30 abril, 2019
En Bolivia también se esperan los votos de La Matanza
El 27 de octubre era una fecha para el infarto, debido a las elecciones simultáneas en Argentina, Bolivia y Uruguay. Sin embargo, el Tribunal Supremo Electoral boliviano informó que las elecciones se adelantarán una semana.

Hasta hace poco más de un mes, el 27 de octubre próximo se perfilaba a ser un día de altísima tensión para la geopolítica del continente. Todo estaba dispuesto para que las miradas se posen sobre Argentina, Uruguay y Bolivia, que celebrarían sus elecciones nacionales el mismo día. Por el nivel de disputa en que se encuentra América Latina, era una fecha para el infarto. Sin embargo, el 19 de marzo pasado, el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia informó que las elecciones se adelantarán una semana, confirmándose la fecha del 20 de octubre. Ahora el nerviosismo se extenderá de domingo a domingo.
La razón del cambio de fecha tuvo que ver con la posibilidad de garantizar el voto de la población de migrantes bolivianos residentes en Uruguay y principalmente en Argentina, que es el país con mayor número de inmigrantes bolivianos, seguido por España, Brasil y Chile.
Según el Instituto Nacional de Estadística de Bolivia, casi el 40% de los migrantes bolivianos residen en Argentina. La provincia de Buenos Aires, la Capital Federal, Jujuy, Mendoza y Salta (en orden de importancia), son las cinco zonas donde más se concentran. Más de cien mil bolivianos residentes en nuestro país podrían votar este año en las elecciones bolivianas. En una elección con poco más de seis millones de votantes en Bolivia, la cantidad de votos provenientes de la Argentina no es nada despreciable.
El pasado domingo 21 de abril, en el marco de su visita al país para reunirse con su par Mauricio Macri, Evo Morales compartió un acto en La Matanza con la comunidad boliviana. Allí recordó que cuando asumió la presidencia en 2006, sus opositores decían “pobre indiecito, no va a poder gobernar”, pero después de trece años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) su país estaba “primero en crecimiento económico en Sudamérica”. Además, afirmó que por la recuperación de tierras en manos del Estado “los hermanos que vuelvan tienen tierra garantizada”.
Por su parte, Iber Mamani, referente de la comunidad boliviana de La Matanza recordó que “desde 1532 cuando Pizarro pisó estas tierras, intentó aniquilar nuestra cultura, aniquilar nuestra forma de vida, pero hemos resistido y la consecuencia de esa resistencia es la llegada de los indios al poder, de todo el pueblo boliviano, hemos fundado un estado plurinacional y nosotros hemos elegido a nuestro líder”. Pero además, marcó la importancia de lo que se juega en las últimas dos semanas de octubre: “Con Evo y Cristina recuperamos el horizonte de la Patria Grande”.
A principios de abril, había sido Adriana Salvatierra quien visitó la Argentina. En aquella ocasión, la joven presidenta del Senado y militante del MAS, pasó por el Instituto Patria donde realizó una exposición sobre la Agenda del Bicentenario. También visitó a los productores rurales de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) en las cercanías de La Plata, donde se organizan una gran cantidad de inmigrantes bolivianos.
Quien también estuvo en Argentina fue Carlos Mesa, principal candidato de la oposición que supera el 30% en intención de votos para las elecciones de octubre. En su visita por nuestro país, el ex presidente boliviano brindó una conferencia en el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales. A diferencia de Morales y Salvatierra, habló frente a intelectuales y políticos, pero no fue recibido por los humildes migrantes de la comunidad boliviana en Argentina.
En aquel salón dijo que: “Construir una democracia del siglo XXI es imprescindible después de este momento autoritario”. Un discurso que no se aleja del de los candidatos que en distintos países de la región disputaron elecciones frente a gobiernos progresistas. Se refirió también a la situación en Venezuela al expresar que había que fortalecer “la posición de respaldo a [el diputado] Juan Guaidó para lograr una solución en dos pasos, la salida del gobierno de Nicolás Maduro y el llamado a elecciones transparentes”.
En el contexto de ofensiva de las derechas a nivel regional y de una fuerte política norteamericana en pos de recuperar su control sobre América Latina, Carlos Mesa es el candidato del Grupo de Lima y de los Estados Unidos para intentar subordinar a Bolivia.
La elección de octubre se espera reñida. Tal vez la más difícil que haya tenido que enfrentar el MAS desde el 2006. Hasta hace unos meses las encuestas daban un empate técnico alrededor de los treinta puntos entre Morales y Mesa. Al día de hoy, el candidato de los EE.UU parece haberse estancado en esas cifras, mientras que Evo pasó a rondar el 40% en intención de votos.
Los movimientos de la oposición boliviana parecen confirmar estos pronósticos. El 1 de abril pasado, doce legisladores de la oposición enviaron una carta a Trump para que intervenga en las elecciones bolivianas y no permita que Evo Morales pueda presentarse nuevamente como candidato a presidente, acción que generó un fuerte rechazo en la población. Lo hicieron después de que en febrero tres senadores estadounidenses emitieran una resolución en la cual pedían a Evo Morales que respetara “los límites de mandos presidenciales”, una muestra de injerencia en los asuntos internos del vecino país.
El panorama de las elecciones se mantiene abierto y más allá del sostenido crecimiento económico de Bolivia, nada garantiza que el MAS pueda obtener otro triunfo. Tal vez nos encontremos en octubre viendo cómo en Bolivia se esperan los votos de La Matanza para definir quién será el próximo presidente entre el 2020 y el 2025.
Manuel Díaz – @GringoManu
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