2 abril, 2019
Inventar Malvinas: realidad y ficción en los escritores argentinos
Desde Notas dialogamos con escritores que han editado trabajos sobre la guerra de Malvinas. Escritores que nunca pisaron las islas, escritores ex combatientes o hijos de veteranos de guerra. La literatura aún tiene mucho para decir sobre nuestra guerra más cercana. La opinión de Carlos Gamerro, Juan Terranova, Sergio Olguín y Joaquin Sanchez Mariño.

Se cumple un nuevo aniversario de la guerra de Malvinas y las heridas siguen abiertas. A lo largo de todos estos años muchos escritores intentaron abordar esta temática conflictiva. La búsqueda podría resumirse en una pregunta: ¿Cómo se cuenta la guerra? Lo que a simple vista parece un hecho intransferible como estar en una batalla y pasar una de las experiencias más traumáticas del ser humano: enfrentarse a un otro desconocido, que en el fondo es enfrentar la muerte, y matar para no morir.
A pesar de lo que muchos creen, Jorge Luis Borges, que solía coquetear ideológicamente con los militares, declaró en 1985, en el programa de televisión español Tiempos Modernos, que la guerra de Malvinas le parecía “una decisión tomada por media docena de militares, posiblemente borrachos” y resaltó su ineptitud: “Son tan torpes que han inventado esta guerra”. Esa “invención” de la que hablaba Borges -quien dedicó al conflicto el poema “Juan López y John Ward”, en su libro Los Conjurados (1985)- continúa vigente.
“La guerra de Malvinas fue en sí una ficción escrita por la Junta Militar y el periodismo cómplice” declaró a Notas, Carlos Gamerro, autor de Las Islas (1998), una de las novelas más representativas del conflicto. Gamerro, que además es crítico y traductor, remarcó también: “Todos los días se nos escribía una ficción absolutamente crasa, diría Borges, inverosímil, que consumíamos con avidez; íbamos ganando y de un día para el otro perdimos”. Como si los argentinos hubiésemos tenido la necesidad de que nos cuenten una historia cuando la realidad era otra.
Los Pichiciegos (1983), de Rodolfo Fogwill, fue una de las novelas escritas prácticamente durante la guerra e intentó invertir esa ficción-real que vendían los diarios de la época, para hablar de los soldados que se escondían en pozos, debajo de la tierra, muertos de hambre, miedo y frío, esperando que todo terminara. Gamerro resalta el valor de Los Pichiciegos: “Lo primero que hace Fogwill es entender que a una ficción, como lo era la guerra de Malvinas, no se le contesta con los hechos, eso es tarea de los historiadores, sino con más ficción; crea una contraficción contra el Poder”. Todo un campo de atracción se fue gestando a partir de ese concepto. La pregunta aquí sería: ¿Se puede seguir escribiendo sobre Malvinas?
Según Juan Terranova, autor de Puerto Belgrano (2017), no solo se puede sino que es necesario: “La biblioteca de Malvinas es muy amplia y sigue creciendo con el tiempo”, sostuvo a Notas. Aunque entiende a las dos novelas, tanto la de Fogwill como la de Gamerro, como muy buenas aunque también resaltó que “existen otras no tan exitosas o tan reconocidas, que se siguen escribiendo ahora, como novelas de ciencia ficción, ucronías, novelas sobre la guerra ambientadas en esa época y otras en la actualidad”.
Esa ficción que se continúa también es atravesada por las experiencias de aquellos soldados que pelearon en las islas y que con el tiempo se convirtieron en escritores.
Es el caso del veterano de guerra Hugo Sánchez, que tardó 15 años en escribir Sobrevida, su primer libro de poesía. «Ya puedes decir con quién andas/pero/lamuerteconbotas/no te dirá quién eres/», reza uno de sus poemas. Terranova reflexiona: “Los marinos y los soldados tienden a narrar su experiencia en el mismo plano; el escritor trata de ponerle otros colores, pero con mucha envidia de esa experiencia no vivida. Su venganza es la prosa”.
El campo literario se amplía con el tiempo. Resulta indudable que la expansión ficcional sobre Malvinas, como un universo en viaje, cubre cada vez más espacio y le gana lugar a la materia oscura de la experiencia del horror y la muerte. ¿Cómo se planta un escritor ante un nuevo aniversario de un hecho tan traumático?
Sergio Olguín, escritor y periodista, opinó que la distancia todavía es poca. “Malvinas, sigue siendo un hecho cercano a nosotros, igual que la Dictadura Militar genocida; no son temas históricos sino hechos políticos que nos interpelan desde nuestra ideología”, declaró a Notas.
Olguín acaba de publicar 1982, una novela que abarca la guerra desde el contexto de la época, pero además recomienda otras: “Kelperland (2012) de Daniel Santacruz, y Trasfondo (2012) de Patricia Ratto; dos novelas que toman el conflicto desde lugares diferentes”. Todas permiten armar un retrato colectivo sobre lo que fue Malvinas.
El padre de Joaquín Sánchez Mariño, autor de la novela Mi Tonto Ansioso Equivocado Yo (2014), es veterano de guerra. Joaquín logró construir su novela con la mirada de un personaje joven que observa las secuelas de su progenitor en la ficción, que también es un poco el suyo en la vida real. “Las ficciones de Fogwill y Gamerro son buenas, pero aún falta escribir una novela que esté a la altura de las circunstancias”, contó a Notas.
El mundo ficcional seguirá en expansión, siempre y cuando se pueda abordar la realidad con una mirada honesta: recordar a los veteranos de guerra es un comienzo, para contar la verdadera historia.
Mariano Cervini – @marianocervini
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