Cultura

18 febrero, 2019

Buena Vibra, un festival diferente

El sábado pasado miles de jóvenes se acercaron a las inmediaciones del estadio Malvinas Argentinas para la primera edición del año del Festival Buena Vibra, donde el público pudo disfrutar de un conjunto de artistas que aparecen como las grandes atracciones del line up.

El sábado pasado miles de jóvenes se acercaron a las inmediaciones del estadio Malvinas Argentinas para la primera edición del año del Festival Buena Vibra, que se movió de su habitual locación en Ciudad Cultural Konex, donde se realizó en ocho ocasiones. Bajo un agobiante calor, el público pudo disfrutar de un conjunto de bandas y artistas locales que dominaron la escena indie durante el 2018 y que aparecían como las grandes atracciones del line up.

Al ser esta vez en un lugar capaz de albergar a una cantidad de público mucho mayor, el Buena Vibra dispuso de dos escenarios (uno al aire libre y uno cerrado) que llevaban los nombres de sus principales organizadores. Por un lado se encontraba el escenario Futurock, radio online creada e impulsada por gente joven que acostumbra a difundir y promocionar el arte emergente de este país, mientras que por otra parte estaba el escenario IndieHoy, nombre de la principal revista digital en la actualidad que trata en gran parte sobre la música independiente. Esta variedad hizo que los y las asistentes tuvieran un abanico más grande de músicos para disfrutar y elegir según sus gustos.

La tarde del sábado comenzó con la presentación de la dupla popera de Ainda Dúo y la de los cordobeses Valdés en sus respectivos escenarios. Las Ainda Dúo inauguraron lo que sería una fuerte presencia femenina durante toda la jornada, respondiendo indirectamente a las desafortunadas declaraciones de José Palazzo, organizador del Cosquín Rock, quien la semana pasada dijo que no había tantas artistas mujeres que tuvieran el talento suficiente para participar del ya clásico festival que tiene lugar en la provincia de Córdoba. Otras, como Marilina Bertoldi, fueron mucho más explícitas en su repudio al productor musical y su falta de voluntad de apoyar el cupo femenino en los shows.

Uno de los puntos altos fue la presentación del cuarteto Banzai FC, banda que combina jazz, rap y funk y que además invitó a subir al escenario a uno de los artistas jóvenes del momento, el rapero Wos, quien acostumbra a dar contenido a sus rimas con cuestiones referidas a la realidad política y social argentina, y que esta vez no fue la excepción. El freestyler rapeó, entre otras cosas, sobre la represión policial sucedida en la estación Constitución el pasado viernes 15, demostrando una vez más por qué es el campeón internacional de la competencia Red Bull.

Ya acercándose al cierre del festival, los mendocinos de Usted Señálemelo se destacaron con su experimentación sonora y también hicieron cantar a miles de jóvenes su éxito “Agua marfil”, para luego dar lugar al estilo más desestructurado y socarrón de El Kuelgue, la banda liderada por el humorista Julián Kartún. Louta hizo bailar a propios y extraños con su pop libre de prejuicios y abocado al sonido electrónico que tan en boga está en la actualidad. Quienes se encargaron de cerrar una noche repleta de música y alegría fueron, en ambos escenarios, Los Espíritus y Sara Hebe en compañía de Ramiro Jota; dos opciones bien distintas que pusieron punto final a la primera versión del 2019 de este festival que sigue creciendo.

Por supuesto, la música no fue lo único que atrajo a la numerosa audiencia al evento. En las inmediaciones del estadio se encontraba todo lo que atrae al público millennial: food trucks, patios cerveceros, salones de juegos y stands para la venta del típico merchandising que había en todo festival. La Expo Buena Vibra también tuvo su espacio, donde varios artistas pintaron e imprimieron con serigrafía en vivo. Demás está decir que el evento tiene un target demográfico que oscila en gran parte entre los 18 y los 35 años y que como tal, tuvo gran repercusión en las redes sociales de mayor preponderancia, como Twitter e Instagram, donde fue uno de los tópicos más tratados durante el fin de semana.

El surgimiento de esta clase de eventos organizados por y para jóvenes es prueba suficiente de que los tiempos están cambiando y que hay una idea de la música que está muriendo, aquella que la homologa exclusivamente al rock y no da lugar a otros géneros y estilos que buscan profundizar sus propuestas. Los dichos de José Palazzo son un clavo más en el féretro del rock nacional más vetusto y decadente, ese que está plagado de denuncias de acoso y abuso sexual y que aún pregona el ya anticuado mantra de “que sea rock”. En una era en la que la protesta social viene en forma de rap, de jazz, de pop y de cumbia, y en la que ya no se duda en incluir a la música como una institución a menudo desigual, el hecho de que algunos viejos vinagres subestimen y miren con desaprobación a estos nuevos festivales emergentes es sin dudas una buena señal.

Guido Rusconi – @KamaronBombay

Foto: Futurock

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