Batalla de Ideas

29 abril, 2019

Sin Macri y con Vidal: cómo se prepara Cambiemos para defender el conurbano

A poco menos de dos meses del cierre de listas de precandidatos para las PASO, Cambiemos se juega distritos clave […]

A poco menos de dos meses del cierre de listas de precandidatos para las PASO, Cambiemos se juega distritos clave en el mapa político de la provincia de Buenos Aires. En 2015, junto con Mauricio Macri en el Ejecutivo y María Eugenia Vidal en la gobernación, siete candidatos de Cambiemos se alzaron con la victoria en sus municipios y este año pondrán en juego la continuidad en el poder.

Vicente López, San Isidro y Pilar en el norte de la Provincia, Lanús y Quilmes al sur, y Morón y Tres de Febrero en el oeste son los distritos del Conurbano bonaerense que en octubre próximo se jugarán la continuidad del modelo gobernante. La potestad de los siete es el principal objetivo del Gobierno, que de a poco descarta ganar en otros municipios pero apunta a los mas de dos millones de votantes que ya gobierna en el GBA.

Vicente López, San Isidro y Pilar

En el caso de la zona norte de la Provincia, Cambiemos juega con la tranquilidad de saber que la reelección de intendentes como Jorge Macri en Vicente López o Gustavo Posse en San Isidro no presentarán mayores impedimentos. En estos distritos, lo importante es cosechar la mayor cantidad de votos posibles que los ayuden a paliar las pérdidas de los otros municipios.

El caso de Pilar, sin embargo, se separa del de sus vecinos. Nicolás Ducoté ganó las elecciones en 2015 con un ajustado margen sobre su rival Humberto Zúccaro, quien venía de 12 años de gobierno. En esas elecciones, en Pilar, perdió Macri y ganó Scioli.

Vecino de Escobar, comandado por Ariel Sujarchuk; Moreno, de  Walter Festa; Malvinas Argentinas, a cargo de Leonardo Nardini y José C. Paz, en manos de Mario Ishii, Ducoté navega en zanjas peronistas y peligrosas para la continuidad de una gestión que tiene poco para mostrar. A pesar de la victoria de 2015, la cara nueva de la política de Pilar no supo tejer acuerdos dentro del Honorable Concejo Deliberante, donde nunca obtuvo una mayoría propia.

Entre los vecinos el panorama tampoco es alentador. Una encuesta publicada por el diario La Nación en febrero de este año indicó que más del 65% de los pilarenses califica de manera negativa la gestión de Ducoté. En ese sentido, el 40% de los vecinos tilda de muy mala la gestión nacional. De los desalentadores números generales se desglosa que un 70% cree que no cumplió con sus promesas y un 60% cree que el intendente no está capacitado para resolver los problemas del municipio. A eso se suma que un 50% cree que la gestión es peor de lo que esperaba.

Lanús y Quilmes

En la zona más populosa del Conurbano bonaerense, dos intendentes asomaron la cabeza en 2015 y arrancaron los gobiernos de las manos del peronismo: Néstor Grindetti en Lanús y Martiniano Molina en Quilmes. A pesar de ser del mismo color político y enfrentar complejidades similares – inseguridad, desempleo, cierre de comercios y falta de producción – las posibilidades que tienen los actuales intendentes de renovar son dispares.

Néstor Grindetti asumió el gobierno de Lanús en medio del escándalo de los Panamá Papers. En junio de 2016 el ex ministro de Hacienda de la Ciudad quedó imputado en la causa, acusado de enriquecimiento ilícito y su imagen cayó en la población.

En los primeros años de gestión, la inseguridad en Lanús era el principal problema según las encuestas. Así, de la mano de su entonces secretario de Seguridad y actual jefe de Gabinete, Diego Kravetz, Grindetti desplegó operativos policiales en todo el distrito y aplicó mano dura en casos mediáticos que lo ayudaron a mejorar su imagen.

Hábil para negociar, a los dos años de gestión desde la oposición ya daban por perdido el 2019 mientras Grindetti ganaba terreno nacional y en el HCD los proyectos se aprobaban sin problemas. Con avances en el plan de gobierno, el mandamás local se pegó a Vidal a pesar de las diferencias políticas y se convirtió en la cara de Cambiemos en el Conurbano. Ahora da clases en la escuelita de gobierno a los “sin tierra” y sale en todas las fotos. Lo que le resta a Grindetti, es Macri.

Lejos parece quedar Martiniano Molina cuya gestión es muy diferente a la de su par en el suroeste. Rodeado de peronismo explícito -Varela, Berazategui y Avellaneda – en Quilmes Molina debutó con gracia y apoyo de la gobernadora, a pesar de que ahí también perdió el Presidente. El ex cocinero era el bastión de Vidal para disputar el armado de las listas del resto de los distritos de la zona, pero Molina no avanzó como se esperaba y de a poco le soltaron la mano.

En los casi cuatro años que lleva de gobierno, Martiniano Molina cambió innumerables veces a los miembros de su gabinete, lo que le impidió trabajar de forma planificada. En este punto, la pésima gestión en servicios públicos lo enemistó con los vecinos de las periferias, e incluso con su núcleo duro de votantes en el centro de la ciudad.

Del otro lado está el peronismo, cuya cabeza de lista se disputa entre la diputada nacional y líder de La Cámpora, Mayra Mendoza, y el concejal que ganó las elecciones en 2017, el anibalista Matías Festucca, entre una serie de otros candidatos marginales. Con líneas opositoras entre sí, todo indica que jugarán la interna para definir a quien peleará con Martiniano, que depende casi en exclusiva de cómo le vaya más arriba a Cambiemos y, en especial, a Vidal.

Morón y Tres de Febrero

En el oeste la cacha también está dividida. En Morón, Ramiro Tagliaferro apuesta todo para su reelección. Este fin de semana, el ex marido de la gobernadora salió a timbrear solo con el apoyo de 500 miembros de su gabinete a pesar de que el gobierno nacional abandonó la visita a los vecinos cuando el panorama se complicó para Macri. Acusado de malversación de fondos públicos, Tagliaferro busca separarse de la imagen negativa del presidente y poder aspirar así a su última reelección.

En Tres de Febrero el panorama es más difícil y Diego Valenzuela no tiene la aceptación popular que quisiera. Pese a los 14 puntos de diferencia con Unidad Ciudadana que logró en las elecciones de 2017, el oficialismo trastabillea y no tiene la reelección asegurada. Según afirmó el propio intendente se debería a la figura de Mauricio Macri.

“Estoy convencido, y eso muestran los números, de que a nivel local tenemos una visión positiva de muchas personas que no nos votarian a nivel nacional. Esa es la consecuencia de un trabajo a nivel local y provincial donde la grieta no es tan acentuada”, dijo a una entrevista con El Cronista.

En cualquiera de los escenarios los intendentes están atados a la suerte de María Eugenia Vidal, quien a pesar de la imagen negativa de Cambiemos sigue midiendo alto en las encuestas  y su imagen no sufrió el debacle de Macri.

Por Carla Martilotta – @CarlaMartilotta

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