1 abril, 2019
Palestina: “Lo peor viene después de las elecciones en Israel” (II)
Segunda parte del diálogo entre Notas y Manal Tamimi, referenta política del pueblo Nabi Salih, al norte de Cisjordania. Manal es la prima de Ahed, la niña que se hizo famosa por enfrentar a un soldado israelí y fue detenida en 2017. En Nabi Salih viven alrededor de 600 personas, la mayoría parte de la familia Tamimi.

Segunda parte del diálogo entre Notas y Manal Tamimi, referenta política del pueblo Nabi Salih, al norte de Cisjordania. Manal es la prima de Ahed, la niña que se hizo famosa por enfrentar a un soldado israelí y fue detenida en 2017. En Nabi Salih viven alrededor de 600 personas, la mayoría parte de la familia Tamimi. Desde 2009, cuando los colonos israelíes se adueñaron del pozo de agua comunitario que abastecía a los habitantes, se manifiestan todos los viernes en contra de la ocupación.
– ¿Vos y tus compañeros trabajan con israelíes?
– Tratamos de difundir el concepto de “resistencia no violenta”, que en la sociedad palestina e israelí es bastante nuevo. Trabajamos con activistas israelíes, los nuestros nos llaman “normalizadores” y a ellos los llaman “colaboradores” del enemigo. Pero tenemos que seguir trabajando con quienes creen en nuestros derechos y tienen los mismos ideales. Se trata de estar en contra de cualquier persona de cualquier nacionalidad o religión que trate de dañar nuestra causa. Viajamos por el mundo para difundir este concepto de no violencia y contar las violencias a mujeres, niños y leyes internacionales que se violan acá. Lo que estamos haciendo es cambiar la imagen que se suele tener de los palestinos, de “terroristas” a “luchadores por nuestra liberación”. Pero tenemos derecho a resistir.
– ¿Reciben apoyo de organizaciones de derechos humanos?
– Sí. Amnistía tiene un programa llamado “Nabi Salih Hie”; hacen actividades para difundir lo que pasa acá, como ejemplo de lo que pasa en Palestina. También trabajamos con B´tselem, una organización israelí que trabaja con palestinos en muchas localidades filmando lo que pasa. Enviamos cartas a la ONU, a parlamentarios de todo el mundo, activistas de derechos humanos, diplomáticos; los invitamos a que vengan y vean lo que pasa con sus propios ojos. Cuando lo ven, quedan shockeados, no pueden creer el abuso de poder por parte de las Fuerzas de Defensa Israelíes.
– ¿Cómo puede colaborar la comunidad internacional a la causa palestina?
– Cualquier cosa, por mínima que sea, puede contribuir al cambio. La batalla de ideas es otra forma de resistir. Cambiar mentalidades, que dejen de ver a un palestino como terrorista y lo vean como un luchador, que dejen de ver al Estado de Israel como un Estado normal y que lo vean como “la fuerza ocupante”. Cada persona cuya mentalidad cambie es una más que apoyará nuestra causa. Y al fin y al cabo las personas tienen el poder de votar y, a largo plazo, se pueden cambiar presidentes, políticas de los distintos países. Escribir, difundir, contar la verdad de lo que está pasando acá.
– ¿Creés que los partidos u organizaciones israelíes de izquierda pueden tener alguna influencia en las decisiones que se toman sobre Palestina?
– No creo. No soy la persona indicada para responder eso porque no vivo en Israel. Pero sé que la extrema derecha está controlando al gobierno. Quienes creen y trabajan en Israel por los derechos de los palestinos son minorías en el Parlamento y no tienen poder para cambiar nada. El 75% son sionistas de derecha que están presionando a Netanyahu para demoler Khan al-Ahmar, matar palestinos, bloquear nuestras rutas.
Lo peor va a venir después de las elecciones, ya que para ganar la aceptación de mucha gente están aumentando los ataques a palestinos en Jerusalén, Hebrón. La ministra de Justicia, Ayelet Shaked, orgullosamente anunció que va a cometer un genocidio. Nadie puede hacer un cambio; no hay lugar en el gobierno. Quien llega a tener un alto cargo político en Israel es un criminal.
– ¿Y [el partido de izquierda israelí] Meretz?
– Hay gente que usa a Palestina para cumplir sus propios objetivos pero en realidad no hace nada. Incluso los palestinos miembros del Parlamento están limitados por el propio sistema. Están atados al protocolo del Congreso. Lo mejor que pueden hacer es plantarse, hablar abiertamente, pero no tienen poder para cambiar nada. Y lo último que queremos es gente que sólo hable; queremos un cambio real.
– ¿Y del lado palestino? ¿La Autoridad Nacional u otros movimientos políticos?
