9 enero, 2019
La Primavera: por la suba de precios, Héctor y Micaela cerraron su panadería después de 63 años
La panadería La Primavera, ubicada en calle 64 entre 16 y 17 de la ciudad de La Plata es uno entre tantos casos de comercios que bajan sus persianas por los tarifazos y los costos de producción.

La crisis económica que afecta el país aumenta progresivamente el número de locales inactivos en la ciudad de La Plata. El incremento del valor de la materia prima, los servicios, el bajo poder adquisitivo y la consecuente caída del consumo atentan contra los comercios, los que no ven otra alternativa que cerrar sus puertas. La panadería La Primavera, ubicada en calle 64 entre 16 y 17 de la ciudad de La Plata es uno entre tantos casos de comercios que bajan sus persianas por los tarifazos y los costos de producción.
“Queridos clientes, vecinos, familias, con dolor les comunicamos que esta casa después de 63 años a partir del 18 de enero de 2019 cerrará sus puertas definitivamente debido a la ya conocida situación económica del país. Gracias por su incondicional compañía. Hasta siempre, panadería La Primavera”, anuncia un cartel pegado en el frente del local. Quienes son clientes de toda la vida, ante la lamentable noticia, no salen del asombro cada vez que pasan y ven el local, el cual hace décadas se convirtió en parte del barrio.
Héctor y Micaela son los dueños de la panadería. El negocio es una empresa familiar que el padre de Héctor inició en la década del ´50, y que él junto a su esposa continuaron como legado, cuando su padre falleció en el año 1976. Junto a ellos trabajan cuatro empleados, quienes a partir del 18 de enero quedarán sin trabajo por la crisis.
Desde que asumió Mauricio Macri los índices económicos encienden las alarmas: 2000% en la suba del gas y 2600% de aumento en las tarifas de luz. Otros datos que preocupan enormemente a los dueños de “La Primavera” es el precio de la harina, que subió excesivamente producto de la supresión de las retenciones al trigo y la devaluación del peso.

En diálogo con Notas, Micaela, que trabaja hace 45 años junto a su marido en la panadería, señaló: “Todo aumentó, es de público conocimiento. Harina, manteca, grasa, azúcar, luz, gas, y agua”. A nueve días de cerrar, el negocio aún mantiene el ritmo de trabajo. Los mostradores están completos de facturas y medialunas, y en las vidrieras se exhiben infinidad de cosas dulces. “El problema es que de todo lo que fabricamos hay poca demanda, la gente no tiene poder adquisitivo, por ende lo que nos queda a nosotros es pérdida. Nunca tiramos mercadería, lo regalamos a comedores o a gente que pasa a pedir, pero la materia prima no se recupera”, agregó.
Según un relevamiento de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) el número de locales comerciales sin actividad aumentó considerablemente durante el último bimestre del 2018, tanto en las principales áreas de la ciudad de Buenos Aires como en la ciudad de La Plata. En noviembre y diciembre del 2017, según datos recolectados por la Federación de Mayoristas y Proveedores del Estado de la Provincia de Buenos Aires (FEMAPE), existían 43 locales inactivos frente a los 60 del mismo bimestre del año pasado, presentando una suba del 40%.
No quedan dudas del desastre económico del gobierno actual que, en vez de alentar a la producción para aumentar las ventas, pone palos en la rueda a las PyMEs y a las empresas que vienen funcionando desde hace décadas, soportando embates de todo tipo, como lo fueron la hiperinflación y la posterior crisis económica del 2001. Desde 1956, La Primavera ha sabido resistir con infinidad de estrategias de venta a las dificultades económicas que se le han presentado. Hoy, expresan sus dueños, se vuelve insostenible pagar las tarifas y mantener el negocio. Los mensajes de aliento de quienes asisten cotidianamente al negocio no tardaron en llegar.
Algo que se pierde como consecuencia del cierre de la panadería es la identidad del barrio, dado que es un lugar de encuentro de vecinos, vecinas y familias que confluyen diariamente en el negocio. En el barrio no existen comercios con tanto tiempo de antigüedad como La Primavera, es por eso que los clientes que asisten diariamente sienten una gran tristeza, comprenden la situación y apoyan a sus dueños. “Acá nos dicen que la panadería es el alma del barrio, pero llegó un momento que nosotros nos cansamos, acá es todo sacrificio, todo a pulmón, prácticamente todo es artesanal, todo se fabrica”, mencionó Micaela.
El plan económico del gobierno de Mauricio Macri no parece encontrar límites y viene demostrando una falta de sensibilidad nunca antes vista hacia los sectores que intentan salir adelante a través de emprendimientos o de pequeñas y medianas empresas. Ante la baja desmesurada de los salarios con respecto a los precios, y la creciente disminución de las ventas no queda otra salida posible para los comercios que cerrar sus puertas. En este sentido, lo preocupante es la cifra de desempleados que se produce por el cierre de comercios, y que se agrega mes a mes a una interminable lista.
“Siento tristeza, nostalgia, recuerdos, se me viene todo a la mente. Anoche mi mente divagaba por todos los años que pasaron. Acá pasó nuestra vida, la panadería es nuestra vida”, lamentó Micaela. Sesenta y tres años de esfuerzo y de servicio al barrio han encontrado su fin por la crisis que afecta al país. La Primavera es una víctima más del síndrome de las persianas bajas. Desde mediados de enero, el barrio no contará más con su histórica panadería. Quienes solían comprar pan, facturas u otros productos se tendrán que acostumbrar a ver sus puertas cerradas, síntoma que se vuelve habitual en estos tiempos.
Tomás Ferrando, desde La Plata.
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