12 febrero, 2019
Feminismos 2019
Por Diana Broggi. Amamos organizar al movimiento. El deseo y la potencia feminista se expresa cada vez más en organización y fuerza colectiva. Las masivas asambleas hacia el 8M y las reuniones preparatorias del Encuentro en La Plata.

Por Diana Broggi*. Amamos organizar al movimiento. El deseo y la potencia feminista se expresa cada vez más en organización y fuerza colectiva. Masivas asambleas hacia el 8 de marzo y reuniones preparatorias del Encuentro en La Plata.
Nuestros cuerpos, sin fronteras
El deseo no se organiza, se realiza. Y en esa realización hay un cauce, que es el de la organización como política de masas. Nos convoca el acto de organizarse en el movimiento siendo parte y protagonistas.
En estos días quedó demostrado que las feministas seguimos poniéndole el cuerpo a la organización del movimiento más grande y dinámico de la Argentina, al que todo el mundo está mirando. Reunidas con el calor de febrero, las primeras asambleas para organizar las acciones hacia el 8 de marzo se extendieron tanto a lo largo de la Argentina como a otros países del mundo. Esa fuerza internacional se respira en el plano organizativo y en la subjetividad que produce: saber que las acciones realizadas no tienen fronteras genera una multiplicación de hecho, una conciencia ampliada de esa fuerza sin cálculos posibles. El crecimiento de dichos procesos organizativos es, sin dudas, una conquista a partir de hitos históricos, como la lucha por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito en 2018.
A su vez, poner el cuerpo también es foguearlo al calor de los debates y la efervescencia feminista, es el cruce generacional, las diferencias políticas y las tensiones sostenidas. Este año llegamos a cada uno de los espacios asamblearios con una serie de debates que se expresan de distintas maneras: desde la heterogeneidad de los conflictos y posiciones hasta las disputas identitarias y de poder. Sin embargo, hay algo que nos une de manera unívoca y es la situación estructural que vivimos. La violencia machista fue recrudeciendo sus ataques expresados en los femicidios, los travesticidios, el odio y la persecución hacia las disidencias sexuales y las muertes por la clandestinidad del aborto. Todo esto se da en un contexto de ajuste y política represiva por parte del gobierno de Cambiemos, encabezado Mauricio Macri, que todos los días incrementa la feminización de la pobreza.
En ese marco es que un número incalculable llega desde distintos lugares a poner el cuerpo en estas instancias de elaboración política con otras, un nosotras que se teje entre las organizaciones sociales y los espacios colectivos de hecho. Un nosotras que teje empáticamente y en sororidad, porque ninguna se sabe “sola” o “suelta”. Así, en nuestras luchas nadie sobra, el lugar está para ocuparlo todo sin ningún tipo de fronteras.
Política Habitada
Sabemos que la masividad no garantiza el carácter popular del feminismo. Por eso, cuando leemos el movimiento, podemos comprender los inmensos desafíos para que esa fuerza se traduzca en conquistas simbólicas y materiales, conquistas que puedan torcer el brazo a las políticas neoliberales en un contexto regional muy difícil, de avance imperialista, de ofensiva de los fundamentalismos religiosos, de resistencia y necesidad imprescindible de unidad.
En ese sentido, las agendas se construyen y las reivindicaciones son nuestra herramienta en la expresión de proyectos políticos integrales. Muchas están a la vista: que el aborto sea legal, seguro y gratuito, que la educación sexual integral con perspectiva feminista se implemente en todos los ámbitos educativos, que los gobiernos destinen presupuesto y políticas públicas efectivas contra las violencias machistas, así como la implementación del cupo laboral trans, entre otros. Otras, son reivindicaciones plasmadas de hecho en los territorios mediante las organizaciones sociales con prácticas desde el feminismo popular, demandas que es necesario colocar en las agendas de lucha con más fuerza: Como el reconocimiento de todo el trabajo reproductivo -trabajo no pago-, las tareas de cuidado, y demás trabajos territoriales comunitarios que se llevan adelante sin o con escasos recursos del Estado, como es el caso de las promotoras territoriales o casas violetas.
Hacia este 8M, todas nos sabemos trabajadoras, más allá de nuestras condiciones con empleos formales o informales, dentro o fuera de casa. Nuevamente se vuelve clave la necesidad de construir el paro como medida de fuerza desde las centrales sindicales, así como también pensar otras formas posibles de expresión en la huelga, para aquellas mujeres y disidencias que no tienen la posibilidad de parar, porque su situación económica y social realmente no se los permite. En la política habitada de esta forma, los pisos son importantes y la transversalidad de las demandas abrazan a una gran mayoría organizada y no organizada. Las exigencias al Estado, nuestras reivindicaciones y propuestas, cobran un carácter imprescindible y las veremos materializadas en la lucha en las calles, así como en los roles políticos de nuestras apuestas electorales.