– Yo me la paso criticando a nuestras autoridades, pero al fin y al cabo ellos también están ocupados. No tenemos economía propia; no pueden tomar decisiones. Somos un país que vive de fondos internacionales, bajo ocupación, no sólo la israelí, sino también la ocupación árabe, estadounidense, europea. Todos los que nos financian quieren condicionar nuestras acciones. Por ejemplo, cuando Mahmoud Abbas fue a la ONU por la creación del Estado palestino, Israel le cortó la plata de los impuestos, con apoyo de los árabes. Pero también los países europeos dejaron de enviar dinero. Por tres meses la Autoridad Palestina se quedó sin plata. ¿Te imaginás un país viviendo sin plata por tres meses? Nos controlan con la plata, por eso no quieren proyectos reales.
– ¿A qué te referís?
– Hay más de 5 mil ONG’s acá, muchas europeas, la USAID… ponen billones, pero desde 1992 no hubo un solo proyecto que contribuyera a la economía palestina. La mayor parte va para workshops sobre género, elecciones, libertad, igualdad, y si hacen algún proyecto, renuevan alguna calle. Si vivís un año en Ramallah vas a ver que renovaron la misma calle dos veces al año. La mayoría de los fondos son condicionales: “Te financiamos un proyecto para plantar en áreas confiscadas pero tenés que decir que estás en contra del movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS)”, por ejemplo. ¿Cómo voy a estar en contra del BDS si es el método de resistencia no violenta más importante que tenemos? No me interesan 100 árboles si tengo que decir que estoy contra el BDS. Creen que pueden comprar nuestros derechos.
– Hablan de solidaridad pero no dejan ejercer la libertad…
– Hablan de las mujeres, su libertad, empoderamiento pero en realidad no hacen nada al respecto. Por ejemplo, las beduinas. Lo último que le interesa a una mujer beduina es ser llevada a una conferencia que cuesta 50 mil euros, con hoteles, comidas, servicios. Con toda esa plata podrían ir a la comunidad donde vive, ver qué necesita, y por ejemplo comprarle cinco cabras; con eso va a poder hacer leche, quesos y vender. U otros emprendimientos: cocina, bordados, para que tenga su propio ingreso, independencia económica.
Recién ahí vamos a poder hablar de otros temas, de las decisiones que pueda tomar o no. Porque si una mujer no tiene independencia económica, ¿para qué le sirven lo workshops si no puede tomar decisiones por su cuenta, si le tiene que pedir plata a su padre o marido para ir a ese workshop? Después de dos años de un proyecto económico, van a ser más fuertes para poder venir a hablar de género, elecciones, sus derechos. Quizás tienen miedo de que tengamos nuestra propia economía, porque ya no nos podrían dar órdenes. Cuando estás en un movimiento de resistencia por la libertad, las condiciones no deberían ser sobre tu propia libertad.
– ¿Cuánto creés que contribuye el BDS?
– Es una de las herramientas de resistencia no violenta más importantes y la más eficiente. Su poder y su fuerza se hicieron evidentes cuando Israel decidió invertir millones en su contra. Dentro de cada embajada israelí hay alguien trabajando contra el BDS. Es muy fuerte en algunos países afuera de Palestina pero adentro es débil, porque también dependemos de la ocupación; la mayoría de las cosas que compramos no tienen reemplazo en la industria local; si quiero comprar un medicamento, tengo que comprar uno hecho en Israel porque probablemente no tengamos uno hecho acá.
En otros países podés elegir productos de distinto origen, pero acá no. Además, por ejemplo, Coca Cola es una marca que el BDS llama a boicotear, pero acá en Jericó hay 2 mil palestinos que trabajan en la planta. Si la boicoteás, los vas a dejar sin trabajo, y acá no es fácil encontrar trabajo. Muchas veces también pasa que si un producto israelí es más barato, con los bajos salarios que se cobran la gente igual lo elige. Pero afuera de Palestina el BDS es mucho más fácil de llevar a cabo.
– ¿Cómo te imaginás a Palestina en 10 años?
– En 10 años espero que estemos disfrutando de una Palestina libre. En 10 años el mundo va a vivir en paz, amor, igualdad, justicia y democracia. No sólo Palestina, sino el mundo entero que está lleno de injusticias. Todos vamos a tener los mismos derechos; podremos ir a rezar a Al Aqsa, ir al mar que está a sólo 20 minutos. Pero estas cosas quedan en esperanzas si no resistimos y trabajamos juntos, palestinos, israelíes, internacionales, para tener paz.
Leticia Silvestri, desde Palestina – @LetiSilvestri
Foto de portada: Ruth Marigot
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