30 abril, 2019
Lula habló y se movilizó la política brasileña: las reacciones de Bolsonaro y la derecha
En una entrevista realizada por los diarios Folha de São Paulo y a El País de España, el líder petista destacó no sólo parte de su proceso en la cárcel, sino que también expresó su preocupación por la política brasileña y también latinoamericana.

El fin de semana pasado, Luiz Inácio Lula Da Silva dio una entrevista a los diarios Folha de São Paulo y a El País de España. Allí destacó no sólo parte de su proceso en la cárcel, sino también expresó su preocupación por la política brasileña y también latinoamericana.
Las palabras de Lula movieron el amperímetro de la política brasileña y despertaron incluso las reacciones del propio Jair Bolsonaro, quien se mostró enojado por haberle permitido hablar al expresidente.
“Pienso que fue un error, una equivocación que le hayan dado el derecho a una entrevista. Es un presidiario que tiene que cumplir su pena y no dar declaración”, dijo el mandatario que lleva como ministro de Justicia a uno de los jueces que condenó a Lula Da Silva.
Desde su cárcel, Lula habló de sus pérdidas -como la de su hermano y nieto-, así como de las actuales medidas antipopulares que está encabezando el nuevo gobierno en Brasil y su “obsesión” por “desenmascarar” a quienes lo acusaron de corrupto.
“Cuando veo a los que me condenaron en la televisión, sabiendo como sé que son unos mentirosos, tengo muchos momentos de tristeza. Lo que me mantiene vivo es el compromiso con este país, con este pueblo”, expresó Lula, desde su cárcel, por momentos visiblemente emocionado.
“Estoy obsesionado con lo que está pasando ahora, ¿la obsesión de destruir la soberanía nacional, de destruir empleos, de juntar un billón para qué”, se preguntó en relación a las declaraciones del ministro Paulo Guedes, quien había manifestado que la reforma de las pensiones iba a generar un ahorro de un “billón de reales”. “¿A costa de los jubilados?”, se repreguntó con énfasis, Lula.
El expresidente habló del “odio en las calles” y que bajo el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, “la política está efectivamente demonizada, y llevará mucho tiempo para que podamos tratarla con seriedad”.
“No esperaba que Bolsonaro fuese a resolver el problema de Brasil en cuatro meses”, respondió irónico el dirigente detenido.
Después, criticó la “injusta condena” que lo mantiene preso hace un año, bajo acusaciones que nunca fueron probadas. En palabras de Lula, la corrupción se impuso como uno de los ejes continentales para “perseguir a líderes populares”.
“Puede que haya habido corrupción, pero que se demuestre con pruebas. Si hubo corrupción, que se investigue, se acuse, se pruebe y se condene. Nosotros creamos los mecanismos para investigar la corrupción, no fue ningún adversario. La élite brasileña debería hacer autocrítica. ¿Cómo ganaron tanto en los tiempos de Lula cuando los pobres vivían tan bien? Hagamos autocrítica sobre lo que pasó en 2018. No puede ser que este país esté gobernado por una pandilla de locos”, profundizó Lula.

Por último, el ex jefe de Estado admitió que su “conciencia está tranquila” y consideró que eso no le sucedía ni al ministro de Justicia actual, Sergio Moro, ni al fiscal del Lava Jato, Deltan Dallagnol.
“Alguien como yo, con 73 años, que construyó la vida que yo construí en este país, que recuperó el orgullo y la autoestima del pueblo brasileño, no se va a entregar. Los que han nacido en Pernambuco [en el nordeste, una de las regiones más pobres de Brasil, lugar de nacimiento de Lula] y no han muerto antes de cumplir cinco años, no se doblegan ante nada. ¿Creés que no me gustaría estar en casa? Pero me da igual, porque lo que yo quiero es salir de aquí con la cabeza alta, como entré. Inocente. Y solo podré hacerlo si le echo valor y lucho”, cerró en su histórica entrevista.
Erika Giménez
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