Educación y Ciencia

18 marzo, 2019

El terraplanismo y los límites de la difusión

A principios de marzo se desarrolló un encuentro de la Sociedad de la Tierra Plana, cuyos convocantes rechazan la idea de que nuestro planeta tiene forma de esfera. Si bien existe desde hace muchas décadas, en Argentina el movimiento cobró popularidad a partir de las redes sociales. ¿Cuáles son los peligros de abonar a la divulgación de estas y otras teorías ya refutadas?

A principios de marzo se desarrolló un encuentro de la Sociedad de la Tierra Plana, cuyos convocantes rechazan la idea de que nuestro planeta tiene forma de esfera. Si bien la denominada Flat Earth Society existe desde hace muchas décadas, en Argentina, el movimiento cobró popularidad a partir de las redes sociales y llegó a los medios de comunicación hegemónicos, grandes responsables de su difusión. ¿Cuáles son los peligros de abonar a la divulgación de estas y otras teorías ya refutadas?

Los pasados 2 y 3 de marzo se celebró, en la ciudad de Colón, el Primer Encuentro Internacional de “Tierra Plana”, organizado por distintos organismos del país que adhieren a esta sociedad surgida en 1956, y que va en contra de la astronomía y la ciencia “tradicional” y su idea de que nuestro planeta tiene forma de esfera.

Unas ochenta personas se reunieron en la ciudad bonaerense que se encuentra a 300 km de la capital, para hacer un asado y fomentar la camaradería terraplanista, y luego para hablar en distintos paneles sobre una variedad de temas, como las vacunas, la geoingeniería, la autosustentación y por supuesto, el terraplanismo.

La curiosidad mató al gato

Mientras en el pasado el alcance del terraplanismo se limitaba a discusiones en foros de internet y diversos videos de índole conspiranoica, en los últimos años ha trascendido estos límites hasta alcanzar gran relevancia en los medios de comunicación hegemónicos. Una gran cantidad de informes en noticieros han tratado de dar una respuesta a por qué tantas personas aseguran que todo lo que creemos saber sobre nuestro planeta es una elaborada mentira.

Algunos de estos informes, sin embargo, encaran el terraplanismo como una curiosidad, llegando incluso a la condescendecia y la burla hacia los principales referentes del movimiento, quienes en todas las entrevistas que otorgan ofrecen un discurso bien pulido y coherente -dentro de su lógica-, en ocasiones sentándolos junto a astrónomos para crear un debate que tiene más de show televisivo que de divulgación científica.

A raíz de este renovado interés por el terraplanismo, Netflix aprovechó para subir a su plataforma el documental Behind the curve, que en América Latina se puede encontrar con el extraño nombre de Tan plana como un encefalograma. En este documental se puede ver desde cerca la realidad de los teóricos terraplanistas más célebres de Estados Unidos y cómo son sus vidas cotidianas al tener que lidiar con una sociedad que los trata de locos por ir a contramano de las creencias que el sistema educativo y científico impone.

Si bien no es una pieza cinematográfica de gran calidad y por momentos es bastante monótono, Behind the curve plantea algunas cuestiones interesantes de cara a entender este fenómeno. Uno de los factores más importantes en el crecimiento del terraplanismo es el sentimiento de comunidad que otorga a sus participantes. Muchas de las personas que prestan su imagen en el documental no tienen tapujos en admitir que han perdido amistades y contacto con familiares por su creencia, y que la Sociedad de la Tierra Plana les ha ofrecido un refugio espiritual en el cual pueden relacionarse con gente que los entiende.

Pero por supuesto, en el terraplanismo también hay internas, ya que pese a lo positivo de su naturaleza comunitaria el movimiento, es en gran parte, una teoría conspirativa más. Como tal, la paranoia de muchos de sus integrantes más importantes llega a extremos de acusar a colegas terraplanistas de ser en realidad espías de la NASA o la CIA.

El peligro de abonar al auge de otras teorías

Por otro lado, tampoco es casualidad que la gran mayoría de los que piensan que el planeta Tierra es una superficie plana también abogan por otras teorías de este estilo. Esta desconfianza natural por lo que se nos ha enseñado desde muy temprana edad los lleva a pensar que todo es un gran plan de los gobiernos del mundo y las corporaciones para cegar a la población y no permitirles ver La Gran Verdad.

A fin de cuentas, el terraplanismo no es una idea tan nociva si tenemos en cuenta que han sido en repetidas ocasiones desacreditado con diversos experimentos que demuestran lo que ya sabemos desde la Edad Media. Lo realmente peligroso es que, al naturalizar este tipo de teorías se corre el riesgo de hacerlo con otras que sí son dañinas para la sociedad, como los denominados “antivacunas” que pregonan la idea de que las vacunas provocan autismo y por esa razón no le brindan este derecho cívico y médico a sus hijos, provocando -entre otras cosas- el brote de enfermedades previamente erradicadas.

Por su parte, los medios de comunicación tienen su cuota de responsabilidad en la divulgación de la teoría terraplanista. Mientras que en países como Estados Unidos la Flat Earth Society ya tiene miles de adeptos y una comunidad sólidamente conformada, en Argentina la sociedad está dando sus primeros pasos en miras a formar un grupo que se vincule más personalmente y menos vía redes sociales.

Por esta razón, al otro día del encuentro celebrado en Colón, el noticiero Telenoche invitó a Leonardo Pelliza, presidente de la Asociación Argentina de Astrónomos para hablar del tema. Cuando uno de los periodistas de Canal 13 le preguntó si se imaginaba que en el 2019 iban a invitarlo para que hablara sobre la posibilidad de que la Tierra no fuese esférica, respondió que no, y que pensaba que lo invitarían para discutir por qué la ciencia tiene menos presupuesto, respuesta que incomodó visiblemente al entrevistador.

Este poder que los medios de comunicación tienen para instalar un tema en la cotidianeidad social y provocar que se hable de él debería utilizarse -en un mundo ideal- para divulgar información más provechosa que sea capaz de cultivar a la población. Existe la posibilidad de que el terraplanismo, un movimiento gestado con el fin de “quitarle las vendas a la sociedad”, esté siendo utilizado para su efecto contrario: tapar el proceso de ajuste y los recortes en la ciencia y la tecnología. Pero al parecer, pensar eso para algunos sería caer en una paranoia innecesaria.

Guido Rusconi – @KamaronBombay

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas