Batalla de Ideas

12 abril, 2019

Eliminación de listas colectoras: un decreto de constitucionalidad cuestionable

El decreto publicado este viernes critica el mecanismo de adhesión de boletas, pero no por fundamentos jurídicos, sino por valoraciones de mérito y conveniencia.

Por Federico Dalponte. El gobierno actual las llama colectoras, el anterior, listas de adhesión. Pero son lo mismo. El viejo truco siempre tuvo su encanto: «colgar» varias listas distritales de un mismo candidato nacional o viceversa.

Gracias a este mecanismo, Gerardo Morales llegó a la gobernación jujeña en una boleta que estaba adherida a la de Mauricio Macri, pero también a la de Sergio Massa. Cualquiera que los votara a ellos terminaba beneficiando por arrastre al candidato radical.

Lo cierto es que a su tiempo, y con distinta suerte, también apelaron por ejemplo a la maniobra los radicales Luis Naidenoff y Eduardo Costa, la propia Cristina Kirchner para colectar votos de Daniel Scioli y Martín Sabbatella, y hasta Roberto Lavagna en 2011, cuando llevó colgados a Jorge Sarghini y a Ricardo Alfonsín para contentar a peronistas y a radicales por igual.

Ahora, sin embargo, Cambiemos dice por decreto que «la proliferación de las combinaciones de boletas, conocidas como listas colectoras, genera confusión en el electorado e inequidad entre los competidores». Y entonces los problemas.

En 2011, mediante el decreto 444/11, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner reglamentó la ley de reforma electoral 26.571. y así quedó plasmado el mecanismo para adherir boletas de diferentes agrupaciones políticas de distinto orden: se blanqueaban entonces las famosas colectoras.

Lo corto es que el decreto reglamentario había regulado un mecanismo que, en rigor, la ley reglamentada no reconocía -aunque tampoco vedaba-. Las críticas, por tanto, podrían haberse centrado en el exceso de la potestad reglamentaria. Es decir, un cuestionamiento al ejercicio abusivo de la presidenta al regular una materia que no estaba prevista en la ley.

Pero no. El decreto publicado este viernes critica el mecanismo de adhesión de boletas, pero no por fundamentos jurídicos, sino por valoraciones de mérito y conveniencia. Dice Cambiemos que es mejor para la sociedad votar sin colectoras y ya, ese es todo el fundamento.

El camino elegido es sinuoso. La potestad reglamentaria del Poder Ejecutivo es una certeza que no se cuestiona. Lo dudoso, en tal caso, es si el gobierno actual puede, a través de un decreto reglamentario, prohibir el uso de un mecanismo que la propia ley no prohíbe.

Cambiemos se excusa en una formalidad jurídica: la propia potestad reglamentaria. Y en parte es cierto. El Ejecutivo puede, con un decreto actual, modificar un decreto emitido en 2011. El problema es que esa reglamentación parece excesiva a todas luces, pues termina imponiendo un cambio sustancial en materia legal, algo que le compete exclusivamente al Congreso, y que ni siquiera es posible a través de un DNU.

El oficialismo dice por tanto que este decreto prohibitivo de las colectoras viene a subsanar aquel decreto creador de las colectoras de 2011. Pero lo cierto es que Cristina Kirchner no creó el mecanismo de adhesión mediante ese decreto, sino que la adhesión ya existía en los hechos pues la ley electoral no lo prohibía.

Y tal como hoy, la ley continúa sin prohibirlo. Quien lo está prohibiendo a partir de este viernes es Mauricio Macri mediante un decreto y a dos meses del cierre de inscripción de alianzas.

En definitiva, bienvenido el debate sobre las colectoras. Pero no así, con un decreto, en pleno escenario preelectoral y por conveniencia circunstancial del gobierno.

@fdalponte

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