miles de hombres y mujeres sometidos a condiciones de vida infrahumanas durante décadas pasaron a ser “libres”. Sin embargo, este desenlace estuvo lejos de significar el fin de las penurias y miserias para la población afroamericana del sur estadounidense.

Durante el período de la reconstrucción posterior a la guerra, la elite blanca sureña fue paulatinamente recuperando poder en los Estados del sur y hacia 1877 promulgaron una serie de leyes estatales, conocidas como las Leyes Jim Crow, que decretaron la segregación racial entre blancos estadounidenses y la población negra. Escuelas, transportes, baños, restaurantes, agua potable, en resumen, todos los aspectos de la vida social fueron segregados constituyendo una desventaja y persecución racial para los afroamericanos.

A su vez, en esos años surge el Ku Kux Klan (KKK), organización supremacista blanca autora de cientos de linchamientos y asesinatos de afroamericanos. A partir de este período y hasta 1950 tuvo lugar lo que se denominó “la era de los linchamientos”. Según un informe del año 2015 realizado por la organización no gubernamental Iniciativa para una Justicia Igualitaria (EJI por sus siglas en inglés), se calcula que en ese período fueron víctimas de linchamiento 4.400 afroestadounideneses.

En las décadas del 20 y 30 del siglo pasado, el avance de la industrialización supuso la mecanización del trabajo en las plantaciones y por ende cada vez menos trabajo para los y las afroestadounidenses. La crisis mundial capitalista del 30, la Gran Depresión, empeoró todavía más esta situación.

El blues, nacido en los campos de algodón de los cantos de los esclavos y esclavas africanas, constituía una salida de una vida de miseria para jóvenes como Robert Johnson, más no de la persecución racial estatuida legalmente. Ser negro o negra significaba prácticamente un delito en lugares como el Mississippi.

La música del Diablo

Hay quienes atribuyen el origen de este calificativo peyorativo, y no exento de connotaciones racistas, a las alusiones a prácticas y ritos de la religión animista africana Vudú presente en las letras del blues, o simplemente a que las largas noches de zapadas en los bares hasta la madrugada hacían que los hombres no asistieran a misa. Lo cierto es que la religión cristiana hegemónica entre los blancos estigmatizó al blues como “la música del diablo” y este hecho sumó otra tragedia a la vida de Robert Johnson. Cuando su compañera Virginia Travis muere al dar a luz a su hijo en 1930, la familia de ésta no lo deja ver a su primogénito por tocar esa música condenada por la iglesia.

Después de este hecho, Johnson se vuelca al alcohol y deambula con su música por diferentes Estados sureños hasta que en 1938, a los 27 años, muere después de estar tres días enfermo. Según afirman músicos que lo acompañaban, por causa de un envenenamiento con whisky por parte de un marido celoso.

Sea su muerte una parte más de la leyenda diabólica que rodeó su trayectoria, la vida de Robert Johnson, como la de millones de hombres y mujeres afroestadounidenses, estuvo marcada por un infierno de pobreza, explotación y racismo pergeñado por el odio y la avaricia de una elite blanca terrenal. La misma que hoy, en la era Trump, levanta un muro contra la migración y alimenta el odio racista y xenófobo demonizando a migrantes por los males que ellos mismos generan.

Nicolás Castelli – @NicoCastelli3

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