Política de Encuentro: se organiza la masividad en La Plata
La edición N°34 de los, hasta ahora, denominados encuentros nacionales de mujeres, se prepara con una convocatoria masiva. El pasado sábado 9 de febrero, alrededor de 500 mujeres, lesbianas, bisexuales, trans, travestis nos organizamos en comisiones de trabajo para empezar a construir uno de los encuentros más grandes de la historia.
Construir la dimensión numérica de lo que será en términos de participación, lleva a comenzar a imaginar a cientos de miles de nosotras copando la ciudad de las diagonales. Luego del piso construido en las históricas jornadas del 13 J y el 8 A con millones de personas en las calles, las dimensiones de toda convocatoria feminista tiene que pensarse desde la política de masas, plural y heterogénea.
Sin dudas el alcance y sostenimiento en décadas de este evento, (es EL encuentro) que se construirá durante todo el año, tiene que ver con el método de construcción del mismo, profundamente democrático y como una clave a defender. Desde la elaboración de consensos y la puesta por delante del trabajo en equipos o comisiones (logística, finanzas, comunicación, seguridad, contenidos, alojamiento) que implica llevar adelante hechos políticos de esa magnitud, orientando las decisiones en base a las lecturas sobre lo que se necesita en clave de mayorías, pero sin tener que votar para saberlo. La forma en la que se ha organizado todos estos años la Campaña Nacional por el derecho al aborto, es escuela de eso también.
Aprendiendo a leer y a construir el poder de otra forma, ampliando las voces, respetando los recorridos y la diversidad, sin romanticismos metodológicos ni imposiciones de ningún sector en particular. Así se expresa el movimiento, construyendo el poder real desde abajo y desbordando las estructuras. Mediante la transversalidad innegable, que hace que los feminismos puedan llegar hoy a todos los ámbitos de la vida.
Si bien está claro que en la masividad incluso conviven distintos objetivos en una misma apuesta, no podemos desconocer que se tratara de un encuentro, esta edición platense, en un año electoral en la capital de la provincia más grande del país, gobernada por Vidal, una de las mujeres con mayor legitimidad dentro del proyecto político de cambiemos. Así como también se trata de un encuentro a realizarse en una de las ciudades donde las reacciones de los fundamentalismos religiosos han sido contundentes y la ciudad ha sido escenario de muchas acciones de los grupos antiderechos, como la irrupción en una escuela pública, así como el propio peso de la iglesia católica en la región, con un rol abiertamente contrario a muchas de las demandas del movimiento de mujeres y feminista.
Estos y otros elementos de la realidad ya empiezan a confluir, se abren preguntas y debates, se intercambian propuestas y objetivos. Todo el año trabajaremos para que este encuentro sea masivo y contundente políticamente, a la altura del movimiento de mujeres y feminista.
Historia si, ahora y el futuro también
El debate candente es sin dudas el de la denominación de los encuentros, si se cambia ahora o no el nombre llevado por estos 33 años: Encuentro Nacional de Mujeres por el de Encuentro Plurinacional de mujeres, lesbianas, trans y travestis.
Se trata de una tensión sana que es preciso ubicar alrededor de donde está la carga histórica. En estas más de tres décadas de encuentros, hubo transformaciones que respondieron a las necesidades y maduración del movimiento, un ejemplo es la existencia de los talleres de estrategias para el aborto legal, que no siempre existieron y antes de ello la dinámica de los espacios donde se daban las discusiones no permitía el avance.
Es importante rescatar la historia, los procesos y poder ver con esa mirada la realidad de una Argentina en la cual los feminismos son disidentes, y en ese sentido nombrar a las identidades es dar cuenta de composición real del movimiento. Con respecto a lo plurinacional, el antecedente de Trelew marcó un antes y un después, en la visibilidad de esa demanda y fue tomada por una gran mayoría del activismo feminista.
Entender que el encuentro es soberano, implica debatir los mecanismos, donde y como se toman definiciones tan importantes como la del cambio de nombre. Si bien hay un rol clave de las comisiones organizadoras de cada encuentro, está claro que la decisión y el hecho político del cambio de nombre luego de 33 años tiene que ser lo más amplia y democrática posible.
Saldar el debate, evitar la polarización que no es expresión de la realidad, entre los fantasmas de una política conservadora, que pretende que nada cambie de los ENM , o el cambio de hecho sin el reconocimiento de una historia que nos trajo hasta acá. La fuerza del movimiento, y el deseo de organizarnos, organizando este 8 M, el Encuentro, y muchos hitos políticos más, nos encontrará creciendo y madurando procesos, en clave histórica para habitar la política de hoy y construir futuro.
@DianaBroggi1
* Directora de Políticas Feministas de la Universidad Nacional de La Plata y referente nacional de Mala Junta
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