América Latina

24 enero, 2019

Bolivia 2019: desafíos hacia las presidenciales de octubre (I)

El próximo 27 de octubre, a la par de Argentina y Uruguay, la Bolivia de Evo Morales tendrá elecciones presidenciales. El oficialismo aún no tiene asegurada la continuidad del gobierno, lo que genera una gran incertidumbre para el futuro del continente.

El próximo 27 de octubre todas las miradas del continente apuntarán al sur, ya que Bolivia, Argentina y Uruguay celebrarán sus elecciones presidenciales. Muy probablemente, en los tres países se enfrentarán dos proyectos opuestos de gobierno. El de quienes buscan restaurar el dominio neoliberal en la región, y el de aquellos gobiernos que, con sus matices, intentaron construir proyectos pos-neoliberales o progresistas.

Como en otros países del continente, el Gobierno de Evo Morales llega a la presidencia con el impulso de las grandes movilizaciones sociales desplegadas entre 2003 y 2005, que llevaron a la renuncia a los presidentes neoliberales Sánchez de Lozada (2003) y Carlos Mesa (2005). Aquellos años de lucha callejera en los que los movimientos sociales fueron protagonistas, dieron fuerza a una serie de reclamos históricos de los sectores más humildes de Bolivia que el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) supo interpretar y convertir en política de estado.

En sus trece años de gobierno, el Presidente Evo Morales se ocupó de nacionalizar los recursos estratégicos del país (entre ellos el gas), reducir fuertemente los índices de pobreza, darle dignidad a los indígenas oprimidos durante siglos por el poder colonial, incluir políticamente a vastos sectores humildes que habían sido excluidos por las administraciones coloniales y neoliberales, desarrollar el crecimiento económico y la industrialización del país y modificar la Constitución dando vida al Estado Plurinacional de Bolivia.

Bolivia en números

Más de una vez, el vicepresidente Álvaro García Linera repite que uno de los más grandes desafíos de los gobiernos populares del continente es el económico. Si se quieren sostener y profundizar los procesos de cambio, la economía debe ser un eje central que demuestre que los gobiernos populares generan más crecimiento y mejores condiciones de vida para los pueblos que los gobiernos neoliberales. Veamos qué pasó con la economía boliviana en estos trece años.

– Se nacionalizaron los principales recursos estratégicos del país, principalmente el gas, pero también el estaño, el petróleo, las telecomunicaciones y la electricidad.

– El salario mínimo pasó de 440 bolivianos en 2005 a 2060bs en 2018, casi quintuplicándose.

– La inflación se redujo de 4,95% en 2005 a 2,71% en 2017. Si la eficacia de un gobierno se mide a través del manejo de la inflación, Macri debería reconocer su absoluto fracaso y el gran logro del presidente Evo Morales.

– La deuda pública se redujo de 51,7% en 2005 a 24,9% en 2017.

– La pobreza bajó del 59,9% de la población en 2005 al 36,4% en el año 2017. La cifra actual puede parecer alta desde la Argentina (aunque el gobierno de Mauricio Macri la esté acercando a esos números), pero debe considerarse la historia de cada país y los niveles de pobreza que dejaron los gobiernos neoliberales. En porcentaje, Bolivia es el país de la región que más ha reducido la pobreza durante los últimos quince años.

– Por tres años consecutivos, el país andino tuvo la tasa de desempleo más baja de la región. En el año 2005 la cifra era de 8,1% bajando en 2017 al 4,48%.

– Acceso al agua: entre el 2005 y el 2018 casi se triplicó la inversión ejecutada en obras de agua y saneamiento, acercando agua potable a zonas donde nunca había llegado.

– Entre el 2005 y el 2016, la desnutrición infantil se redujo a la mitad, de 32,3% a 16%. Por su parte, la mortalidad infantil se redujo en un 56% entre 2005 y 2016.

– Inversión en carreteras: de 1056 millones en 2005 a 6593 millones en el 2017. Las construcciones pueden verse por toda Bolivia. Cantidad de caminos y rutas de tierra han sido pavimentadas y se han construido importantes autopistas doble vía conectando a las principales ciudades del país. A esto habría que agregarle la construcción en los últimos años de los teleféricos que unen a La Paz con El Alto, un transporte cómodo y rápido que, a través de 22,48km, facilita la movilidad en la zona de mayor concentración poblacional del país.

– Presupuesto en salud: se incrementó fuertemente, de 2773 millones en 2005 a 18304 millones en 2017. A esto se suma el nuevo plan lanzado por el gobierno para implementarse este año. El Sistema Único de Salud busca brindar atención gratuita a aquel 51% de la población que al día de hoy no cuenta con ningún tipo de seguro de salud.

– Inversión en educación: el porcentaje del PBI destinado a educación pasó de 4% en 2005 a 9% en 2018.

– La tasa de analfabetismo en personas mayores de quince años se redujo de 13,3% en 2001 a 2,5% en 2017.

– En 1995, el 9% de las tierras pertenecían a mujeres. Hacia el 2018, el número ascendió a 45%.

– Durante el 2017, el Legislativo contó con un 49% de participación de mujeres, dando un paso importante hacia la igualdad de género en las instancias gobierno.

– Bolivia ha tenido el record económico de crecimiento en la región durante los últimos seis años. En el 2018 el PBI creció 4,82%, muy por encima del promedio regional del 1,87%.

La batalla del 2019

Los números económicos del proceso de cambio son contundentes. Bolivia ha salido de la dependencia y el atraso y ha comenzado un proceso de crecimiento y distribución de la riqueza en favor de las grandes mayorías.

Durante tres mandatos consecutivos, el gobierno del MAS ha cumplido las expectativas y los reclamos de aquel pueblo movilizado que le puso un freno al neoliberalismo a través de la movilización popular. Sin embargo, la elección presidencial del 2019 se presenta como la batalla más difícil en términos electorales que deberá enfrentar el MAS. La derecha, que no ha hecho pie durante todos estos años en los que el partido gobernante mantuvo la iniciativa política, ahora ha logrado presentarse de forma competitiva de cara a las elecciones de octubre y tiene posibilidades de triunfo.

Nada está dicho a nueve meses de las elecciones, pero es bueno intentar comprender por qué contando Bolivia con los mayores índices de crecimiento económico de la región, el oficialismo no tiene asegurada la continuidad del proceso, lo que se transforma en una incertidumbre trascendental para el futuro de Bolivia y el continente.

Manuel Diaz, desde La Paz,  Bolivia – @GringoManu

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