10 abril, 2019
Elecciones en Israel: con el 72% de palestinos proscritos, ganó la derecha
El pasado martes se llevaron a cabo las elecciones en el Estado de Israel. Las autoridades locales cerraron todos los caminos que conectan Cisjordania con el territorio israelí, impidiendo que la población de Palestina no pueda ir a trabajar, estudiar o a rezar en la mezquita de Al Aqsa.

El pasado martes todos los caminos que conectan Cisjordania con el territorio israelí (y por lo tanto con el mundo) fueron cerrados debido a las elecciones que se llevaban a cabo en el Estado de Israel. Las autoridades israelíes alegaron “motivos de seguridad”, que para los palestinos representan no poder ir a trabajar, estudiar o a rezar en la mezquita de Al Aqsa, derechos que están limitados sólo a quienes tienen permiso para hacerlo en otros días del año.
La pregunta es entonces: ¿dónde votan los palestinos a las autoridades que gobiernan sus vidas? La respuesta es que los habitantes de Gaza, Cisjordania y del Este de Jerusalén no tienen derecho a votar a quienes se sentarán en las bancas del Parlamento israelí.
El total de la población bajo control israelí es de 13,1 millones de personas, de las cuales 6,5 millones son judíos israelíes y 6,6 millones son palestinos. El 100% de los judíos israelíes tienen pleno derecho a voto, mientras que sólo el 28% de los palestinos lo tienen. El restante 72%, es decir, las 4,75 millones de personas que viven en Cisjordania, Gaza y la Jerusalén Este no tienen derecho a votar a las autoridades que deciden sobre sus derechos.
Durante la campaña, los candidatos que más medían en las encuestas, Benjamín Netanyahu (Likud) y Benny Gantz (partido Azul y Blanco) se embarcaron en una competencia por quién sería más violento con el pueblo palestino y quién les quitaría más derechos. Así, los meses previos a las elecciones fueron el escenario de múltiples expresiones de racismo, islamofobia, sionismo más anti-palestino, incitación a la violencia y al genocidio.
Netanyahu prometió en su campaña anexar Cisjordania (o lo que queda de palestino en ese territorio) si ganaba las elecciones. “Un Estado palestino pondría en peligro nuestra existencia”, afirmó, no reconociendo ni siquiera las resoluciones de las Naciones Unidas respecto al derecho a la auto-determinación de ese pueblo.
Además dijo que, de ganar, fortalecería y expandiría los asentamientos ilegales israelíes en Cisjordania y declararía a la entera Jerusalén como “capital eterna” del Estado de Israel. Agregó también que el valle del río Jordán (perteneciente al área C de Cisjordania, controlada por las autoridades israelíes), pasaría oficialmente a constituir la frontera este de Israel. Por último, reforzó su posición “anti-retorno” de los refugiados palestinos de 1948.
Por su parte, Benny Gantz prometió también fortalecer los asentamientos ilegales y el control de los Altos del Golán, además de reconfirmar también al valle del Jordán como la frontera este del país, declarar a Jerusalén como la capital del Estado de Israel y reconfirmar el no reconocimiento del derecho al retorno.
El candidato del partido Azul y Blanco también considera que el pueblo palestino no tiene derecho a la auto-determinación y prometió que, de ganar, Israel se separaría de los palestinos sin retirarse del territorio ocupado, lo que –en otras palabras- significa, terminar de expulsar a todos los palestinos de su tierra.
Aunque a ojos lejanos podría parecer que nadie podría ser más duro que Netanyahu en sus políticas respecto de la Palestina ocupada, parece que el populismo de derecha en lo que a algunos les gusta llamar “la única democracia del Medio Oriente”, ha llevado a que el racismo anti-palestino se radicalice aún más, teniendo el propio “Bibi” que derechizarse debido a la alta popularidad de su contendiente.
Los resultados
Con el 97% de los votos escrutados, tanto el candidato del Likud como el del partido Azul y Blanco obtuvieron 35 bancas cada uno, en un sistema parlamentario en donde se necesita de una coalición para poder formar gobierno. De esta manera, logrará ser primer ministro quien pueda articular mejor sus promesas con las demandas de los demás partidos.Por el momento, el candidato con más chances es Benjamín Netanyahu, ya que la mayoría de los partidos de derecha han hecho público su apoyo al actual primer ministro.
Las demás bancas se distribuyen de la siguiente manera: 8 bancas para Shas, 8 para la el Judaísmo Unido de la Torah, 6 para Hadash – Ta´al, 6 para el Partido Laborista, 5 para la Derecha Unida, 5 para Yisrael Beiteinu (Israel Nuestra Casa), 4 para Kulanu, 4 para Meretz y 4 para Ra´am Balad (la Lista Árabe Unida).
La mayoría de estos partidos que deberán ser “convencidos” por alguno de los dos candidatos con más bancas no reconocen ningún derecho de los palestinos. Se trata de la Derecha Unida, el Judaísmo Unido de la Torah, Shas, Kulanu e Israel Nuestra Casa. Esto resulta en 30 legisladores o legisladoras que se han situado en posiciones anti-palestinas, de los cuales depende la posibilidad de cualquier coalición de gobierno.
Los únicos partidos que reconocen, en cierta medida, el derecho a la auto-determinación del pueblo palestino son la Lista Árabe Unida y Meretz (en este caso, con limitaciones, reconociendo que debe terminar la ocupación de 1967 pero desconociendo el derecho al retorno de los palestinos desplazados en 1948). En el caso del Partido Laborista, pregonan la “solución” de los dos Estados pero con primacía de un Estado judío y anexando más cantidad de territorio palestino.
Así las cosas, la única alternativa que le sigue quedando al pueblo palestino es la resistencia activa.
Leticia Silvestri, desde Palestina – @letisilvestri
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